Chapter 5

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Jacaerys y Aegon tenían sus trajes de montar y rostros con rastros de tierra mientras se encontraban sentados frente sus padres, los cuales tenían una seria y penetrante mirada sobre ellos. A pesar de esto, el platinado tan solo podía prestar una completa atención a sus uñas, las cuales estaban pintadas de un bonito color azul, ignorando la expresión de arrepentimiento qué Jace tenía a su lado.

— ¡Es la hora del búho, Jacaerys Velaryon! — seguía gritando enfadada la Reina. — ¡Nunca cómo madre te enseñé estos tipos de rebeldías!

— Lo sé, madre. — jugaba nervioso con sus manos, manteniendole la mirada a su madre lo más qué podía. — Te pido disculpas.

— ¡No son suficientes! — Alicent miraba a su hijo tratando de mantener la calma mientras Rhaenyra tironeaba levemente la oreja del suyo. — ¡Sabes cuantos dragones salvajes y sin domar hay por todos lados! ¡¿Y sí alguno los atacaba?!

— Sunfyre es uno de los dragones más grandes de Westeros, hermana. — Aegon habló sin preocuparse por disimular su tono despreocupado. — No nos hubiera pasado nada.

— Aegon. — habló Viserys con voz cansada. — El tener un dragón grande no te garantiza nada.

— Claro. — asintió de acuerdo, levantando la mirada de sus uñas mientras se recargaba en su silla acolchada. — Ustedes seguro estuvieron muy preocupados, no es así? No durmieron, me imagino.

— Todos estuvimos pendientes de ustedes, sobrino. — remarcó Daemon con voz tensa. —

— Qué conmovedor. — una sonrisa burlona se formó en sus labios, inclinándose hacia delante. — Estamos bien, dejen el dramatismo.

— Aegon. — el Velaryon tomó aire profundamente, decidido a no intervenir. —

— ¡No te atrevas a llamarnos dramáticos! — la voz de Alicent se hizo escuchar por primera vez. — ¿Donde mierda fueron?

— Lo llevé a un prostíbulo, compramos a dos putas vírgenes y egendramos bastardos en ellas. — los cuatro adultos lo miraron escandalizados mientras Jacaerys buscaba hacerse uno con su silla. — Luego nos drogamos y participamos en una orgia.

La palma de Alicent dio de lleno en la mejilla del príncipe, el cuál volteó su rostro ante el impacto sin embargo volvió a ver a su progenitora cuando la misma gritó frente su rostro.

— ¡¿Te crees muy chistoso?! — Jacaerys tomó por el codo de la manera más suave posible a la Hightower, pues la misma torineaba del cabello de Aegon hacia un costado con fuerza. — Eres tan solo un vil fornicador.

— Sinceramente me pareció ingenioso. — contestó con voz dificultosa, logrando enfadar más a la anterior Reina. —

— Ya no puedo más contigo. — soltó su cabello con brusquedad, dirigiéndose a Rhaenyra. — ¡Haz algo con él, Rhaenyra! ¡Es un jodido niñato!

— Su Majestad, no se apresure a tomar decisiones de las cuales luego puede arrepentirse. — el príncipe Velaryon se dirigió con voz fastidiada, observando con detenimiento las heridas qué se abrieron en la mejilla del platinado gracias a los anillos de Alicent. —

Daemon y Viserys se vieron al mismo tiempo, sabiendo qué habían sido observadores del mismo suceso, sin embargo guardaron silencio y pusieron atención a sus esposas.

— Es un príncipe Targaryen, primogénito varón de mí padre. — habló lo más tranquila qué pudo la Reina. — No puedo hacer mucho con él, menos aún cuando fue solo una escapada de jóvenes, Alicent. Alguna vez lo fuiste.

— ¡La última vez qué ese infeliz qué tengo cómo hijo decidió escaparse a lomos de esa horrible bestia mató a dos de sus hermanos! — la voz de la Hightower se rompió mientras gritaba, llevando una mano a su rostro para borrar sus lagrimas. — ¡Dos de mis hijos están muertos por su culpa! ¡Hoy pudo ser el tuyo quién haya caído en sus viles manos!

Sangre Valirya (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora