Chapter 10

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El alcohol en exceso había ayudado a los príncipes a seguir cómo sí ningún delito hubiera sido cometido, el clima festivo y el humo de los cigarros qué eran consumidos por Aegon animaba a los jóvenes de la familia real a seguir bailando de manera torpe en medio de la sala, algunos filmando con sus celulares o captando todas aquellas escenas qué le parecían chistosas.

Aegon estaba derribado contra un sofá, sintiendo cómo el sueño comenzaba a apoderarse de él mientras veía cómo su hermana tomaba licor desde el pico de una botella, siendo animada por el menor de los Velaryon. Viendo la cabellera de su mejor amigo se dio cuenta qué Jace no había salido del baño desde hace un tiempo, luego de interrumpir su beso con Aemond.

Tambaleándose el príncipe se acercó hasta la puerta pintada de rojo, sin molestarse en tocar antes de ingresar; apenas traspasó el marco de la puerta se chocó con un mueble, logrando tirar algunas toallas qué habían sobre él. El baño era pequeño, pero no demasiado, por lo tanto solo tuvo qué mover su cabeza a un costado para notar cómo su novio estaba sentado sobre el lavamanos, con su celular en una de sus manos y mirándolo fastidiado.

— ¿Qué haces aquí? — preguntó, siendo ignorado mientras el de ojos violetas se acercaba a él. —

Los cabellos platinados hicieron cosquillas en su cuello cuando Aegon apoyó su cabeza sobre su hombro, soltando una exclamación al mismo tiempo qué arrebataba el celular de su amante, mirándolo con el ceño fruncido.

— ¿Qué haces hablando con Lyanna? — la manera en la qué arrastraba las palabras delataban su estado, haciendo a su pareja chasquear su lengua. —

— Devuélveme eso.

Aegon se negaba, leyendo de manera entrecortada lo qué su prima le escribía al príncipe.

— "¿Eres un príncipe muy apuesto para estar de mal humor?" ¿De verdad? — su tono de voz se tornó agudo a la hora de leer los mensajes, carcajeandose burlón mientras le devolvía el celular a su pareja. — Es una mierda coqueteando.

— Solo está siendo amable. — intentó apartarse del tacto del menor, siendo muy tarde cuando el Targaryen ya había logrado colarse entre sus piernas. — Además, no deberías estar aquí, parecías muy ocupado con Aemond.

— ¿Te pondrás celoso de mí hermano? — una risa escapó de sus labios al mismo tiempo qué repartía cortos besos por el cuello del Velaryon, haciendo oídos sordos a sus quejas. — Oh, vamos.

— Lucías muy satisfecho besándolo a él, por qué vienes conmigo? — tomó las mejillas frías de su príncipe, consiguiendo qué aparte su rostro de su cuello y pueda verlo a sus ojos finalmente. Sus iris violetas casi desaparecían por lo dilatada qué se encontraba su pupila. —

— Porqué me iré de viaje por un mes y no seré capaz de ver al amor de mi vida. — Jace blanqueo sus ojos ante tales palabras cursis, dejando ahora qué su rostro sea besado. — Te extrañaré, no me extrañarás?

— Créeme qué no lo haré. — su cintura fue rodeada por aquellos brazos pálidos, sonriendo de manera disimulada cuando sus labios se rozaron. —

— Qué malvado. — su voz sonó ronca, introduciendo una mano por debajo de la camisa suelta qué usaba el Velaryon. — Entonces supongo qué me iré.

El de cabellos platinados se apartó con una sonrisa burlona, dirigiéndose hasta la salida, sin embargo fue detenido por su mayor. Jacaerys rodeó sus piernas en la estrecha cintura del Targaryen, sin darle el tiempo suficiente a reaccionar cuando sus labios ya se encontraron en un apasionado beso.

Ambos siempre fueron muy dependientes del cuerpo del otro, de su contacto y atención, y el simple conocimiento de estar separados tanto tiempo había hecho estragos en las hormonas de ambos príncipes, sin tomar en cuenta qué siempre era así. Los pensamientos de Jacaerys respecto a su próximo compromiso se esfumaron mientras retiraba el corsé del cuerpo de su amante, lamentándose luego, pues le quedaba demasiado bien.

Sangre Valirya (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora