Chapter 11

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El sonido del ambiente ajetreado qué se cernía sobre la Fortaleza Roja producían muecas molestas en aquellos jóvenes príncipes y princesas qué amanecían dentro de los aposentos de la presunta heredera. Hace unos minutos había amanecido, iluminando las calles de Desembarco con potentes rayos de sol qué delataban la pronta llegada de la tan ansiada primavera, junto a ello anunció el comienzo de un nuevo día, dando inicio a las actividades matutinas de los plebeyos qué habitaban en la Fortaleza.

Platos de porcelana y copas de oro eran depositadas sobre la extensa mesa de roble qué decoraba el Salón donde la familia real iba a romper su ayuno, mientras esto ocurría, adolescentes quejumbrosos tomaban asiento sobre la suave o dura superficie en la cual durmieron.

— Joder. — la voz de Lucerys sonó ronca mientras tallaba sus ojos con brusquedad. —

Helaena, la cuál se encontraba en el medio de él y Aerea, se levantó con su ceño fruncido y labios abultados intentando adivinar donde se encontraba; desde unos metros, una risa burlona se escuchó.

— Lucen espantosos. — Aegon continuó riéndose, saliendo del sofá y dirigiéndose al baño. —

El príncipe Aemond tan solo admiraba en silencio toda aquella secuencia, agradeciendo qué el dolor de cabeza había bajado para poder ser más consciente de la manera en la qué su sobrino Jacaerys se quejó entre susurros incoherentes ante la falta de Aegon en aquél estrecho sofá. Tomando nota del comportamiento extraño, decidió levantarse y acercarse hasta su hermana mayor. Las finas y delicadas hebras doradas de la princesa interrumpian el camino de los dígitos de su hermano entre ellas, sacando un quejido de su garganta ante el dolor.

— Vamos, debes ducharte. — Aemond llamó con voz delicada a la mayor, obteniendo un asentimiento. —

Ante el movimiento nada delicado de la Targaryen, Aerea se despertó sobresaltada, arrepintiendose cuando todo comenzó a darle vueltas. El par de hermanos platinados se unió a Aegon, el cuál había salido del baño y emprendía camino hasta sus aposentos, dejando solos a los Velaryon.

Lucerys acomodó el escote del vestido de su hermana al notar como el mismo se había removido gracias al brusco movimiento, sonriendole con labios cerrados cuando la princesa le agradeció; ambos pares de ojos se enfocaron al frente al oír los pasos arrastrados de Jace, el cuál salía de su cómodo sofá y se acercaba a sus hermanos con sus ojos aún cerrados. En cuestión de segundos el castaño se echó en medio, aferrándose a la cintura de su hermana y acurrucándose contra ella mientras dejaba qué sus cabellos sean acariciados.

— ¿Pedimos qué nos traigan el desayuno hasta aquí? — preguntó Aerea con pereza, jugando con el corto cabello de su mellizo. —

— Hoy nuestros tíos se marchan al Norte y madre querrá qué rompamos el ayuno todos juntos. — respondió el menor mientras se estiraba a tomar su celular de la pequeña mesa al lado de la cama. —

Ambos mellizos comenzaron una charla entre quejas y comentarios triviales, siendo interrumpidos por la exclamación del de cabellos ondulados.

— ¿Qué pasa? — Jace separó su rostro del cuello de la mayor, mirándolo curioso. —

— Esto no puede ser cierto. — se reía el príncipe mientras les enseñaba la pantalla de su celular. —

El primer vídeo tenía el audio saturado, posiblemente consecuencia de la canción qué sonaba de fondo, exactamente era una de las favoritas de Aerea, Lip gloss, sobre la música se oían los gritos de aliento de Luke y Jace, el cuál se encontraba grabando como ambas princesas bailaban entre ellas sosteniéndose de un largo tubo de metal qué conectaba el suelo con el techo. El vídeo pareció cortarse por unos segundos para posteriormente captar la manera en qué la castaña y pelidorada bebían de un fino chorro de alcohol qué descendía de una botella qué era sostenida por el Velaryon menor.

Sangre Valirya (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora