Capítulo 2

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Marco y Janna acababan de llegar a Mewni, aún no habían visto a Star y a su prometido porque se estaban instalando en lo que serían sus habitaciones por los próximos siete días. El chico estaba nervioso, la volvería a ver después de tres largos años y no sabía cómo iba a reaccionar ante un rechazo. Sacudió de la mente aquellos pensamientos y continuó arreglándose, tenían un baile de bienvenida dentro de media hora y quería verse bien. Se ajustó la corbata y se colocó la chaqueta, era un traje hecho a medida, desde que la música se había convertido en su trabajo, debía estar muy presentable, era músico en una orquesta mientras estudiaba la licenciatura en la universidad. Se miró al espejo y alborotó su cabello, sonrió y se sintió seguro.

Al salir se encontró con Janna, llevaba un vestido rosa y sandalias, se veía diferente pero muy bien, el chico la halagó y ella sonrió.

— Tú también te esmeraste y espero que estés listo para el paso número uno del plan: Llamar la atención
— Lo estoy, es lo que decidirá si me quedo acá... Tengo que asegurarme de que aún me quiere o me necesita
— O ambas —Apuntó Janna

Marco asintió, estaba preocupado por Star, desde que Janna metió esas ideas en su cabeza no había podido dormir, suspiró y con paso firme se dirigió al salón junto a su amiga.

Star se sentía bien, había descansado y por primera vez en semanas no se sintió agotada, solo un leve dolor de cabeza que amainó con unas aspirinas. Alguien tocó la puerta y ella lo invitó a entrar, Zed su prometido entró vistiendo de forma elegante y atractiva, llevaba una caja entre sus manos que le tendió con una sonrisa.

— Para mi hermosa prometida

Star le devolvió la sonrisa y encontró en la caja un collar con un pequeño rubí. Zed se lo colocó y se ajustó en medio de su pecho, era una prenda preciosa que combinaba muy bien con su vestido granate.

— Gracias, es precioso
— Tú eres preciosa —dijo y con cierta timidez la besó

Star no sintió nada, ni un cosquilleo, un aleteo en su estómago ni su corazón latiendo fuerte, los besos de su futuro esposo no provocaban nada en ella y se sintió mal, no podía hacer nada para remediar su situación, solo agradecer que al menos su prometido no era un idiota y la quería.

Bajaron juntos mientras Zed le preguntaba si se sentía bien, ella asentía y le aseguraba que todo estaba en orden, cuando llegaron fueron anunciados y las puertas se abrieron dejando ver un salón enorme lleno de invitados, comenzaron a aplaudir y Star a sonreír, debía fingir que todo iba de maravilla y su matrimonio no era por conveniencia.
Las notas de una dulce melodía clásica comenzó a sonar y Zed la llevó a la pista de baile, se meció con él y le sonrió fingiendo amor.

— Por favor, si te sientes mal, dímelo
— Lo haré, por ahora estoy bien —dijo ella

Dieron un par de vueltas más y la música terminó, todos les aplaudieron y ellos saludaron sonriendo.

— Esto fue una pérdida de tiempo —soltó Marco con un nudo en su garganta— Es obvio que lo quiere
— No saques conclusiones apresuradas, no has hablado con ella, además mírala... Está muy delgada —señaló Janna

Marco miró a la princesa, Janna tenía razón. Star había bajado de peso y su piel no lucía tersa y brillante como años atrás. ¿Estaría enferma?

— Debo averiguar qué le ocurre...

Star recorrió el salón de la mano de su prometido saludando a sus invitados, aún no había rastro de Marco y eso la ponía muy nerviosa, ¿estaría allí? Cabía la posibilidad de que ni siquiera hubiese asistido. Suspiró.

¡Yo me Opongo!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora