¡Yo me Opongo!

Capítulo 9

Hello everyone, espero disfruten de este capítulo porque a mí me encantó escribirlo. Dejen estrellitas y comentarios, me harían muy feliz uwu

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Star intentó abrir los ojos pero un trozo de tela se apretaba alrededor de sus ojos. Su boca era violentamente aprisionada por una mordaza y apenas pudo proferir un gimoteo inaudible, sus manos se encontraban atadas a su espalda y aunque se esforzó para invocar sus poderes, estos no llegaron, ya no poseía ni una misera chispa de magia.

Era un completo fracaso. Había tomado las peores decisiones y había confiado en la persona equivocada y ahora le estaba costando no solo su vida, sino la de sus amigos. ¿Acaso aún seguían con vida? La idea de Marco y Janna muertos por su culpa era inconcebible y dolorosa. Jamás podría perdonarselo, ella los había arrastrado a esto.

— Cielo, veo que estás despierta... —susurró él y apartó la venda de los ojos

Star gimió cuando la oscuridad fue reemplazada por la brillante luz de su baño. Estaba tirada sobre los azulejos y su ropa era una maraña de arrugas, sus piernas también estaban atadas y frente a ella, de cuclillas estaba el causante de toda esta pesadilla.

Zed le mostró una sonrisa socarrona y tiró de la mordaza, liberando su boca. Star tenía millones de preguntas pero la única que en ese momento le importaba fue la que formuló.

— Tú... —jadeó con dificultad— ¿Qué les has hecho a mis amigos?

— Tus amigos están vivos y si quieres que siga siendo así, tendrás que cooperar

— Zed, ¿por qué haces esto? Yo... Confíe en tí

— ¿Creíste que solo me conformaría con ser solo tu Rey consorte? Cielo, ese es un  título de adorno. Mí dimensión es pequeña y tiene muy pocos recursos, Mewni es todo lo que mí hogar no es, y por eso, me estoy encargando de obtener lo que merezco... Te juro que te iba a dejar vivir unos cuantos meses más, pero tus amigos provocaron esto cuando se pusieron a husmear en mis planes...

— ¡Eres un hijo de puta! —exclamó la Reina apretando los dientes

— Yo siendo tú, controlaría esa lengua afilada, Star. No me quieres ver enojado —dijo y le tomó la barbilla con fuerza— Este es el trato, cielo. Tú te vas a casar conmigo en las próximas horas y lo harás de buena gana...

— ¡Jamás!

— ¿Segura? Deberías pensártelo o me temo que tus amados Janna y Marco no volverán a vivir otro día...

— No... —gimió y una lágrima rodó por su pálida mejilla

— Sí, ya lo entiendes... Realmente no quería llegar a estos extremos, pero Mewni será mío y tú vas a colaborar si quieres asegurarles la vida a ellos, y a tus padres

— ¿Qué les has hecho a mis padres? —sollozó aterrada

— Aún nada, cielo, pero tendrás que obedecer mis peticiones si quieres volver a verlos... —sentenció el rubio y la soltó

Star inclinó su cabeza y lloró, su cuerpo temblaba y se sintió tan impotente. Las personas que más amaba estaban en peligro y salvarlas le costaría más que su vida, le costaría su dimensión entera. ¿Cómo pudo ser tan tonta? ¿Cómo pudo confiar en él?

— Tú provocaste las sequías, tú incendiaste los campos, tú me envenenaste... —enumeró y lo miró con odio

— Así es, y yo próximamente mataré a tus seres queridos si no empiezas a tomar las decisiones correctas, cielo

— Muy bien —cedió rindiéndose— Haré lo que me pidas, solo... No lastimes a nadie más

— Entonces es hora de prepararte, serás una novia encantadora... —dijo y sonrió satisfecho— Nos casaremos dentro de una hora

En otra parte

Cuando Janna despertó, se encontró con que le dolía cada mínima parte de su cuerpo. Estaba segura de que tenía moretones en todos lados y sus uñas se habían roto en el forcejeo para intentar liberarse antes de que finalmente la noquearan y cayera en la incosciencia. Los habían descubierto y ahora estaban allí, en una cueva oscura esperando su sentencia de muerte y Star... Joder, su mejor amiga estaba en serios problemas.

Intentó liberarse de las ataduras pero fue inutil, estaban muy bien amarradas. A su lado Marco intentaba con todas sus fuerzas desatarse pero solo había logrado quemarse las muñecas que ahora estaban sangrando.

Necesitaba jodidamente a Tom. Él se encargaría de sacarlos de allí.

“Tom...”. Llamó desesperadamente esperando que la escuchara, por lo general era él quién aparecía en su cabeza y luego ella seguía el tirón del vínculo para responderle, así que no sabía si iba a funcionar

“Janna, ¿dónde estás? ¿Qué te pasó?”. Apareció la voz de Tom en su mente reflejando preocupación en cada nota

“¡Tom!”. Gimió de alivio, lágrimas recorriendo sus mejillas. “Tom, ven a salvarme, por favor”

“Resiste, cariño, y mantente alerta. Encontraré el camino hasta ti, lo prometo”. Dijo y ella sintió alivio recorrer su pecho, Tom vendría por ella, por ellos

En otra parte

Zed se había encargado de suministrarle una última dosis de veneno, lo suficiente letal para acabar su vida en un par de horas, lo había dejado salirse con la suya, de todas formas su vida no importa y estaba dispuesta a jugarsela con tal de salvar a su familia, a Janna, a Marco...

Sus ojos se cristalizaron y salieron lágrimas a borbotones que empañaron su reflejo en el espejo y cayeron poco a poco sobre la tela blanquecina de su vestido de novia, sus manos estaban desatadas pero se sentía tan débil que no luchó cuando la vistieron y peinaron como a una muñeca. Se sentía mareada y su dolor de cabeza a cada minuto era más intenso.

— Ya es hora —advirtió Zed entrando a la recamara— Ha sido bastante fácil reunir a todos nuestros invitados para la boda— No los hagamos esperar...

Star clavo su mirada en el rubio, vestía un sencillo esmoquin plateado que resaltaba sus ojos. Y en su mente se permitió imaginar cómo sería estrangularlo con la ridícula corbata azul que lucía. Él se acercó a ella y con una sonrisa se dedicó a limpiarle las lágrimas del rostro.

— No es momento de llorar, cielo. Ya lloraran por ti en tu funeral... ¿Nos vamos?

En otra parte

Lo primero que escucho Janna fue una llamarada y poco a poco la caverna empezó a iluminarse, a su lado Marco se puso en alerta y los padres de Star reflejaron una sombra de esperanza en sus rostros. El calor los invadió mientras oían unos pasos acercarse. Todo quedó en silencio y al verlo, Janna quiso correr a sus encuentro para abrazarlo, no estaba en su naturaleza ser afectiva, pero cuando se trataba de él, sus límites se borraban, todo quedaba relegado a un segundo plano y no le importaba, porque cuando se trataba de Tom, ella se desconocía.

El demonio recorrió su cuerpo desde sus tobillos, subió y se fijó en su ropa sucia y desaliñada, las manos atadas a su espalda y el desastre en el que se había convertido su cabello al forcejear. Tom gruñó y se hincó ante ella, con un ademán prendió fuego a la mordaza y las cenizas se esparcieron en su ropa, ella no se inmutó ante las llamas, era totalmente inmune a ellas desde que Tom la convirtió en mitad demonio.

El chico trazó con sus dedos la curva de sus pómulos y entrecerró sus ojos rojos, increíblemente enfadado.

— Janna, cariño, ¿quién fue el imbécil que se atrevió a ponerte las manos encima?