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𝐏𝐎𝐕. 𝐎𝐌𝐍𝐈𝐒𝐂𝐈𝐄𝐍𝐓
⠀ELHELICÓPTERO LLEGÓ 12 HORAS DESPUÉS, Jake fue quien se acercó a Norm y Max, quienes acababan de llegar al Clan Metkayina para ayudar a Kiri.
Utra'nati los veía a lo lejos, viendo cómo Neteyam se acercaban a su padre lentamente. Jake le dió la orden de alejar a todos, para protegerlos del helicóptero. Justo cuando los tres adultos bajaron todo el equipo que necesitaban, Utra'nati pudo ver algo más grande, de colores oscuros, mal escondido debajo de una sábana.
Ella comenzó a acercarse, queriendo ver mejor. Sentía algo raro en la boca del estómago, como un vacío. Sus manos temblaban y su frente se humedecía un poco debido al sudor que su cuerpo comenzaba a generar. Notó como sus lunares comenzaron a brillar, aunque no era fácil verlos debido a la luz del día.
En cuanto Norm se acercó a ella para saludarla, lo que estaba dentro del helicóptero despertó. Saltó encima del Avatar y comenzó a gruñir.
─── ¡Särangal! ───soltó Utra'nati, sonriente
Los Metkayina que veían la escena gritaron y sisearon amenazantes. Ella los miró y luego al Palulukan; en cuanto se dió cuenta de la situación puso su mano en la cabeza del animal, tranquilizándolo.
─── Hey, aquí estoy. Tranquilo. ───murmuraba, alejándolo de Norm
─── ¿Por qué trajeron al Palulukan? ───preguntó Jake, mirando a su hija mayor con la enorme bestia
─── Estaba muy inquieto, casi ataca a Mo'at... ───explicó Norm, sacudiendo su ropa
─── No lo sacrificaron por órdenes de Tarsem. ───dijo Max, cruzándose de brazos
El nombre del Olo'eyktan llamó la atención de Utra'nati. Se acercó a los tres adultos y abrazó al avatar y al humano con fuerza.
─── ¿Cómo está él? ───sus ojos brillaron al recordarlo
─── Ocupado. No es fácil ser el Olo'eyktan. ───le respondió Norm, poniendo una de las trenzas de Utra'nati detrás de su oreja─── Te extraña. Nos confesó que durante las noches, cuando todos están durmiendo, sale a caminar por el bosque.
─── Yo también lo extraño... ───las orejas de Utra'nati se agacharon, mostrando tristeza en su mirada─── Hay que ver a Kiri. ───ignoró sus sentimientos, obligándose a sentirse levemente mejor
El enorme Palulukan se agachó, esperando a que la Omaticaya que tanto extrañaba se subiera sobre su lomo. Una vez el vínculo estuvo establecido, comenzaron a caminar hacia el marui dónde se encontraba Kiri, completamente inconsciente.
