10
Esto no es para siempre.
―Ya no hay vodka ―dijo Axl lamentando destapar la última botella.
Me recosté en mi asiento de la cabina, justo cuando noté algo incómodo debajo del mismo. Al asomar mi cabeza, me encontré con un libro mojado y casi desarmado por el tsunami. Al tomarlo, mis ojos se llenaron de lágrimas al leer el título: «La Metamorfosis, Kafka».
―Kevin ―susurré dejando caer un par de lágrimas.
Esto es lo último que Kevin leyó. Si algún día alguien nos encuentra y regresamos a nuestro país, ¿Qué le diré a los familiares de mi guardaespaldas? ¿Qué le diré a su hermana? ¿Cómo enfrentaré esto? No fue justo, no es justo, y no será justo.
Siento cierta culpa de... No haber sentido nada todo este tiempo.
―¿Quieres un poco? ―pregunta Axl sentándose en el asiento de al lado, ofreciéndome vodka. Me niego.― ¿Quieres hablar de algo?
―Esto era de Kevin ―dije lagrimeando, y le mostré el libro destrozado―. Ni siquiera fui capaz de llorar por él.
―Lo estás haciendo ahora.
―¿Crees que es demasiado tarde?
―No. Nunca es tarde. A veces uno no siente o encuentra el dolor, pero el dolor está.
Dejé el libro sobre mis piernas y tomé la botella para adquirir un poco de vodka en mi cuerpo. Los dos nos quedamos en silencio un buen rato.
―Debemos ir al otro lado de la montaña ―insistió Axl casi sobre la madrugada.
No volvimos a besuquearnos ni hacer el amor después de lo que hicimos ayer al finalizar el tsunami, pero tampoco hay tensión entre nosotros. Axl se muestra indiferente, como si hubiera sentido de todo durante los distintos orgasmos que tuvimos, y aun así, al regresar a la playa, hacer de cuenta que nada sucedió.
Y yo, por otro lado, estuve todo un día esperando que me vuelva a tocar o a besar, pero todo se resumió en: «Kurt, prepara la fogata», «Kurt, ayúdame a pescar», «Kurt, busca agua», «Kurt...». Jamás un «Kurt, hagámoslo devuelta».
Solté el libro y la botella de vidrio, y me levanté de mi asiento. Descalcé mis pies, los metí en la orilla del ya oscuro y frío mar que apenas puedo observarlo gracias a la fogata, y disfruté respirar en silencio y a solas. Bueno, Axl está en la cabina de atrás, pero al fin y al cabo, en paz.
Desde que caímos del avión y bajamos a la profundidad del mar para luego sobrevivir en esta isla en algún lugar del Triángulo de las Bermudas, he contemplado el mundo y he empezado a apreciar su belleza.
Qué lástima que los humanos abandonamos un lugar tan esplendido con una suerte de ochenta o noventa años.
―¿Estás bien? ―escuché la voz ronca y algo borracha de Axl detrás de mí, acercándose lentamente―. Es como si estuvieras viendo un fantasma.
―Qué lástima, sobre todo, que tardé veintisiete años en conocerte, Axl.
Y me di la vuelta, con los ojos todavía llorosos, con la nariz roja y con un posible refrío a pesar de las altas temperaturas de la isla. Axl suelta su botella dejándola profundizarse en la arena, y se acerca a mí, entendiendo que estoy en una de esas crisis que tanto ha visto. Pero esta crisis es distinta, y él lo sabe, porque en esta crisis no quiero morir. Quiero saber por qué existe la muerte, y, por lo tanto, por qué existe el dolor, y por qué tardé veintisiete años en darme cuenta de todo esto.
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PERDIDOS EN EL TRIÁNGULO ||KURT COBAIN X AXL ROSE||
RomanceKURT COBAIN X AXL ROSE. Axl Rose y Kurt Cobain son conocidos rivales de la música. Ambos detestan todo del otro, desde sus respectivas bandas de Rock hasta sus propias ideologías y formas de ser. Pero, pero, pero, pero, pero... Ambos deben asistir a...