11. Penúltimo capítulo

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11

Penúltimo capítulo.

Axl me despertó a vaya saber uno qué hora. Y cuando abrí mis ojos, me encontré con una mirada potente y llena de esperanzas.

―Vamos, recoge tus cosas, nos vamos a la montaña.

No tardé en recoger mis pocos atuendos y un par de estupideces, él alistó su bandana en su cabello y tomó una rama de árbol para usarla como indicador.

―Debemos ir allí ―dice señalando con la rama al bosque―. Subir la roca ―la roca donde hicimos el amor―, y subir la siguiente, la siguiente, y la siguiente. Cuando lleguemos a la cuarta, debe haber alguna manera de girar hacia el otro lado, y ya estaremos a varios metros de altura.

Asentí.

Apreté el libro de Kevin con fuerza contra mi cinturón, y comenzamos la caminata. Debo decir que me encuentro bastante irreconocible: la barba me creció hasta el inicio del cuello, mi cabello se aclaró, mi piel se bronceó, y he perdido tantos kilos que mi jean cae de mi cintura hasta mis talones cada dos pasos.

Axl también está cambiado, pero lo único que no cambió de él es su postura emocional. Tiene la misma personalidad desde el día que cayó al océano. Por mi lado, no puedo decir lo mismo. Mi forma de pensar cambió, mis palabras cambiaron, y hasta mi tono de voz suena más divertido.

―Vamos ―dice Axl ya arriba de la roca, alentándome a que lo siga.

Asiento y lo sigo. Subo un escalón, luego otro, luego otro mucho más amplio, y llego hasta él.

A medida que vamos sumando pasos, noto que el clima está cambiando nuevamente. El viento que sentimos antes del tsunami comienza a estar presente.

―¿Rolling Stones o Beatles? ―le pregunto de la nada.

―Beatles.

―¿Led Zeppelin o Queen?

―Queen.

―¿Elton John o Freddie Mercury?

Axl se giró como si le hubiera preguntado qué nació primero: La gallina o el huevo.

―No te atrevas ―levantó su dedo índice advirtiéndome.

Mordí mis labios. Lo deseo tanto. Él lo notó, y por un breve segundo quiso estirar su mano hasta mi mejilla para atraerme a él, pero se arrepintió y giró para seguir subiendo a la segunda roca.

El cielo se nubló en cuestión de minutos, y la segunda roca llevó más tiempo entre escalón y escalón, así que terminamos rendidos sobre el borde de la misma mirando hacia el mar. Estamos casi a la altura de los árboles, que poco a poco toman fuerza con la velocidad del viento cálido.

―Hoy es el último día de verano aquí ―dijo Axl―. Se nota. Mañana comenzará a bajar la temperatura. No podemos quedarnos desnudos en pleno otoño. Tuvimos suerte que el accidente aéreo ocurrió durante la temporada de calor.

―También tuvimos suerte que nos llevamos mejor ―sumé.

―Bastante ―guardó una risa sarcástica―. Al menos, sexo no faltó.

Reímos y nos empujamos con nuestros hombros.

―Tuvimos mucha suerte que había vodka en la cabina ―continué diciendo.

―Vodka caliente, pero al fin y al cabo, vodka ―asintió Axl.

―Y personalmente, yo tuve mucha suerte de tenerte en el mismo avión, sino, estaría muerto. Hiciste que luche por mi vida, porque tú luchaste por mi vida antes de que yo comprendiera lo valiosa que es cuando te tengo a mi lado.

PERDIDOS EN EL TRIÁNGULO ||KURT COBAIN X AXL ROSE||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora