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La felicidad se había ido de la fábrica, jamás se había visto un ambiente tan apagado y tan ruín (ni con la muerte del Señor Denarius se vió tanta oscuridad.) La falta de Gala y Emery se hacía notar, y Vincent rápidamente lamentó la renuncia de esta última. Más todavía tenía la intención de ir a buscarla para "hablar" aunque tenía presente de que ella no aceptaría.

Emery estaba buscando irse, esperando la liquidación para así poder irse.

Su vientre estaba más abultado, ahora era un embarazo que se notaba más pero no había emoción alguna hacia ese bebé, no es que lo despreciaba. Tampoco era tan fría, porque cuando caía en cuenta de que ese bebé era de Vincent suspiraba con suavidad y sonríe para si misma, pero no había nada después de eso, solo un vacío.

—Te extrañaré mucho. — comenta Fabrizio.

Emery sonríe mientras cierra una caja con cinta adhesiva, suspirando. —Podrás irme a visitar, o eso espero.

Fabricación deja ir una pequeña risa mientras envuelve unas pequeñas figuras de porcelana en papel burbuja mientras la mete a una caja de cartón.

—Espero ir, claro que si. — responde Fabritzio. —Entonces, ¿Roma, eh?

Emery suspira.

Por la noche una oferta grande sobre unas hectáreas de terreno para viñedo surgieron, en Milán. Ella respondió el correo aceptando la oferta que al final era la mitad de terreno que tiene Vincent, todo resulta ser para el bien de si misma. Cuando vió las fotografías adjuntadas en dicho correo se dio cuenta que tiene una gran casa a un costado del viñedo, junto con un establo en el que habían dos caballos, y aquella oferta le pareció tan agradable que se puso a hablar con la Señora Lorette, una señora de avanzada edad que está vendiendo sus tierras ya que su esposo falleció y ella quiere irse de regreso a Florence, su ciudad natal.

—Me salió una oferta de una casa con un terreno de viñedo en Milán y con el dinero de la liquidación planeo comprarlo. — explica Emery.

—¡Hey, eso es buenísimo! —

Emery asiente. —Si me voy a ir, me voy a ir para algo mejor de lo que tengo.

Fabritzio rodea la mesa donde está empacando y la abraza, la aprieta contra su pecho. Emery corresponde feliz ante aquel cálido abrazo, esos que le hace falta para entender que todo está bien. Que ella estará bien a pesar de todo.

—¿Tienes planeado una fábrica? — pregunta Fabritzio.

Emery niega. —¡Oh no! No tan grande, quizá una distribuidora a alguna fábrica, hay muchas cerca de Milán entonces puede ser que haga eso.

Fabritzio asiente cerrando la caja. Hay varias cosas en cajas, aunque la mayoría son adornos o cosas que no usa tanto (como sábanas, o ropa que ella no utiliza tan seguido, zapatos, y cosas así.) La mayoría de las cajas serán cosas que Fabritzio regalará porque así se lo pidió Emery, ya que no planea llevarse más que lo necesario a un lugar en el que planea empezar de nuevo y olvidar todo este caótico momento que está pasando.

La tranquilidad es interrumpida por su teléfono, aquella vieja canción que tiene de tono de llamada desde hace años, Emery suspira buscando con la mirada aquel teléfono.

Camina a través de las cajas y agarra su teléfono que está a un costado de la cocina.

—Es Vincent. —

Fabritzio suspira. —¿Vas a contestar?

—Solo porque necesito saber si es de la liquidación. — responde ella y atiende la llamada. —Si no es sobre la liquidación entonces no creo que tengas que llamarme.

Vincent suspira. —Emery, ¿Porqué eres tan ruda conmigo?

Emery ríe. —Por nuestra culpa tu esposa se suicidó, no creo que necesites otro tipo de explicación.

Hay un pequeño silencio, pero Emery puede escuchar la voz ida de Vincent. Está ebrio, y de hecho, está sentado en su oficina bebiendo vodka mientras leé la formula de liquidación.

—Ya está la liquidación. — responde Vincent. —Será depositada en unas horas a tu cuenta y eso sería todo.

Él espera una respuesta, un te amo, o te extraño.

Emery suspira. —Gracias Vincent, hasta luego.

Corta la llamada y vuelve a Fabritzio, el cual está recibiendo la comida que habían pedido hace unos minutos. Emery acaricia su vientre sintiendo el bebé moverse.

—¡Se está moviendo! —

Fabritzio vuelve a verla y corre con una sonrisa, poniendo la mano en su vientre. —¡Oh, Dios que felicidad! — él se agacha. —Hola bebé...soy yo, tu tío Fabritzio.

Emery ríe.

—Tu mami es la mejor mujer del universo, serás el o la más afortunado con esa mamá tan bella. — comenta Fabrizio levantándose. —¿Tienes nombres?

Emery suspira. —Si es una niña será Ámbar, pero si es un niño será Eli.

Fabritzio asiente con una sonrisa mientras alista las bandejas de comida china sobre la mesa. —Suena bien.

—Pero no tendrá el apellido de Vincent.—

Fabritzio vuelve a verla y asiente. —¿Entonces no le dirás quién es su padre?

—Si la situación no lo amerita entonces no. — responde Emery, suspirando.

𝓟𝓪𝓼𝓲𝓸́𝓷 𝓐𝓶𝓪𝓻𝓰𝓪. || terminada, [BORRADOR.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora