0016.-🍷

3 1 0
                                    

El amor duele, pero no como una espina de una rosa, si no como una puñalada en el corazón. Tanto así que puede nublar nuestro cerebro de la forma más indecente que existe, haciéndonos creer que no dañaremos a nadie si nos dañamos a nosotros mismos (aunque muchas veces no es así.) Pero Alicia no es consciente de eso.

La madre de Alicia ha estado preocupada por su hija y aunque está odiando a Vincent con todo su ser, lo ha estado llamando para decirle que tiene que venir a hablar con Alicia, ya que no es ella, es el bebé lo que tiene preocupada a la Señora. Ya que Alicia ha dejado de comer a tal punto que no se levanta de su cama, ha pasado así durante días y su madre se ha cansado de insistirle.

Tampoco es que Vincent quiera ir y enfrentarse a ella otra vez, pero si a Atheus le pasa algo y nace mal por culpa de ella (o incluso peor) es algo que Vincent llevaría en su espalda como una cruz por el resto de su vida. Aunque si eso llegase a suceder, se lo merecería, porque él estaba bien antes de llegar a la fábrica, cuando era felizmente mantenido por el dinero de su padre y finalizando sus estudios. Cuando él despertaba todos los días y le recordaba lo bella que era, y le declaraba su amor como si estuviese intacto día tras día.

Vincent llegó a este pequeño pueblo al lado de Verone en pocos minutos, Saint Michael, es incluso más pequeño que Verone pero sigue sosteniéndose gracias a la misma fábrica de su padre. Bajo del auto y se quedó ahí por unos minutos, no tiene ganas de ir pero debe y es una obligación gracias a la insistencia de la madre de Alicia.

—¡Dios mío, gracias por venir! — exclama esa mujer de edad avanzada. —No ha salido de su habitación en todo el día, no se que más hacer. La he estado llamando, le he dejado comida, le he estado limpiando la habitación para que sienta más motivada, ¡Y nada!

Vincent resopla y asiente sin decir nada. Se acerca a la puerta, tocando varias veces para después abrirla, dándose cuenta que la puerta está cerrada por dentro.

—Alicia, abre la puerta. — murmura Vincent.

La madre de Alicia va a buscar la llave a la cocina, mientras Vincent comienza a forzar la puerta para que así pueda entrar pero no hay respuesta por parte de Alicia y esto comienza a estresarlo. Más que estrés es un sentimiento de culpa constante que lo hace tener un nudo en la garganta mientras suspira intentando mantener la calma.

—Alicia se que estás molesta por lo que sucedió pero tenemos que hablar. No puedes poner en riesgo la vida de Atheus, ¿No te preocupas por él? Anda Alice, abre la puerta por favor y conversemos de todo esto. —

—Aquí está la llave, joven. — responde la madre de Alicia, metiendo la llave en el cerrojo.

Vincent gira la llave y abre la puerta, entrando lentamente. La habitación está bien, está acomodada y desprende un aroma a limón que hace entender que la habitación está limpia, incluso con la brisa que entra del balcón que da hacia el patio trasero no opaca el aroma a limpio que hace a Vincent inhalar con fuerza.

La madre de Alicia grita, es quizás el grito más fuerte y desgarrador que Vincent ha escuchado en todos sus treinta y seis años, la forma en la que esa mujer comienza a llorar cubriéndose la boca mientras se arrodilla contra la baranda del balcón y extiende su mano hacia abajo, murmurando cosas que Vincent no logra entender, hace caer en cuenta que Alicia no está bien.

Vincent se lleva la mano a la boca, rompiendo en un llanto desesperante mientras jala el cuerpo de Alicia por los hombros con la dificultad de la posición en la que se encuentra y la tiende en el suelo, abriéndole la gran bata azul que lleva y besando su frente con suavidad. Pone dos dedos sobre su cuello pero el pulso es nulo, en efecto.

Alicia ha fallecido.

—¡Llamaré a la ambulancia! — grita la madre de Alicia, levantándose del suelo y saliendo a la velocidad que puede de la habitación.

Vincent aprieta a su mujer contra su pecho mientras acaricia su vientre, llorando en silencio.

—Fui tan frío contigo, que nunca te hice ver los buenos momentos que pasamos y nunca te recordé lo bella que eras. Ahora no sirve de nada porque te has ido, y nunca pude comprenderte, si estabas pasando por algún tipo de dolor o problema jamás te pregunté y me dió tan igual como todo lo que me rodea. No pondré excusa alguna porque ya no vale la pena, pero si con cada fibra de mi ser, con cada parte de mi corazón hasta el día en que yo muera, te seguiré pidiendo perdón. Porque no supe valorarte, porque no supe abrir los ojos ante la mujer tan maravillosa que tenía a mi lado, porque me ibas a dar a un niño, este bebé que llevas en el vientre, mi Atheus. Por que me hiciste papá y nunca supe valorarlo, nunca supe agradecerte, nunca supe decirte que te amaba, ahora no vale de nada y mis palabras se las llevará el viento, pero gracias por todo Alicia, enserio, muchas gracias. —

Alicia fue declarada sin vida a las 4:04 de la tarde del 13 de Agosto, y Atheus también. Aquel bebé fue sacado del vientre de su madre cuando realizaron la autopista pero Vincent no tuvo el valor para ver a ese niño pelirrojo de grandes ojos grisáceos, iba a ser igual que él.

De nada vale ahora, si todo en su vida se vino abajo por culpa de un amor que no debió ser.

Cuando se dió aviso en la fábrica sobre el suicidio de Alicia, todos quedaron boquiabiertos y Fabritzio fue el primero en llamar a Emery, quien se lo tomó de la peor manera posible.

Olvidó su embarazo en ese momento, ahogando sus penas en la mayor cantidad de alcohol posible mientras lloraba sentada en la alfombra frente a la pequeña chimenea.

—¡Perdón perdón, lo siento mucho! — exclama Emery con la voz quebrada. —¡Alicia perdóname!

Se recuesta en el suelo con la cara contra su antebrazo y con otra mano en su vientre, hasta quedarse dormida.

𝓟𝓪𝓼𝓲𝓸́𝓷 𝓐𝓶𝓪𝓻𝓰𝓪. || terminada, [BORRADOR.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora