PARTE XI: DETERMINACIÓN

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En algún lugar cerca de Queens. Tren rumbo a NY. Presente.

Narrador.

Cuando eres un semidios, las cosas parecen... difíciles. Como veinte pasos para abrir una soda o cruzar un océano sin mojarte, difícil.

En un tren rumbo a un congreso de magia, Nico Di Angelo mira por la ventana y piensa cuán difícil es realmente ser un semidios.

El sol golpea la cara de Hazel sentada frene a él, a su lado acurrucada y dormida en su regazo hay una niña idéntica a su hermanita, con mechones de cabello rojo aquí y allá, con solo pequeñas diferencias entre las dos.

Pensaba que ser semidios ya era lo suficientemente difícil, pero resulto que el futuro era tan complicado como eso o más.

—Está agotada después de todos esos planes—Hazel dice en voz baja, cariñosa. Para Nico es como verla florecer de nuevo, se le ocurre que Hazel será una buena madre, es un lindo pensamiento.

—Todos estaban agotados—Nico responde. Él mismo incluido, su sangre todavía se siente más como sombras que como sangre.

—¿Viste a la niña de Annabeth? Es una delicia ¿No? Parecía encantadora—Nico tararea en reconocimiento.

La hija de Annabeth se llama Rouse, tiene ocho años y es tan pequeña que Nico empezó a pensar que nunca vio a un humano tan diminuto hasta que Jason le puso a Lilith en brazos. Lilith de hecho era aun más pequeñita y Nico casi se hecha a llorar del estrés por sostenerla mientras el pequeño rayo de luz se reía de su cara y le golpeaba las mejillas con manos chiquititas.

Hazel no mira a su hermano, no es necesario para saber que está enloqueciendo detrás de ese frio exterior.

—Me preocupa que los hayan traído—Había sido la preocupación de muchos semidioses una vez que se dieron cuenta del tremendo trabajo que sería cuidarlos a todos durante una misión peligrosa en un mundo lleno de monstruos.

—Estarán bien—Hazel desestimo como si ella misma no hubiera sido una de las voces más fuertes por dejar a los más pequeños en el campamento donde estarían a salvo.

Nico se silencia y observa. Hazel es apenas una niña, es desconcertante verla acunar protectoramente a otra niña cercana a su edad sabiendo que es un producto de un amor del futuro.

Aún están preguntándose por eso, Hazel no le dio a Nico muchos detalles sobre el padre de la joven.

—Solo dices eso porque son mágicos—No era ningún secreto que su hermana había estado fascinada con la magia desde que Annabeth la revelo.

—Y porque Jason me dejo leer su nota—Nico se eriza como un gato mirando tercamente por la ventana en vez de enfrentarse a su hermana menor. —Es lindo que tenga otro hermano mayor ¿Sabes? Y una hermana, Thalia va a estar feliz de conocernos, Jason lo dijo—El paisaje pasa como un borrón. Nico le gruñe.

—Él no es mi hermano—El hijo de Hades se queja—Es solo... una molestia—Hazel estalla en carcajadas.

—Lo adoras—Nico se cruza de brazos negándose a aceptar nada de esta conversación.

Siguen avanzando en silencio, Hazel peina el cabello de Haz, Nico mira por la ventana dejando que poco a poco la tensión abandone sus hombros.

El tren en movimiento es una delicia, las ruedas son producto de ingeniería y magia, los rieles se construyen a si mismos con un encantamiento que hizo a Leo llorar. Samantha la hija de Leo Valdes era una mecánica mágica, sería la primera de su tipo en la historia y Leo estaba tan orgulloso que se arrodillo por ella.

La divina magia del amor [HARCY]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora