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Nueva Roma. Presente.
Percy Jackson
Había algo inexplicable en el aire. Se sentía más frio por minutos a pesar de que estábamos muy cerca del final del verano, el otoño no era exactamente caluroso, pero tampoco excusaba este inicio de frio.
Probablemente solo era yo. Probablemente todo estaba en mi cabeza.
Quizás era culpa de las Moiras.
Estaba dando una vuelta por el campamento buscando a Grover después de terminar mi lección como tan amablemente mi novia me había recordado esa mañana cuando Annabeth llego corriendo desde la casa grande, completamente desconsolada. Listilla estaba en medio de un ataque de pánico y un creciente terror surgía en su mirada.
Fue cuando supe que todo se había ido al demonio.
Se me había excusado de inundar parte del jardín de fresas cuando Annabeth informo lo que había sucedido en la casa grande.
Estábamos en medio de una nueva profecía.
Estaba cansado. Me había sentido cansado antes, pero también había creído (ingenuamente) que estaríamos en paz lo suficiente para dejar de sentirme agotado todo el tiempo. No fue así.
Ya estaba bastante harto de todo esto, de las misiones, las profecías de desastres mundiales y el constante mirar sobre tu hombro porque cualquier cosa puede matarte en cualquier momento incluso tu familia (sobre todo tu familia) maldita sea la divinidad.
Lo peor de todo no era solo el agotamiento, sino la resignación. Sabía que haber esperado más fue una tontería, pero ya habíamos pasado por dos grandes guerras contra diferentes dioses, arreglamos lo que había que arreglarse y todos parecíamos tener nuestro final feliz. Excepto que no, claro que no era así. El hecho de que no estaba sorprendido por ello solo me hizo más enojado.
La profecía, por supuesto que sí, llego el día programado para darle a mi madre un tour por el campamento Romano. Había luchado con uñas y dientes para que se le permitiera la entrada solo como un favor para mí, iba a usar el permiso para jurarle a mamá que no volvería a meterme en misiones que la hicieran morir de nervios y preocupación, que el campamento Romano era seguro (mejor aún, tenía un futuro).
Ahora no solo estaba lidiando con una profecía, sino también tenía que soportar a mamá enfurecida (preocupada hasta la muerte), a Annabeth con un ataque de nervios, una Reyna furiosa que se paseaba por la sala de guerra como un depredador enjaulado y un Frank bastante... bien, el chico era el mejor de los presentes; solo se había mantenido callado y pensativo en su silla desde que se dio la noticia.
—Bien—Reyna dijo por fin—Aquí nadie está haciendo nada productivo por lo que creo que en vez de sentarnos y esperar que nuestra salvación caiga del cielo o que algún dios loco salte y diga ¡JA, BROMA!, tenemos que empezar a movernos—Hice una mueca ante la mirada obvia dirigida a mí. Me cruce de brazos sin disculparme, todo lo que quería era que un dios (¡En este punto me sirve cualquiera!) llegara para decir que todo fue un mal chiste.
Annabeth acurruco a mi madre en un abrazo. Yo no me atreví a mirar a ninguna de ellas.
—El campamento mestizo es un buen lugar para comenzar—Frank dijo tranquilamente—Hay que averiguar si esta profecía ocurrirá dentro de mil años o en una semana—Reyna estuvo de acuerdo de inmediato.
—También podríamos descifrar si esto afectara a ambos campamentos o solo a uno—Reyna dijo con cuidado—Después de todo, nada en la profecía parece decir que habrá más involucrados que los griegos, pero no podemos confiarnos—Sobre todo porque analizar profecías siempre era un dolor de cabeza.
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La divina magia del amor [HARCY]
Fanfiction-Son hermosos. -Deben estar juntos. -No lo estarán si no los ayudamos. -¿Cómo haremos eso? -Dejemos que su futuro lo haga por nosotras. Risas sonaron por todo el lugar, las Moiras aburridas y con ganas de jugar a hacer el trabajo de Cupido no eran a...