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Maratón 1/5

La noche de Navidad había llegado y estaba ansiosa por reunirme con los chicos, aunque un poco decepcionada porque no podría ver a mi familia, especialmente a mí abuela, fue todo de lo que hablé durante la semana y Alphonse ya se cansó.
Me puse un vestido muy abrigado, la Nochebuena en París era extremadamente fría, Alphonse no podría venir conmigo, se reuniría con Bastian y su esposa, sólo lo invitaron a él, le tenían que dar una noticia solo a él, no me importaba, tendría mi propia diversión con los chicos, especialmente con Enjolras.
Estaba usando un vestido no muy formal, si fuera una cena con mi familia, estaría con un vestido nuevo, de la mejor marca y con un corsé asfixiandome. No llevaba corsé puesto está vez, parece que estoy exagerando pero es una de las pocas veces que no me pusé uno. Enjolras pasaría por mi a eso de las diez y estaba emocionada porque eso pasara. Alphonse me saludó, estaba con su mejor traje puesto, no parecia el de siempre, mí Alphonse siempre llevaba una camisa blanca con mangas holgadas con un par de botones desabrochados.
Sonó la campana de la puerta y agarré mi abrigo y mi bolso con los regalos para los chicos, al salir le quise dar un beso en la mejilla, pero por un mal movimiento terminé dándole un beso en los labios, me quedé estática. Sus labios eran suaves y cálidos y no podía negar que el beso me gustó, aunque no significo nada para él.
—Yo... lo... lo siento
—Fue un accidente, Enj.
El viento frío golpeó mi cara y cuello, había olvidado traer una bufanda
—¿No quieres la bufanda que traigo?
—Oh no, claro que no, la estás usando tú y hace mucho frío, quédatela.
—Insisto—Se la sacó y la enrolló en mi cuello, a la fuerza, entre risas. Podía sentir sus manos frías y ásperas tocando mi rostro, en un momento detuvo sus manos y acarició mi rostro, permaneció mirándome a los ojos, sentía que mí corazón se saldría de mi pecho en cualquier momento, nos acercamos, me tomó de la cintura y...
—¡Enjolras! ¿Qué hacen aquí?—gritó una voz desde la otra calle.
—¿Joly? ¿Qué haces tú aquí?
—Estaban tardando mucho y vine a ver que sucedía—dijo con una sonrisa inocente, ¿Quién podría odiar a este ser de luz?
—No importa, vamos, aún hay que pasar por la casa de Enjolras, me prometió un regalo con mi nombre y un vino de Versalles.
Llegamos los tres a la pequeña morada de Enjolras, era una casa común y corriente, para una sola persona, por alguna razón, me sentí aliviada de que fuera así. Al pasar por la puerta un pequeño gato negro vino a recibirme.
—Veo que ya conociste a mi compañero de casa.
—Enjolras... es hermoso, ¿Cómo se llama?
—Lo encontré hace poco en la calle, aún no le puse nombre, es una hembra.
—¿Qué te parece Ivy? Es un lindo nombre, para una linda gatita.
—Es muy bueno- Dijo mientras salía de la cocina con una bolsa llena de paquetes envueltos.
—¿Necesitas ayuda con eso?
—Oh no, son más livianos de lo que parecen

El camino transcurrió relajado y sin problemas, aunque un poco incómodo con Enjolras, por la situación inconclusa que tuvimos.
Cuando llegamos al bar, saludé a los chicos y me senté en una silla a reírme de las payasadas que hacían, especialmente Grantaire y Cour, no eran ni las diez de la noche y estaban muy ebrios. Hablaron entre ellos y dejaron en claro que todos se embriagarían excepto Enjolras, que me llevaría a casa.
—De todas formas, Enjolras jamás bebe, lo único que puede llegar a beber será la champagne del brindis—dijo Grantaire, entre risas y arrastrando las palabras por la borrachera que traía.
Durante la cena, alrededor de las once de la noche, permanecí en silencio, pensando en lo que sucedió con Enjolras. Me dejó con miles de preguntas en la cabeza, según lo que me dijo Grantaire, Enjolras era un chico que jamás había amado a nadie, excepto a su país, y que no planeaba casarse o tener una familia, pero me había intentado besar, y no me besaría porque sí. Tenía miles de dudas que jamás le preguntaría. Cómo me notó callada, se acercó a hablarme.
—Bri, ¿Te sientes bien?
—Sí, gracias por invitarme, me divierto mucho más aquí que con mi familia.
—Mejor así, ¿Cómo está tu abuela?
—Bien, por las cartas que me envió mi madre, dijo que se siente mucho mejor.
—Mejor así, me sorprende la relación que tienes con ella.
—Bueno, ella me crió, me enseñó todo lo que tenía que saber, a defenderme, otros idiomas y culturas, pero lo más importante que me enseñó, fue saber decir que no.
—Lo noté, "no" es una de tus palabras favoritas—Se río—, suena como una gran mujer.
—Sí que lo es, la extraño mucho, y estoy muy preocupada por ella...
—Me imaginó, no debe ser fácil que este enferma, pero no te preocupes, estoy seguro que mejorará.

Estabamos caminando por el café y nos detuvimos en el marco de una puerta, miramos hacia arriba y vimos un verde Muérdago
—Ya sabes lo que dicen—dijo Enjolras, un poco vergonzoso.
—¿Lo sé?
Acercó sus labios a los míos y nos unimos en un profundo beso, todos permanecieron en silencio, mirándonos.
—¿Qué? Había un muérdago...
—En Gordes decimos que si una mujer se niega a un beso debajo del muérdago, jamás se podrá casar.

*
Buenoo... pasaron demasiadas cosas en para ser un solo capítulo, el primer beso de Enjolras y Brianna no fue muy especial, pero habrá mejores...

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Nos vemos...

𝘛𝘏𝘐𝘚 𝘓𝘖𝘝𝘌 - EnjolrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora