Primero

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Buscando a la Esposa

- Sí, sí. Yo quiero que así sea - el pequeño ser poderoso se encontraba corriendo y volando por los alrededores de su grande castillo.
- Quiero ver a Daishinkan-San - Ordenó de forma neutral pero manteniendo la sonrisa.

Solo pasaron breves segundos, para que el sumo sacerdote aparezca frente al supremo, respondiendo a su llamado.
- Me a mando a llamar Zeno Sama - Inclinándose en modo de respeto
- Sí, sí. Yo quiero jugar. Pero, tú no tienes tiempo para jugar, y siempre te la paras ocupado, estás solo. - Continuó hablando el pequeño Zen
- A dónde quiere llegar Zeno Sama - Daishinkan rompió aquella conexión de miradas y observó otros lados.

No quería que lo dijera, no tenía intenciones de aceptarlo.

No quería.

- Quiero que tengas una mujer - Y lo dijo. Zeno Sama le pidió al sumo sacerdote que tenga pareja.

- Así no estarás solo y así yo no estaré jugando solo -

- Zeno Sama, creo que esto es algo muy innecesario - Respondió el de ojos lila y cabello claro
- Ya lo dije. - Tres palabras para que se activará un detonante de miedo y solo asintió.

- Los seres humanos son simples mortales, no creo que alguien contra su voluntad desea experimentar algo que ni su mente haya imaginado -

- ¡Yo sé! ¡Yo sé quién te va a aceptar! Su familia me debe un favor, soy bueno. Ellos me conocen, sí, sí - Con aquella respuesta, el sumo sacerdote aceptó vagamente.

Definitivamente estaba atado de pies a cabeza ante esta orden de forma abrupta.

- Solo tienes dos días, pero en ese planeta es mucho tiempo, ahora chau, chau - Y el rey de los universos desapareció de la vista del de piel celeste.

- Solo tienes dos días, pero en ese planeta es mucho tiempo, ahora chau, chau - Y el rey de los universos desapareció de la vista del de piel celeste

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Una bella mujer de cabellos rubios y ojos miel se encontraba leyendo un libro en su terraza de forma tranquila.

Toda concentración desapareció cuando sintió una pequeña oleada de viento detrás suyo, logrando que se levante de forma inmediata.
- ¿¡ Quién es usted?! ¡¿Qué cosa es?!- Tsunade Haruno, quien así se llamaba aquella bella mujer, se había sobresaltado ante aquella extraña presencia.
- Un placer humana, soy Daishinkan, vengo por parte de Zeno Sama - Se dió una pequeña reverencia y la observó con esos ojos lila de forma penetrante.

Sangre del Linaje SacerdotalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora