Som (parte 1)

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Simone entró en el despacho de Barry, estaba ordenando unos papeles, parecía que se le había olvidado completamente que debía hablar con Simone; de haberlo sabido no se habría presentado a su despacho, porque la verdad le daba mucha pereza.

-. ¿Me llamaba, señor? -dijo Simone, con cero ganas.

-. Si, Simone. -contestó Barry, parecía feliz de verla, le hizo un gesto con la mano para invitarla a entrar y que se sentara- Adelante.

Ordenó un poco más la mesa mientras Simone iba hasta la silla que había delante de Barry y se dejaba caer. Sentándose con una postura desganada y melancólica en contraste con la positividad y optimismo que había demostrado durante toda su vida.

-. No sabía que estabas casado. -murmuró Simone, con la mirada perdida- Ni que tenías una hija. Ni que eras gay.

-. Pues llevo seis años casado con Finn. -dijo Barry, sonriendo, casi parecía que se reía de ella- de todas formas tampoco es algo importante que debas saber.

Para Simone si que lo era, por lo menos habría estado bien saberlo antes de obsesionarse.

-. Simone, sé que te has esforzado mucho en destacar y en sacar buenas impresiones; pero… a ver, cómo te lo explico. 

De todas formas a Simone le daba igual, o parecía que le daba igual, después de enterarse que Barry, el profesor que le gustaba, era gay y tenía su vida hecha era como si su mundo se estuviera haciendo pedazos.

-. Usted… no tiene poderes. Así que no debería estar en la academia. -fue lo que dijo Barry, finalmente.

Y esto fue la gota que colmó el vaso.

Simone dejó de tener la mirada perdida y empezó a centrarse en Barry, ya no le idealizaba, su obsesión a partir de ahora iría a peor.

Enterarse de la homosexualidad de su profesor se podía superar fácilmente como una persona normal, pero ahora le tocaba asimilar eso y asimilar que en realidad Simone no tenía poderes, después de todo lo que se había esforzado por mejorar lo que hasta ahora habían llamado PODER, era solo una habilidad. Una triste habilidad.

Se prometió a si misma que le haría algo a Barry como tenga que ir a la Real Academia de Habilidades. Los que tenían habilidades y los que tenían poderes no se llevaban bien, podrían hacerle bullying desde el minuto uno como se acerque a una persona con habilidades.

- O por lo menos en esta, -continuó Barry, haciendo caso omiso de la cara de decepcionada que Simone le estaba poniendo- le he conseguido plaza en La Real Academia de Habilidades, donde la ayudaran a sacar partido todo su talento…

-. Si no tengo poderes ¿qué tengo entonces? -exclamó Simone.

-. Habilidades. -contestó Barry.

-. ¿Saberlo todo a la perfección sobre un vehículo te parece una habilidad?

-. Si, usted tendría poderes si fuera capaz de ser escuchada por lenguaje de signos como su compañera Queenie. También tendría poderes si fuese capaz de hacer telepatía con sus compañeras como Margot, o incluso si pudiera… parar el tiempo; eso ES un poder. Pero usted solo sabe construir vehículos y hablar sobre ellos.

-. ¿Solo? Por lo menos hago mucho más que tu.

Silencio incómodo. 

-. ¡He perdido más horas de las que me gustaría reconocer por ti, “profesor”! ¡Me he esforzado, seguro que mucho más de lo que Car, mis amigas u otra persona se ha esforzado en toda su vida! ¡Por tener algo de reconocimiento por tu parte, porque me prestes un poco más de atención por mis logros, o incluso por mis intentos! ¡Y a usted en cambio se la suda todo! ¡No le importa separarme de mis amigas, ni le importa llevarme a una Academia a la que no pertenezco después de todo lo que he hecho por usted! ¡¡como si no valiese nada!!

Por el tono de voz, Barry hasta una persona sin poderes podía intuir que Simone estaba herida y ofendida, casi hasta pretendía insultar al profesor.

-. He hablado con tus padres y están de acuerdo conmigo, que sepas que han accedido a apuntarte a la escuela. Y no se lo han tomado tan mal como tu. -y de esta manera, Barry finalizó la reunión, se puso a buscar el móvil- Empezarás el lunes que viene las clases, así que ve a tu clase, coge los libros y me los dejas aquí en la mesa. Mañana te traerán los nuevos.

Simone se levantó enfurecida de la silla, iba a ir a la Real Academia de Habilidades, justo a donde no quería ir, a donde se había propuesto no ir, Barry la había enviado ahí y, tal y como se había prometido, ahora debía hacerle algo.

Algo que nunca olvidaría.

Su ira quedaba contrastada con el outfit, mientras que el outfit era completamente rosa y transmitía bastante alegría y tranquilidad; Simone estaba ardiendo, lo único que quería era transmitir dolor, transmitir dolor al profesor, y si para eso debía transmitir dolor a otros, lo haría. Todo con tal de hacer daño al profesor, a partir de ahora su obsesión iba a ser más que enfermiza.

Corrió hacia la mesa de Barry con cara de loca, Barry justo estaba terminando de firmar unos papeles. Som dio un puñetazo en la mesa que hizo retumbar todo lo que había en ella, la firma de Barry tembló sobre el papel que estaba a punto de firmar con la pluma.

Antes de que Barry pudiera echarle la bronca a Som (una mujer supuestamente adulta de diecinueve años) sobre su comportamiento, Som de dijo lo siguiente:

-. Si esto es una academia de superpoderes ¿se puede saber que super-poder tienes tú? ¿O es que tampoco deberías estar aquí?

Los ojos de Som estaban enrojecidos y uno sus párpados temblaba de ira, esperando la respuesta de su profesor, la cual que nunca llegó.

Som esperó, cinco segundos, diez, podría haber esperado veinte o incluso veinte más, a una respuesta que cualquiera habría respondido al segundo, Barry nunca la respondió. 

Som seguía esperando, le daría todo el tiempo que quisiera, pero el suyo ya se estaba terminando.

Debía volver a su casa, a una casa a la que tampoco pertenecía, a la que hacía tiempo que sentía que no pertenecía y que debía de buscarse otra, otra donde no estuviera una madre enganchada a las telenovelas por encima de todo y un padre que se ausentaba de vez en cuando, una casa en la que pudiera invitar a sus amigas a gusto, en la que pudiera ser ella misma y no tener que mentir al respecto.

Ya le habían fallado sus padres, y estaba segura que Barry, su profesor favorito nunca le fallaría, nunca le había suspendido la asignatura y ahora Som quedaba expulsada de la academia, después del tiempo que había invertido en ella, y eso era como suspender la asignatura al más alto de los niveles, tanto tiempo para nada. Para otra vez ser apuñalada por la espalda.

Ya tenía la puerta en la espalda y Barry aún no había respondido a la pregunta de Som, seguía en silencio, como si intentara callárselo, sin mirar a ningún sitio, solo a la nada.

Som dio el tiempo límite para responder por terminado, Barry le había dejado la respuesta en blanco, como una hoja vacía. Som se iría, con o sin la duda se iría, con la sensación de que Barry no quería responder a su pregunta.

Una pregunta tan sencilla.

Tan fácil.

Casi podía reírse en su cara de lo fácil que era.

Sin embargo a Barry le parecía tan difícil que no se veía capaz de responder, otra vez había defraudado a Som, una cosa tan mínima como contestar una pregunta, no lo había hecho.

Me lo imaginaba. -dijo Som.

Cogió el pomo de la puerta, lo giró y abrió la puerta para salir. Barry seguía callado y sin poder mirar a Som a la cara. 

Solo cuando se cerró la puerta y se quedó solo en la sala pudo respirar tranquilo y centrar su vista en algo que no fuese la nada. Nunca había sentido algo igual, era como una sensación de alivio, Som se había ido, y por mucho que le costara admitirlo, no la echaría de menos, en esos segundos que había estado con ella tuvo la sensación de que mirarla era como quedar advertido de una amenaza.

R.A.P (Real Academia de Poderes)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora