-. ¡¿Estuvisteis a punto de matar a una compañera!?
-. Mia por favor, no le cuentes esas cosas -le dijo Jennifer- bastante mal ha pasado ya.
Estaban Jennifer y su amigo de once años, James junto a Mia, tomándose un helado de tarrina para merendar sentados en un banco, cerca de un parque donde James podía jugar mientras atardecía.
James miró a Jennifer mientras se terminaba el helado.
-. ¿Tengo yo cara de pasarlo mal?
-. Suponiendo que hace unos meses tenías una madre que te maltrataba en lugar de una familia normal como la que tienes ahora, supongo que esto que MÍA TE ACABA DE CONTAR no era muy para ti.
-. Mi madre me maltrataba -añadió James- pero no me torturaba.
La verdad, nadie sabía que hacía Mia en un grupo de amigas como las que tenía, si no creaba momentos bonitos y solo hacía que obedecer sin opinar al respecto.
Todo el rato estaba callada y por una vez que hablaba, o lo decía todo en un volumen mega bajo o solo hacía que contar cosas gores que te estremecían la espalda.
-. ¿Entonces te llamas Mia? Qué bonito nombre -le dijo James, al parecer era el único niño en el mundo que lo le tenía miedo- ¿Tienes el poder de torturar?
-. James… -esto lo dijo Jennifer.
-. Si. -esto lo dice Mía.
-. Mia… -otra vez Jennifer
-. ¿Cómo te gusta torturar? -esto lo dice James, cada vez más interesado en el personaje de Mia- Es más ¿como lo haces? ¿Cómo has torturado a esa chica?
-. ¡James!
Y otra vez Jennifer le llamó la atención, sin éxito, solo intentaba que su amigo no se acercara al oscuro mundo de la tortura; de pronto el móvil empezó a sonar dentro de su mochila
-. ¡AGH! ¡joder!
Esto significaba que debía atender la llamada y no estar pendiente de lo que decía James hasta terminar la llamada, con suerte sería spam y colgaría enseguida, pero no, no era spam
-. ¡Lucy!
Era ella quien la llamaba, cosa que la extrañó, Lucy nunca llamaba, nunca mandaba audios, solo se comunicaba por mensajes. Jennifer atendió la llamada
-. ¿Desde cuando…?
-. ¡Jennifer, a Som se le ha ido la puta pinza!
-. Espérate, este niño habla muy alto -se levantó del banco y se alejó unos pasos de James y de su amiga, de manera que podía vigilarles e incluso escucharles mientras que por otro lado también podía escuchar el teléfono- ¿Qué dices?
Lucy iba caminando por la calle y en una mano sostenía el móvil hasta el oído y con la otra se tapaba en oído libre para no escuchar el ruido de la calle. Ya había acompañado a Som hasta su casa, Lucy vivía muy cerca e iba de camino.
-. A Som, se le ha ido la pinza. Así de repente. No tengo ni puta idea de que le ha pasado pero es otra persona.
-. ¿Otra persona en qué sentido?
-. Tenía una reunión con Barry ¿te acuerdas? bien, pues le ha dicho que Som… básicamente no tiene poderes, sino habilidades. -Lucy parecía estresada en la llamada, le faltaba el aire de la ansiedad. Tal era su agobio que Lucy tuvo que sentarse en la acera, justo detrás tenía la casa de una vecina suya.- ¡¡El lunes, Som tendrá que estar en la academia de habilidades!!
-. Bien ¿y cual es el problema?
-. ¡¡Como que cual es el problema!! -exclamó Lucy, como pudo- Jenny ¿a estas alturas te tengo que explicar el porqué los de habilidades nos odian? Imagínate cómo reaccionarán cuando se enteren que Som ha estado toda su vida en una academia de poderes ¡¡enloquecerán!! Podrían matarla, una víctima más.
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R.A.P (Real Academia de Poderes)
Science FictionUna historia más que me inventé en uno de mis momentos esquizofrenicos y espero terminar.