Som tardó mucho en llegar a casa, desde que descubrió su talento para construir coches nunca había ido andando desde casa a la academia y desde la academia a casa. Era la última vez que iba a tomar ese camino, y en lugar de disfrutarlo en su mejor coche, se lo estaba disfrutando andando.
Porque el coche se le había averiado en medio de la carretera, Frankenstein 16 nunca se habría averiado, en cambio el coche con el que tuvo que ir a la academia, Trotter 15 siempre tenía algo mal, pero nunca afectaba al funcionamiento del coche.
Frankenstein 16 había sido su coche perfecto hasta la fecha y su madre se lo había quitado. Todo porque Som, como buena hija suya que era, no podía llevarle la contraria a su madre, los padres siempre tenían la última palabra y los hijos no, así debía de ser hasta el fin de los días.
Se acercaban las navidades, hacía mucho frío, pero Som no se daba cuenta, llevaba en la mano un maletín de metal echando humo (se podía interpretar que era el coche averiado) y no sentía nada, tenía la mirada perdida en el suelo y no paraba de pensar en que había perdido toda su vida en la Academia equivocada. Y se lo había dicho un profesor que nunca había mostrado su poder en clase. Todos los profesores mostraban su poder ¿Por qué Barry no lo hacía? La señorita Hortensia, por ejemplo, tenía el poder de escribir a la velocidad del rayo ¿Barry que poder tendría? ¿Por qué no lo mostraba? ¿Era un infiltrado?
Sacó las llaves de casa y abrió la puerta, se podía escuchar la telenovela desde fuera, a partir de ahí, las horas que quedaban del día transcurrirían exactamente igual a como lo habían hecho hasta ahora, pasaría lo mismo de siempre.
Ni se molestó en saludar a su madre, que estaba tapada con una manta de lana en el sillón viendo como la chica de la telenovela gritaba sus desgracias.
-. Som, creía que no llegabas. -dijo su madre- no es esta la hora habitual en la que sueles llegar a casa ¿qué ha pasado?
-. Que me has quitado mi mejor coche cuando ya había planificado como iba a salir de casa esta mañana.
-. ¡El coche!
Som guardó a Trotter 15 en un sitio donde el humo no pudiese incomodar y salió corriendo directamente a su madre.
-. No me lo habrás roto. -le advirtió Som
-. No que va -dijo su madre, como si nada- solo se ha caído una ventanita de estas pequeñas que sobresale… no se como se llama ahora.
El retrovisor.
-. ¡¿QUÉ!?
-. Hija mía, no te pongas así.
-. ¡¿Así cómo!? -gritó Som, otra vez, ante la indiferencia de su madre- Estoy reaccionando como reaccionaría una persona normal.
-. Pero que casi ni se nota, mi amor.
-. Pero me has fastidiado el coche, y no lo has solucionado, un coche que construí en memoria de una amiga que ya no está. -Som continuaba chillando, y su madre seguía viendo la telenovela- ¿Tu como te pondrías si me dejas un libro y te lo rompo?
-. No me gustan los libros.
-. Se nota a leguas.
-. No me insultes que soy tu madre -fue su contestación- y no montes tanto escándalo que no oigo a la chica.
Claro, importaba más la chica de la telenovela que el enfado de su propia hija. Esa era la lógica de su madre que Som no podía destruir.
-. Voy a tintarme el pelo que ya toca. -señaló Som, sin importarle que su madre la escuchara o no.
-. Papá se está duchando, tendrás que esperar ¿No vas a cenar?
-. No.
-. ¿Qué me ha dicho papá? ¿Que te vas a la academia de Habilidades?
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R.A.P (Real Academia de Poderes)
Science-FictionUna historia más que me inventé en uno de mis momentos esquizofrenicos y espero terminar.