El mito de la mujer activa: el fantasma que ronda la alcoba

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"Cuando los hombres llevan a cabo alguna hazaña se considera romántico. Cuando las mujeres lo hacen, es desesperado o psicótico"

Carrie Bradshaw

Sé que prometí que este capítulo saldría ayer; desafortunadamente estuve muy indispuesta; sentí que debía leer mucho para poder nombrar desde la lucidez lo que deseo y expresaré a continuación.

Siempre he afirmado que coger es mucho más fácil que amar, por lo que rara vez me follo de entrada al que es objeto de mis afectos. La naturaleza es clara, si te adelantas al postre posiblemente no llegues al almuerzo, regla de oro de la sociedad patriarcal que aplica con exactitud (la odio; la rompí cientos de veces. Luego, me encontré preguntándome el porqué había sido tan estúpida por lo que me acogí con resistencia, más sigo buscando otra alternativa). Traigo a colación una respuesta que dio Amaranta en el live cuando le preguntaron¿qué es lo que más te excita de un hombre?-Que no exista- fue su respuesta. Luego se excusó. Comprendí que lo dijo desde el fondo de su corazón; a veces he pensado lo mismo. La vida sería más fácil sin esta distracción. En fracciones de segundo, se vino a mi mente un tema que deseo abordar con toda la seriedad y exigencia del caso: el miedo a la mujer sexualmente activa porque como dice un artículo que encontré "se asustan ante nosotras". Deseo desentrañar el origen de este imaginario colectivo.

Estuve durante horas recorriendo diferentes artículos, libros, entrevistas de mujeres, feministas, o no, para intentar comprender. Me detengo en dos frases que me dijo el que ha sido objeto de mi deseo las tres últimas semanas de forma desafortunada:-nadie se tiene que enterar- y -recuerdo cuando cogiste la crema de afeitar en mi pieza y se te regó un poco en tu pecho. Me miraste con una cara de perra, cuando dijiste lástima, mejor vámonos o no respondo-(ni siquiera recordaba este episodio, para mí no significó nada, para él todo desde el erotismo. Entendí por qué las mujeres somos de Venus y los hombres de Marte). Frente a la primera oración, no pude más que enfurecerme y desencantarme; aunque soy liberal no soporto la deslealtad, demostró que era un hijueputa utilitarista, que no honraba a la mujer que tenía a su lado.

Por lo tanto, nació una especie de desprecio ancestral que me hizo preguntarme:-¿todos estos malparidos son iguales? ¿no pues que no se debe generalizar? pero es que los maricas no ayudan, no hay de donde hacer un caldo. La segunda, por su parte, me mostró que en su mente solo me veía como una muñeca sexual tal como se la había soñado; tan solo era una puta muñequilla inflable con una vagina mecánica. Me enojó, amenazó y comencé la retirada en seco.-no faltaba más, nadie me va a usar; peor aún, nunca me conoció, no tiene idea de lo que hay en mi cabeza, no logra dimensionar quién soy-me dije.

Como una revancha milenaria, se despierta a aullidos una motivación mayor, comencé a devorar literatura escrita por cientos de mujeres para entender, intentando responderme. Con sorpresa, encontré que las europeas han logrado emanciparse con mayor fuerza, sin culpa; están conscientes del peso y asumen el castigo que la sociedad les impone por osar ser ellas. No obstante, me entristece pensar que por nuestra parte, las latinoamericanas hemos decidido hacerlo de forma silenciosa o clandestina porque abrir nuestras alas implica quedar desempleadas, solas, excluidas del círculo social femenino, despreciadas por los hombres, burladas en nuestros ideales, por lo que la mayoría prefiere someterse a la tradición o siendo liberales, fingen ser comunes. Se involucran en una relación típica para protegerse y ser aceptadas. Esto lo ratifiqué en un foro cuando una joven afirmó:-Siempre he sido liberal, sin embargo cuando me ennovié me hice la que lo dejaba mandar y estuve más tranquila. Sé que estoy fingiendo pero no tengo problema con que él sienta que mande porque sé que no es así-¡WTF malparida farsanteeee, insultás años de lucha, callate mejor! si señores, las mujeres nos hemos vuelto expertas en el arte del fingimiento.

Anarkhia: historia de una resistenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora