OLIVER
—¡Suéltame! –grité mientras Atenea me llevaba con su magia hacia el centro de la aldea, donde varias lunas posaban su mirada sobre mí, sonriendo y aplaudiendo.
Escuchaba murmullos a mi alrededor, pero no lograba distinguir ninguno, nada certero para poder saber a dónde me llevaba Atenea esta vez.
—Atenea, suéltame –volví a suplicar– por favor, no sé que estás planeando pero no te va a funcionar, no le traigas más miseria a tu pueblo.
Ella solamente me lanzó sin cuidado contra un árbol para amarrarme y tomarme del mentón con brusquedad para que la mirara.
El golpe había sido bastante fuerte, sentía como la espalda ardía y unas lágrimas salían de mis ojos por el dolor, con dificultad mire a Atenea que por primera vez la veía con un semblante serio.
En estos pocos días que me había mantenido cautivo solo entraba a dejarme comida y a burlarse de mí. Nunca le dirigía la palabra, siempre tenía esa sonrisa llena de burla.
Pero ahora no, ahora solo me miraba fijamente mientras sostenía un semblante serio.
—Realmente es una pena que una cara bonita vaya a morir. –soltó mi mandíbula mientras limpiaba sus manos y se daba una vuelta.
¿Morir? ¿Iba a ....?
Una fuerte exploción se escuchó a la lejanía, los hechiceros de la luna corrían en dirección a contraría a mi vista. Se escondían tras el árbol.
Se lograba ver a personas entrar al pueblo sin armas. Una neblina invadió el lugar de forma repentina.
—¿Las hadas hacen las neblinas?
—Las hadas no son seres que puedas subestimar
Eran hadas, Fiorella me dijo que ellas pueden hacer muchas cosas, lo que me imaginara.
Entre la densa neblina logré ver como varias hadas pasaban aún lado de mi pero sin atacar, solo protegiendo.
Las hadas son seres pacíficos, Fiorella me lo dijo, ellas nos atacan, ellas protegen.
—Oliver –en mi distracción logré ver a Fiorella ante mi, estaba totalmente pálida mientras tomaba mi rostro con cuidado. —¿Estás bien? –ella miró la situación antes de lograr deshacer el hechizo de Atenea sobre mí, me ayudó a colocarme de pie.
La mire detenidamente mientras sostenía mi mano con cuidado. Logre ver como en su espalda salía un destello tenue que cada vez se hacía más cegador ante mi ojo.
—¿Qué tienes en tu espalda? –pregunté mientras ella se volteó hacia mí sin entender mi pregunta.
—¿A qué te refieres Oli?
—Tienes un brillo en tu espalda.
Ella se giró hacia mí, quedando frente a frente, allí noté como ese brillo se volvía más cegador, estaba ubicado en su corazón, cerré los ojos con fuerza hasta que comencé a escuchar unos aplausos acercarse hacia nosotros.
—Gracias por terminar mi trabajo Fiorella, siempre tan buena gente como siempre –Atenea se acercaba a nosotros con esa sonrisa que había dicho que no estaba dibujada en ella. Ya entendía la frase que me había dicho el día que desperté.
—Atenea, ya tienes mis alas, dejá esto –Fiorella soltó mi mano mientras se acercaba a ella con cautela– eres lo bastante poderosa, eres lo que querías ser.
Atenea se acercó a atacar a Fiorella con su magia, y no sabría explicar cómo pero había hecho un hechizo, de mi había salido magia capaz de que Atenea saliera empujada varios metros atrás. Fiorella me volvió a ver con un rostro alarmado.
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CORTEJO DE MEDIANOCHE | AMANTES #1
FantasyBILOGÍA AMANTES Las grietas de la magia, amor y oscuridad será lo que formará un cortejo bajo la luz de la luna a medianoche. Un río que divide lo explicable y lo inexplicable. El amor intentará unir ranuras que la magia misma no logra hacer. "Dónd...