VIEJAS AMIGAS| VI

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FIORELLA

—¿Tengo que hacer esto padre? Estoy muy ocupada entre mis estudios y los deberes que me mandas todos los días, no sé si pueda ayudar a una nueva hechicera del Sol con la historia de su pueblo con todo lo que tengo.

—Cariño, mi corazón y mi tesoro más grande –mi padre tomó mis mejillas con delicadeza para besarme mi frente con el mismo cuidado y sonreírme, una característica muy típica de él, el cuidado y el amor que entrega es algo que todo el mundo resalta de él– No te pediría que hicieras algo a menos de que ya tuviera algo resuelto. Mientras estas con esta nueva chica del Sol no vas a tener tus clases para que puedas dar la bienvenida, cuando seas la reina no solo la sabiduría va a ser importante cariño, pero eso lo aprenderás a su tiempo, por ahora... —volvió a besar mi frente para que con unos ligeros movimientos hiciera aparecer mi corona— eres una princesa y por sobretodo mi amada hija.

Suspire mientras mi padre se daba una media vuelta para que su magia me pasara unos cuantos pergaminos nuevos y darme una flor de esperanza.

—Se que lo harás bien Fiorella, se que en el fondo dudas mucho de tu capacidad para ayudar a los demás por tu ala, pero eso no tiene por qué detenerte. —Se giró para verme y mantener su sonrisa pero esta vez con algo de melancolía en ella— Que no tengas la capacidad de volar como cualquier otra hada no significa que serás una mala reina. Mírame a mi linda, no eres la única sin la capacidad de volar y gobernar por varios años sin la necesidad de volver a hacerlo. No pienses que serás menos capaz por no poder controlar algo.

Me quedé en silencio.

Realmente nunca le decía a mi padre cómo me sentía porque lo encontraba algo innecesario, me tapaba en estudios y mejorar mis hechizos para no pensar en todo lo que había dicho mi padre, por que es verdad, me sentía incapaz de gobernar o de poder ayudar a las personas por mi falta de capacidad de vuelo.

—Gracias por eso papá.

—A veces Fiorella no hablas, pero tus ojos dicen más que mil palabras. Sobre todo porque tienes los ojos de tu abuela que son demasiado expresivos.

Esta vez fui yo quien sonrió, pero no agregue nada más y solo salí de la habitación donde nos encontrábamos para encaminarme hacia mi dormitorio.

Muchas veces los ancianos y mis padres me dicen que mis ojos se parecen demasiado a los de mi abuela Seal, y que claro yo no llegué a conocerlos como mis hermanos mayores.

—Debería hacer alguna manualidad para darle la bienvenida a la chica del Sol, quizás así podría enseñarle cosas sin que la situación sea tan incómoda.

Nunca creí que una tarea como está me tocara hacerla teniendo tan solo quince años, generalmente las bienvenidas y las clases de historia del Sol las da mi madre o mi padre, que tienen más detalles de ellos, pero supongo que quieren probar que tan bien lo hago para asignarme más tareas como estás.

Depositan demasiada confianza en mí.

Se bien que soy la heredera al trono, pero siento que están adelantando varias de mis lecciones como si me prepararan para algo grande.

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—Bienvenida al Bosque del Sol, soy la princesa Fiorella y seré tu guía y maestra durante tu estadía aquí con las hadas.

Aunque hace varios años los hechiceros del Sol se habían ocultado de los humanos eso no significaba que dejaran de buscar reclutas y mucho menos que las hadas y nuestros viejos amigos hayamos perdido la conexión.

CORTEJO DE MEDIANOCHE | AMANTES #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora