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En ese instante su ceño se frunció. El pliegue entre sus cejas divirtió a Bastien. Se veía absolutamente adorable en esos instantes.

—Eso quiere decir que me mentiste antes, en el desayuno—al escuchar sus palabras llenas de agravio, una sensación de pánico creció en él.
—No lo hice con mala intención, te veías muy feliz y no quería verte triste. Lo siento—dijo con una mirada arrepentida actuando como un perro lastimado.

Su apariencia tan devastada hizo que Lorena olvidara el asunto de inmediato. No soportaba verlo así.

—No importa. Sólo no me mientas en el futuro—pidió a pesar de que sabía que era imposible su pedido.
—Por supuesto, no te mentiré—era increíble su capacidad para mentir sin siquiera parpadear.

Lorena solo pudo suspirar resignada por esto. Sabía que Bastien actuaba como una persona indefensa ante ella para ganarse su amor pero realmente le daba igual.
Ella se levantó del alféizar y agarró su mano sorprendiendo a Bastien ya que Rosemary nunca inició contacto físico con él.

—Quiero enviar una carta a mi familia para informarle de nuestro viaje—sus palabras hicieron que su expresión se volviera fea e iracunda.

Lorena sabía que esa sería su reacción pero no podía evitarlo. Necesitaba dejar en claro que era su decisión irse a Thalassa o sino la familia de Rosemary haría un escándalo. Solo de imaginarlo le dolía la cabeza.

—Por qué?—preguntó enfurruñado pareciendo un niño pequeño. Su apariencia hizo que su corazón saltara de emoción.
—Eres tan lindo, esposo!—no pudo evitar exclamar de buen humor.

Bastien solo le observó confuso, nunca nadie le dijo que era "lindo". Lo han descrito como apuesto, monstruo, demonio, bastardo pero nunca "lindo". Estaba seguro de que si sus subordinados escucharan a Lorena dudarían de su cordura. La verdad era que tenía razón.

—Son mi familia. Además de que no deseo malentendidos, no quiero que piensen que me forzaste a irme contigo—de hecho, él estuvo muy tentado de hacerlo pero se contuvo.
—Está bien—a pesar de que no le gustaba, aceptó.
—Gracias, esposo! Eres el mejor del mundo!—exclamó ella dándole un beso en la mejilla.

Era la primera vez que Lorena vió un cambio tan grande en su expresión. Siempre se mostraba impasible y su rostro parecía de piedra. No mostraba nada en sus facciones por lo que ver sus ojos abiertos llenos de sorpresa hicieron que se sintiera orgullosa. Rompió esa máscara que utilizaba y eso la hizo feliz.

—Acabas de besarme?—tuvo que preguntar para asegurarse.
—Estamos casados. Creo que es algo normal besarnos—a pesar de que solo fue en la mejilla, Bastien se sintió incapaz de controlar sus latidos.

Sin embargo lo que realmente devastó su corazón fue la afirmación de Lorena.

—No tienes permitido retractarte de tus palabras, Rose—ella sólo lo observó sin entender su reacción.
—No lo haré—dijo segura ganándose una sonrisa que le puso la piel de gallina.

Tenía un mal presentimiento al respecto.

—Deberíamos ir a mi estudio para escribir la carta que debes enviar a tu familia—su mano apretó el agarre suave que ella había iniciado tomando el control.
—Juntos?—interrogó ella con el ceño fruncido confundida. No necesitaba su presencia para escribir la carta.
—No quieres que tus padres o tu hermano sepan de tu amnesia, así que creo que podrías necesitar mi ayuda a la hora de escribir. Después de todo, no recuerdas nada—argumentó él con una sonrisa inocente en su rostro.

Lorena pensaría que no tenía motivos ocultos sino le conociera realmente. Su ánimo se desinfló un poco al ver que desconfiaba de ella pero comprendía su renuencia a creerle. Rosemary nunca bajó la guardia en su presencia por lo que era inevitable este comportamiento de su parte. Aún así no se sintió mal o sofocada porque eso significaba que pasarían más tiempo juntos.

Las espinas de una Rosa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora