Capítulo 05: Violeta

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💜Jane💜




~18/11/2022~




Oficialmente, lo que le pasó al maldito, fue declarado como suicidio. Y me enteré gracias a la doctora Sonia.

A esa señora le encanta andar divulgando cosas.

Maia fue dada de alta un día después y ella no demostró tristeza cuando le dijeron lo de su marido. Solamente asintió y les agradecido a los policías.

Yo pasé por su habitación antes de que ella saliera de ahí y la mujer nada más les sonreía a sus pequeñas, mientras que las niñas asentían a algo que les decía.

Cuando las vi subirse a un taxi me sentí feliz. Me sentí igual que el día en el que veía a esos cocodrilos devorar a mi primo y sus amigos.

En este momento tengo un pequeño momento para descansar y decidí salir del hospital para ir a mi puesto favorito de malteadas.

La bebida de mora con fresas y leche es la mejor combinación que puede existir. Además, si lo acompañó con unas donas bañadas en chocolate. Es mil veces mejor.

Observo a las personas pasar, y una que otra, siendo amable, me saluda.

—Al fin te encuentro —toman mis hombros por detrás y volteo rápidamente —. ¡Demonios Casper! Me lastimaste un ojo con tu cabello.

—Nadie te manda a aparecer así —lo miro mal.

Él frota su ojo con molestia y se sienta al frente mío.

—¿Adivina qué?

—¿Dejarás la carrera? —inquiero con burla.

—No, Jane. No es eso.

—¿Entonces qué?

—Hoy habrá una fiesta y como estoy a punto de terminar mi turno dentro de tres horas, obviamente iré a divertirme —le hago una seña para que siga hablando —. Israel me pregunto si tú irías.

—Sabes que no lo haré, tengo que trabajar. Además, como ahora sé que él estará allá, menos ganas de ir tendría.

—Lleva tratando de invitarte a salir algunos meses.

—Que siga haciéndolo porque oportunidad conmigo no tendrá. No busco estar con nadie en este momento —me levanto de la silla, guardo mi última dona para más tarde y lo que queda de mi malteada la beberé en el camino.

—Sabes que no te cuesta mucho darle una cita ¿Verdad?

—No deseo una cita con él.

—Bien, entiendo. Si no quieres, es no —se coloca a mi lado —. ¿Me regalas la dona? No traje mi billetera.

—Que hemos hablado de saltarse las comidas, Dan —le doy lo que está en la bolsa y saco mi billetera —. Ten, anda, compra algo y come.

—Te los pagaré, lo juro.

—Ve a almorzar que es tarde —deja un beso en mi sien y yo ingreso al hospital.

Según mis indicaciones, tengo algunas cosas hacer antes de poder ir a las habitaciones y dormir un rato. A pesar de que esas camas no son lo mismo que la mía, debo hacer el intento de descansar.

Apariencias©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora