Capítulo 07: Invasión

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🔪Alessio🔪




~30/11/2022~




No sé qué diablos le pasa a Evers, pero tiene tres días que no asiste a sus pasantías en el hospital.

Ni siquiera en la hoja de asistencia está su nombre.

Así que como necesito saber su razón, decido ir directamente con Rose para averiguarlo.

—Hola Mancini —saludo y ella sonríe.

—Alessio ¿Qué tal? ¿Necesitas algo?

—Sí. Quería saber si tienes disponible a la chica que me cediste la vez pasada para ayudarme con lo que te mencione —enarca una ceja —. Estaba leyendo el trabajo que hizo y hay algo que no me cuadra. Ella hizo anotaciones aparte en una libreta que llevaba y necesito que me la entregue.

—Jane, ¿Cometiendo errores? —se extraña —. Nunca había pasado. Eso es nuevo.

—Pues no fue tan eficiente como mencionaste.

—Seguro es una equivocación, pero no te podrá ayudar. Lleva tres días ausentándose por enfermedad, algo de un resfriado.

—Bien, veré como me las arreglo.

—Por nada —ella se aleja y yo decido ir por mi abrigo, ya que no me trago eso de que está enferma.

Me embarco en el ascensor para ir al estacionamiento y una vez encuentro mis llaves, subo a mi auto encaminándome al edificio donde vive.

Solamente me toma diez minutos llegar.

En la recepción no me detienen, así que paso de largo a las escaleras y subo hasta su piso, sacando la herramienta que uso para abrir puertas. En segundos, esta queda abierta para mí.

Al no escuchar nada cuando entro, empiezo a caminar y al tercer paso escucho algo quebrarse.

Doy otro par de pasos tratando de ver de dónde proviene el ruido y enseguida se escucha algo de metal caer.

Avanzo con rapidez y cuando llego a la cocina, la encuentro en el suelo tirada junto a una taza rota.

—Mierda, Evers —dejo mi abrigo a un lado y me acerco a su cuerpo —. Oye, ¿Me escuchas? —no responde.

Decido levantarla en brazos y al primer toque con su piel me doy cuenta de que tiene fiebre.

—Demonios estás ardiendo —la llevo conmigo y al ver una puerta semiabierta, me encamino hacia allá.

El lugar es una habitación, así que la dejo en su cama y avanzo al baño para ir por un poco agua, además de unas toallas pequeñas. Con eso bajaré la temperatura.

Me tomo mi tiempo y miro el reloj cada cinco minutos para ver si hay algún progreso con lo que hago. Media hora más tarde veo que mueve sus manos.

—Shhh, tranquila —acomodo su cabello —. No abrirás tus ojos ¿Verdad?

—Ni muerta —tose un poco —. ¿Qué haces aquí?

—Pues pensé que era una mentira lo que tu resfriado, así que vine. ¿Desde cuándo estás así?

Apariencias©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora