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—¿Jennie Kim? ¿Cómo la actriz que le gusta a mi mamá? —Lisa sabía, por supuesto, que la chica no era Jennie Kim, no la actriz, claro, porque la vio en el programa cuando era casi una niña, y esta Jennie Kim era joven. ¿De la misma edad que ella, tal vez? Algo así lograba aparentar, eso sí, la mujer era totalmente guapa, una belleza, con ojos gatunos y labios bonitos, Lisa se preguntó el porqué le miró los labios, si ni siquiera le gustaban las chicas bajas, no eran su tipo.

—Oh vamos, eso me lo dicen seguido —siempre que Jennie mencionaba su nombre, no había quien no mencionara a la actriz, por eso mismo se puso aquel nombre artístico. Digamos que era repetitivo escuchar que era nombrada "Jennie Kim como la actriz de Doramas", a demás, Ruby le daba más personalidad, ¿no?

—Yo no tengo la culpa de que tengas nombre de actriz, señora Kim —le dijo con broma, aún recargadas en aquella barra del salón, Jennie sonrió por la palabra "señora", sabía que había sido nombrada de esa forma solo para molestar, como juego.

—¿Señora? ¿Dónde me ves las arrugas? —movió la boca de forma graciosa para mostrar que en efecto, no había en lo absoluto una arruga.

—Muy cierto, tienes buen skincare —le concedió Lisa, soltando una risa pequeña, la música de Bruno Mars seguía sonando, pero ahora ya no era relevante.

—¡Nah! No me salen arrugas —admitió la castaña, le dio una sonrisa que Lisa correspondió antes de reprimir la risa en su copa.

—Oww, un rostro de bebé —se burló la peliengra con toda confianza, como si fueran amigas de siempre.

—¿Llevamos hablando dos minutos y ya me estás amando bebé? —Jennie alzó las cejas con picardía—. Primero un café, cariño.

Lisa abrió los ojos de forma graciosa.

Cariño, que bonito sonaba de la boca de Jennie.

—Si, bueno, ¿te puedo invitar un canapé? —le siguió la broma, con toda la intención de ser graciosa, ya le caía tan bien esta extraña—. Es lo que están sirviendo.

—Me doy por bien servida —le dio una sonrisa de dientes, con toda la intención de coquetear—. Aunque yo quería comida mexicana. ¿Un mole? Sí, eso queda bien con las bodas.

—Prefiero la comida China, sin duda —Lisa amaba la comida China, bueno no, solo que a cierta persona, que este momento estaba bailando con su esposo, era lo que más comía en su compañía. Le traía recuerdos, de esos que perduran, de esos recuerdos que te marcan.

—Es porque no has probado la comida latina, chica —Kim era fan de la comida latina, adoraba toda la comida, amaba comer, pero debía decir que la mexicana era siempre su favorita.

—Claro que sí, he ido a Tacobell —Jen soltó una carcajada, una nada disimulada, pero en medio de todo el ruido, no fue escuchada por los demás y solo por Lisa, la peliengra le acompañó la risa a la castaña, sin saber bien de qué reía.

—Tacobell ni le sabe a los tacos, deberías ir a México, ahí los tacos si son tacos —aún recuerda bien como fue que ella probó los tacos, fue en su primer gira mundial, fue a México y decidió que comer fue lo mejor que pudo hacer, incluso obligó a Yuqi y a Mina comer todo lo que se les cruzaba en el camino. Mina amó los chettos naranjas y los Takis, Yuqi se quedó con el arte de las calles, y los tacos de canasta. Jennie, sin embargo, se enamoró de los taquitos árabes.

—¿Qué diferencia hay? Solo son tortillas con comida.

Oh. Dejó de ser su conquista de esta noche, ya no más, por más guapa que Lisa fuera, acababa de soltar eso y no lo permitiría, no solo son tortillas, son arte y Lisa había insultado eso.

Encantada | JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora