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Si somos sinceros, ni Jennie ni Lisa eran seres que simplemente besaban en la primera cita (tampoco es como si tuvieran muchas citas, siendo aún más sinceros), ellas solo eran dos chicas introvertidas, sumergidas en la vida cotidiana.

Jennie era una exigente muchacha que cantaba y componía canciones, bailaba y a veces creaba coreografías, aunque no era muy su fuerte eso de coreografiar, pero a veces en ratos de inspiración lo hacía. Realmente sus canciones nunca eran románticas, lo suyo era hablar de la vida, los retos de ella y la felicidad.

Jennie era una introvertida, que disfrutaba de los días libres con la naturaleza, las vacaciones acampando en el bosque y las noches viendo algún anime o k-drama que le apareciera en sugerencias. No tenía muchos amigos, realmente solo tenía dos fuera del mundo de fama, y dos dentro de este: Mina y Yuqi, también a la novia de Mina que era buena chica, y ni qué decir de Somi. Cuando la veía eran buenos días siempre, aunque fueran pocas veces. Jeon Somi era una compositora, productora, bailarina y cantante que vivía en Estados Unidos.

Pero bueno, siguiendo con Jennie, en tiempos de gira, ella solo disfrutaba de la gastronomía, los sitios turísticos y la televisión nacional de los países (por eso se enteró de la existencia de bodas gitanas). No salía mucho, menos a divertirse en clubs, solo algunas veces se colaba en fiestas y siempre las criticaba, pero no se quedaba más que eso. Mas, a pesar de que la castaña no era muy romántica, le encantaba ver a gente uniendo su vida para lo que parecía un por siempre (aunque bueno, sabemos que no en todos los casos).

Y sí, trató de buscar el amor alguna vez, tuvo dos citas, pero ninguna resultó bien.

Podía decirse que Jennie era un asco en eso del amor.

Al igual que Lisa.

Lisa era una mujer común y corriente, con personalidad introvertida y encerrada en sus paredes. Trabajaba en una cafetería de la ciudad que era bastante transitada, junto con su compañera Soyeon (una chica universitaria que se mantenía a ella misma). Lisa trabajaba duro en la cafetería por las tardes y vendía sus letras de canciones a una amiga (algo aprovechada), que le compraba las canciones solo para malbaratarlas; no es como si le importara mucho, realmente ya no quería saber mucho de esas letras que alguna vez escribió sobre esos malos ratos, en los que la ansiedad y el corazón roto eran los temas principales.

La vida de adulta siendo solo una adolescente también fue parte de sus escritos. Dejar todo atrás, sin ningún ahorro, sin ningún plan, no fue muy buena idea, aunque tampoco es como si se arrepintiera mucho. Su autonomía le es valiosa y no la cambiaría por pocas malas experiencias.

Su vida amorosa por otro lado era un chiste, era nula y poco existente, no tenía citas; nunca había tenido una cita de verdad, no había tenido nada romántico realmente, su experiencia solo fue Rosé, mujeres antes o mujeres después que no eran importantes, solo unas idiotas más a la lista. Sus citas (que realmente no lo eran) eran en el café donde trabajaba, un coqueteo barato y un café gratis de por medio.

Así que ninguna de las dos besaba a la primera en la mayoría de veces, y Jennie, aunque realmente sí había besado antes a la primera (solo una vez), no es como lo hizo esa noche. Digamos que los ligues de un solo rato no llevaban siempre besos, si somos sinceros, a Jennie no le gustaba mucho el contacto de boca con boca porque era muy personal para ella, pero esa noche, cuando le pidió a Lisa besarla, se sintió como todo un sueño fantástico en el que despertar no debería ser opción.

El aire atorado en sus pulmones queriendo salir insistía, pero el ritmo de sus labios danzando uno sobre otro, era más importante que respirar en ese momento. En ese minuto, podía caerse el mundo y aún así, más relevante era probar el sabor de la bebida de Lisa en la boca y más relevante era rozar y probar los labios de Jennie.

Encantada | JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora