CAPÍTULO 11

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Seungkwan no supo exactamente cómo fue que terminaron en una habitación de hotel, y la verdad no le interesaba. Ahora mismo ni siquiera le interesaba la decoración del hotel o cualquier otra cosa, solo tenía ojos para el hombre parado delante de él.

Mingyu cerró la puerta de la habitación y miró a Seungkwan mientras comenzaba silenciosamente a desvestirse.

El corazón de Seungkwan latía más rápido y de hecho podía oír su propia respiración, desigual y temblorosa. Él se quedó quieto y observó la piel cálida, la enorme polla dura y pesada que se levantaba frente a él. Debería detener esto, no debería estar aquí… pero la verdad era que no podía moverse. En su interior no hubiera podido luchar, estaba tan cansado de ser cauto y de estar anhelando algo que no podía tener, él estaba necesitado de contacto, de cariño, y Mingyu se lo estaba ofreciendo. 

Por fin, Mingyu quedó desnudo. Seungkwan se permitió el lujo de estudiarlo, músculos firmes, era obvio que Mingyu estaba conforme con su cuerpo. Seguro de sí mismo Mingyu se acercó a la cama, dejó algo en la mesa de noche, se sentó y dio unas palmaditas en su rodilla, la tensión podría sentirse en el aire. Seungkwan trago saliva al contemplar su regazo, su erección permanecía larga, gruesa y furiosa contra una mata de bello oscuro en su ingle. 

Seungkwan apartó la mirada, estaba claro que ahora era su turno. Apagó todas las alarmas de su cabeza, y comenzó a desvestirse lentamente.

—Mírame— ordenó Mingyu. Al instante Seungkwan clavó los ojos en el hombre. Su corazón estaba acelerado. Jamás había sentido nada como esto. No sabía cómo describir este momento. Había tenido sexo con más hombres, pero esos momentos empequeñecían en comparación con lo que estaba sintiendo.

Sin apartar la mirada del hombre, Seungkwan se deshizo de su ropa. Ni siquiera se permitió avergonzarse cuando Mingyu comenzó a masturbarse mientras lo veía. Él quería esto. Era adulto y sabía lo que estaba por ocurrir. Lo deseaba más que nada y la mirada intensa de Mingyu lo único que provocaba era incendiar a un más su líbido.

Una vez completamente desnudo caminó hacia Mingyu. Él sujetó su brazo y lo tironeó a su regazo. El resto era un borrón de calientes besos y toques, y tanta piel. Seungkwan nunca se había sentido tan fuera de control por el deseo, incapaz de pensar, sin poder hacer otra cosa que sentir y desear.  

Cuando finalmente se dejó caer contra la polla de Mingyu, el profundo alivio fue abrumador. Él gimió. La plenitud, la intimidad era enloquecedora y aterradora por su intensidad. 

Mingyu gruñó, tirando de Seungkwan más fuerte contra él, sus pechos rozándose entre ellos. Mirando dentro de los ojos chocolate del hombre, Seungkwan se movió creando fricción entre sus penes. Fue tan excitante ver los ojos de Mingyu entrecerrarse, la forma en que su cabeza se sostenía con su espalda arqueada y su gran pene enrojecido se frotaba violentamente contra el suyo, fue lo más erótico que había visto en su vida.

Mingyu se estiró para alcanzar un sobre de lubricante y el preservativo que había dejado momentos antes en la mesa de noche. Jadeó al sentir los dedos de Mingyu agarrar su trasero para hurgar en su agujero, había pasado algo de tiempo para Seungkwan de no tener amantes. Pero no necesitó decir nada, entre caricias y besos calientes Mingyu se tomó su tiempo en prepararlo.

Seungkwan abrió sus piernas un poco más, ajustando su postura mientras tomaba tan profundamente como podía la longitud caliente de Mingyu. Miró hacia abajo en medio de sus cuerpos, fascinado por el movimiento de sus propias caderas mientras continuaban girando en su lugar. Mingyu lo guió con las manos en la cintura mientras lo montaba, mientras la propia polla de Seungkwan se quedó sin ser tocada entre ellos; estaba enrojecida y gruesa, la humedad reluciente se deslizaba por su eje. 

Los pulgares de Mingyu acariciaron sin pensar los huesos de la cadera, su lengua trazó una franja húmeda en su cuello mientras su polla expandía a Seungkwan tan condenadamente bien. Tragándose sus gemidos, Seungkwan empujó hacia abajo para aumentar la presión y tomarlo completamente. La sensación de estar tan lleno y el estómago duro de Mingyu deslizándose contra la carne dolorida de su polla hizo a Seungkwan gemir, y él se aferró de los hombros de Mingyu un poco más apretado mientras abandonaba las rotaciones con su pelvis y comenzaba a deslizarse hacia arriba y abajo en la polla de Mingyu, empalándose en el el monstruoso pene duro y rápido, con ganas de más, más profundo, más.

Tampoco podía respirar bien y ambos necesitaban todo más duro y más rápido, y pronto Mingyu estaba golpeando sus caderas para encontrarse con Seungkwan en cada embestida, y Seungkwan jadeaba cada vez que Mingyu golpeaba su próstata, estrellas chisporrotearon detrás de sus ojos. 

Mingyu gruñó, sus músculos trabajaron mientras él levantaba a Seungkwan y lo bajaba rápidamente sobre su polla con tanta facilidad, y Seungkwan maldijo, su fuerza era tan excitante, y Seungkwan lo quería, quería que fuera salvaje, lo necesitaba y lo anhelaba.

Mingyu se corrió primero dentro de Seungkwan, y el menor tembló, pero lo siguió poco después. Sacudiendo su camino a través del orgasmo, hundió sus dientes en el hombro de Mingyu para amortiguar sus gemidos.

Seungkwan fue vagamente consciente de Mingyu levantándolo y acomodándolo en la cama, sentía sus ojos pesados y su cuerpo lánguido por el placer, no tardó mucho en dormiste dejando que sus problemas y el mundo se desvanecieran. 

NO FRIEND - GYUBOODonde viven las historias. Descúbrelo ahora