ff,,ㅤ۪ㅤ❝KyungSoo sólo es un alfa secretamente seductor, el cual trabaja como administrador de correos en una empresa de nuevas tecnologías, pero con la apariencia y actitud de un dulce corderito.
Muchos confunden su jerarquía por su aspecto, pero Ch...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
No todo en la vida de Haerim había resultado perfecto.
Siendo una joven omega que cumplía con cada uno de los estándares impuestos por su jerarquía, para el mundo y su familia, eso no bastaba. Y realmente lo intentaba, pero nunca lograba conformar a todos, como tanto deseaba poder.
Era devastador el hecho de que desde pequeña, viendo a lo lejos a otros niños y niñas jugar libremente, ella debía verlos desde la lejanía, encerrada en su hogar. Su pobre corazón no entendía el por qué, es por eso que su curiosidad no hacía más que aumentar.
Fue por eso que a la edad de 15 años, el mismo año donde cumplió la suficiente edad como para presentarse en una jerarquía en específico, que las preguntas se intensificaban en su mente, y apartando los libros de lección sobre cómo ser una buena omega, que miró con extrañeza a su madre.
― Mamá... ¿por qué no puedo ir a jugar?
Una fría mirada, unas gélidas manos que acariciaron lentamente su cabeza. Su falsa sonrisa le hizo sentir que sus palabras estaban vacías.
― Porque así debe ser, Haerim. Debes terminar todas tus lecciones, para que cuando un alfa quiera cortejearte, sepas como satisfacerlo. ― Olivia caminó hasta llegar a los grandes ventanales de la casa, y tomando entre sus manos la cortina color granate, las cerró por completo ―. No te distraigas, tienes que estar concentrada.
Haerim asintió, tragando con fuerza cuando la sensación de un nudo en su garganta se hizo presente, abriendo de nuevo sus libros y tratando de leer los párrafos mientras su vista se nublaba.
Hablar con su madre era lo mismo que hacerlo con una pared; frígida e impenetrable, tan dura por fuera como por dentro, sin poder hablar de sus problemas sin sentirse juzgada.
A veces deseaba que ella se diera cuenta de sus errores, del gran malestar que provocaba en su hija, la cual sólo quería sentir su calidez, pero cada vez que veía un progreso, el brillo de sus ojos parecía apagarse, y volver a monótonas respuestas que creaban un gran conflicto en Haerim.
Porque si era sincera, los alfas no significaban un gran atractivo para ella. Si bien nació en una familia que veneraba a grandes creces al pináculo de la jerarquía que reinaba en su mundo, las prohibiciones y obligaciones que soportó desde temprana edad no hicieron más que causar un gran rencor hacia ellos.
Mientras ella debía leer cientos y cientos de libros viejos y polvorientos sobre cómo debía ser, ellos disfrutaban de su juventud, riendo y corriendo por todos lados.
Cuando la tristeza la invadía, tenía que secarse sus lágrimas antes de que cayeran, porque no se esperaba de ella ser una muñequita que cuestionara ni sufriera, sino una que sólo aceptara su realidad con una bella sonrisa.
¿Pero ellos que educación recibían? Al pasar con su madre por colegios especiales para omegas, veía pasar en grupo a varios alfas, el acoso y soberbia ser desprendidos de su alma, tratándolos como objetos fáciles de controlar.