[Reader Pov]Llegué al aeropuerto y salí del avión con mi mochila y auriculares puestos, sonaba la canción "Smells like teen Spirit".
Caminé por el aeropuerto y recogí mi maleta violeta, empezando a caminar hacia la salida, donde mis tíos me esperaban para recogerme.
Ese año cumplía los diecinueve, ya no iba a poder cumplir con mis metas de adulta de salir a bares y discotecas y beber legalmente, porque por desgracia, a donde voy, no hay discotecas ni bares cerca y aunque los hubiera, no tengo 21.
El viaje hasta Wilson era de una hora y media desde el aeropuerto de la ciudad más cercana, así que cuando nos montamos en el coche de mi tío, me puse una playlist y me mantuve observando el paisaje que pasaba por delante de mis ojos en la carretera.
Wilson era un pequeño pueblo, y con pequeño me refiero a pequeño, tan pequeño que el pueblo podría ser más pequeño que lo que yo conocía como un barrio, con menos gente, pero con las casas más separadas y grandes.
La gente allí era rara, pero rara RARA, hace muchos años unos señores crearon una especie de religión extraña muy anticuada a la que todo el pueblo pertenece, los niños son criados en esa religión, y los que no la siguen son apartados e ignorados hasta que vuelven a formar parte de ella, una secta con todas las letras, vamos, una forma de manipular a una gran masa de gente sin sentido común que necesita creer en algo.
Nunca he sido fan de las religiones, aunque fui criada dentro de una siempre me consideré atea, y aunque respetaba todas las religiones, está era una que yo no tragaba ni con agua.
La familia de mi madre tenía un negocio muy grande, así que su casa estaba en el barrio caro del pueblo, donde casi todas las casas estaban vacías.
De repente una voz me sacó de mis pensamientos, mi tía me estaba hablando, y algo que no recordaba, ahora iba a tener que hablar en inglés con todos. Al tener familia angloparlante, se convirtió como en una segunda lengua desde muy pequeña, y lo hablaba muy bien, pero mi cerebro aún tenía que adaptarse a hablar un idioma completamente distinto al que normalmente hablaba.— ¿Estás ilusionada con conocer el pueblo? Hace mucho que no vienes, la última vez tenías cinco años —pregunta mi tía, sonriendo como siempre.
— No es lo que más ilusión me hace, pero es lo que hay, mientras no me metáis en vuestros actos sectarios y esas cosas —le respondí, aún mirando por la ventanilla— No quiero tener nada que ver con vuestra religión, costumbres o actos.
— No seas así _____, creer en el altísimo te hará más feliz, y además, no puedes ir con esa ropa —habla mi tío, sin apartar la vista de la carretera.
— No gracias, además, no soy de ese pueblo y me iré en cuanto pueda, no voy a cumplir con unas costumbres tan absurdas y machistas como las que seguís, y no hay discusión, mi vida, mis creencias, mi cuerpo y mi elección, nada más.
Nadie más hablo durante el camino a casa, hasta que pasamos por delante de una casa preciosa con una estatua de un ángel con las alas en el suelo y una piscina. Habían además unos cuatro coches aparcados delante.
— ¿De quién es esa casa? —dejé la pregunta en el aire.
— Son nuestros vecinos, es una familia alemana con mucho dinero, tienen tres hijos, pero la madre está casada con tres hombres a la vez —dijo mi tía, su voz reflejando disgusto— Por lo menos los hijos son parte de la iglesia, y su hija está en el grupo de las Iluminadas, lo comenzará a dirigir Leigh, ¿Te acuerdas de ella? Esa niña con cabello y ojos negros.
Yo solo asentí, produciendo un pequeño ruido de afirmación y ella continuó hablando.
— Aún así solo cumplen con la vestimenta cuando van a la iglesia, después van como quieren. Además han habido dos suicidios, uno de ellos ha sido Payton, la antigua líder de las Iluminadas, pobre chica —en ese punto yo ya no prestaba atención a lo que decía.
Vivíamos en la casa de enfrente a la de la familia, y yo quería presentarme, si tenían hijos normales y no como los del pueblo, yo quería conocerlos.
Bajé corriendo del coche y saqué mi maleta del maletero, llevándola dentro de la casa, hasta la que suponía que sería mi habitación, haría falta un montón de decoración para adaptarme, pero no estaba tan mal, tenía una ventana que daba a un pequeño techo, una cómoda, armario empotrado, una estantería para mis libros, una cama grande y una mesita de noche, pediría un escritorio en algún momento.
En cuanto dejé mi maleta, me hice una cola de caballo baja y bajé a la cocina, haría un pastel para presentarme.
Me acabé decidiendo por un pastel de chocolate blanco, el bizcocho sería multicolor y por fuera le pondría cobertura de crema de chocolate y purpurina comestible dorada.
Empecé a cocinar, intentando no mancharme, y mientras dejaba que se enfriase el bizcocho para ponerle la crema subí a arreglarme, retoqué mi delineado y mis pestañas con un poco de rímel, me deshice la coleta y cepillé mi cabello, haciendo un medio recogido que dejaba parte de mi flequillo y melena de detrás suelta, mientras la otra parte estaba recogida en una coleta sujeta por una pinza negra de mariposa.
Revisé que no estuviera manchada, y antes de salir del baño me sonreí a mi misma en el espejo.
Saqué el bizcocho de la nevera y le puse la cubierta de crema de chocolate, haciendo rosas con la misma crema por todo el borde de la superficie. Luego espolvoreé una purpurina comestible dorada por encima y observé mi trabajo.
Mis tíos sabían que me encantaba la cocina, así que ya me tenían preparados ingredientes para mis platos, los que yo les pedí.
Metí la tarta en la nevera y esperé un ratito para que se enfriara y así estuviera mejor al comerla. Al pasar el rato saqué la tarta y me mire en el espejo del recibidor por última vez.Hora de conocer a mis vecinos.
Familia de Cazadores.
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Aceptaría mi principio, si tú fueras mi final [Stein]
Novela Juvenil[Reader x ###### Stein] Los monstruos más peligrosos son los que acechan, los de las sombras, los que pasan desapercibidos, son esos monstruos que ni los de su propia especie pueden percibir. Los que callan y guardan, los que esperan con paciencia...