SINTOMAS?

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Han transcurrido más de siete meses desde entonces, y su relación sigue creciendo en fuerza y profundidad. La familia Danvers se encuentra encantada con Lena, y regularmente pasan dos fines de semana al mes juntos en la casa de los Danvers. Kara la ha llevado a reuniones con sus amigos, a quienes Lena ha conquistado con facilidad. Por su parte, Lena ha presentado a Kara ante sus socios y la ha acompañado en galas benéficas y eventos importantes.

Aunque intentan mantener su relación privada, han sido capturadas por paparazzi en diversas ocasiones. Las fotografías de ellas saliendo de restaurantes, disfrutando de días en la playa y simplemente caminando por la calle han generado atención en los medios de comunicación.

—Ya es la tercera partida que ganas seguida —comentó Jeremiah, acomodando las piezas del ajedrez con una sonrisa—. Eres muy buena en esto.

—Oh, no exageres —respondió Lena modestamente.

—No lo digo solo por cumplido, Lena. Se nota que has estado practicando mucho.

Lena se encogió de hombros con una sonrisa.

—Casi todo el tiempo jugaba con mi padre, y siempre ganaba hasta que por fin pude vencerlo —añadió Lena con una mirada nostálgica.

Eliza, que estaba observando la partida, asintió con aprobación. Kara se unió a la conversación.

—Sí, también solía jugar ajedrez con Alex. Pero nunca fui tan buena como ella.

Alex, que pasaba por ahí, se unió a la charla.

—Bueno, es cierto que tenía una especie de obsesión por el ajedrez en esa época. Pero Lena, si quieres una partida realmente desafiante, estaré encantada de enfrentarte.

Lena sonrió ante el reto.

—Será un honor, Alex. Siempre es emocionante jugar con alguien a la altura.

Pasaron la tarde inmersos en el juego, moviendo las piezas con concentración y estrategia. A medida que avanzaba el torneo, las partidas se volvían más intensas y emocionantes. Alex luchaba en cada partida, pero en los últimos movimientos, su posición se debilitaba y Lena lograba asegurar victorias con hábiles jaques mates. El ambiente estaba lleno de risas, comentarios competitivos y bromas amigables mientras todos disfrutaban del desafío.

Finalmente, llegaron al final del torneo con Lena como la ganadora indiscutible. La mesa estaba llena de sonrisas y aplausos mientras todos felicitaban a Lena por su habilidad en el ajedrez. Alex, aunque derrotada, no podía evitar reírse.

—Vaya, Lena, realmente eres toda una maestra en esto.

Lena sonrió con humildad.

—Gracias, Alex. Me he divertido mucho.

Kara intervino con una risa.

—Y definitivamente compartimos un montón de momentos divertidos hoy.

Jeremiah asintió con aprobación.

—Así es, disfrutamos del tiempo en familia.

Eliza solamente sonrió.

La tarde concluyó con un sentimiento de camaradería y alegría. Aunque Lena se llevó la corona del torneo, lo que realmente importaba era la conexión y el cariño compartido entre todos.

Más tarde se hallaban agotadas en la cama, con sus alientos entrecortados y sus cuerpos cubiertos de sudor.

—Ha sido una tarde maravillosa —comentó Lena, recostándose junto a Kara —con tus padres.

—Gracias por estar conmigo —añadió Kara con una sonrisa.

El ambiente estaba lleno de calidez mientras continuaban disfrutando de su tiempo juntas en la intimidad de su habitación.

Lena pasaba la mayor parte de su tiempo en casa de Kara, incluso más que en su propio y amplio departamento. Su ropa ocupaba espacio en el armario de Kara y sus artículos de higiene se mezclaban con los de ella. La convivencia entre ambas era tan natural y fluida que sus vidas comenzaban a entrelazarse de manera más profunda.

Aunque a veces surgían pequeñas discusiones entre ellas, nunca eran lo suficientemente grandes como para no poder resolverlas con una buena reconciliación. Estaban aprendiendo a entenderse mutuamente. La armonía que compartían en su vida diaria era un reflejo del amor que seguía creciendo entre ambas.

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Lena estaba en la cocina preparando el desayuno, ya que habían tenido una noche intensa. Mientras tanto, Kara descansaba exhausta en la cama. Sin embargo, un ruido repentino la sacó de su trance.

Preocupada, Lena entró apresuradamente al cuarto de baño donde había provenido el sonido.

—Kara, ¿estás bien? —preguntó con inquietud mientras sostenía su cabello, observando a la rubia con preocupación.

Kara se enjuagó la boca y habló, su voz sonando un poco debilitada: —El olor en la cocina me despertó y me provocó náuseas. No estoy segura de qué me causó esta reacción, pero definitivamente fue el aroma a comida lo que me afectó.

—Te llevaré al médico —dijo preocupada Lena.

—No, solo es un mareo. No hay que preocuparse.

—Kara, no quiero que vayas al trabajo sintiéndote mal —insistió Lena con cariño.

—Descuida, he tenido mucho trabajo. Tal vez sea la presión por todo lo que está pasando en CatCo —dijo Kara tratando de restar importancia a la situación.

Lena la miró con una mezcla de preocupación y comprensión. —Siempre estás lidiando con muchas responsabilidades, cariño. Pero no quiero que descuides tu salud por eso. Si te sientes mal, es importante que lo atiendas.

Kara asintió con una sonrisa agradecida. —Tienes razón, Lena. A veces tiendo a olvidarme de cuidarme a mí misma.

Lena la abrazó con ternura. —Estoy aquí para recordártelo. Ahora, ¿qué te parece si te preparo algo ligero para el desayuno? Tal vez unas tostadas y un poco de té.

Kara le devolvió el abrazo y asintió. —Eres increíble, sabes exactamente qué hacer.

Lena le dio un beso en la frente. —Solo quiero verte bien. Y si eso significa ser tu chef personal ocasional, lo haré con gusto.

Después de esa situación, compartieron un desayuno tranquilo y reconfortante. Una vez que ambas terminaron, se prepararon para el día. Lena condujo a Kara a su trabajo, donde se aseguró de que se sintiera mejor y sin malestar antes de despedirse.

A lo largo del día, Kara se sentía mucho mejor. Las palabras y el cuidado de Lena la habían reconfortado, y pudo concentrarse en su trabajo sin preocupaciones. Agradeció en silencio por tener a alguien tan atento y comprensivo a su lado.

Por la tarde, Lena la recogió nuevamente en su auto. Kara notó cómo Lena había preparado una botella de agua para ella, asegurándose de que se mantuviera hidratada durante el día. La sonrisa de Kara fue la mejor respuesta a ese gesto cariñoso.

El camino de regreso a casa fue tranquilo, con conversaciones relajadas y risas ocasionales. Kara se sentía agradecida por tener a Lena en su vida, alguien que no solo la amaba profundamente, sino que también se preocupaba por su bienestar y felicidad.

Al llegar a casa, ambas compartieron una cena tranquila y acogedora. Con cada gesto de cariño y atención, Lena demostraba una vez más cuánto significaba para ella. Después de la cena, se relajaron en el sofá, viendo una película y disfrutando de su tiempo juntas. La cercanía y la conexión entre ellas eran evidentes en cada mirada y sonrisa compartida. Kara sabía que tenía en Lena a alguien en quien podía confiar plenamente, tanto en los momentos difíciles como en los momentos felices.

Al final del día, mientras se preparaban para dormir, Kara miró a Lena con gratitud en los ojos. —Gracias por estar siempre ahí para mí, Lena.

Lena le sonrió suavemente y la abrazó. —Siempre estaré aquí para ti, Kara. Eres mi amor y mi prioridad, y siempre velaré por tu bienestar y felicidad.

Con esas palabras reconfortantes, se acurrucaron juntas en la cama.

Mi Secretaria - SUPERCORP (G!p) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora