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Un año antes

Lyn Tannasit miraba con nostalgia el álbum de fotos familiar, sin poder evitar que varias lágrimas rodaran por sus mejillas.

Cada vez que lo había tenido en las manos, no había podido resistir la tentación de ojearlo, incluso en ese preciso momento, justo cuando estaban embalando todas sus cosas para irse de la casa donde había vivido por tantos años.

Una a una, pasó las hojas en las que había plasmados momentos felices, como el de su boda con veinte años, sus felices embarazos, también sus dos hijos pequeños jugando, otras de ellos tres después de perder al cabeza de familia por una repentina enfermedad y las más recientes; las de sus hijos ya hechos unos lindos muchachos, vivos retratos de su guapísimo y difunto marido.

Le causaba mucha tristeza dejar esa casa en la que habían vivido miles de cosas pero ya no puede permitirse pagarla pues el dinero que ella gana en la empresa de muebles a medida como contable, no le alcanza para pagar la renta, los estudios de su hijo más joven y el nuevo gasto añadido, la universidad en la que su hijo mayor pronto comenzará a estudiar.

Quería que este estudiara una carrera con un futuro más constante como ingeniería o negocios y por ello tenía que hacer ese sacrificio, sin embargo a Apo le encanta el modelaje desde siempre y por ello deseaba matricularse en Diseño de moda.

Sus hijos estaban muy tristes al igual que ella pero nada podían hacer si la vida los llevaba a vivir a otra casa más pequeña, siempre y cuando lo hicieran ellos tres pues según pensaban, se bastaban para ser felices.

Unas horas después, cuando los tres ya estaban por terminar de hacer todas las maletas, el camión de la mudanza llegó, por lo que los operarios lo cargaron todo.

Muy triste, la mujer cerró la casa y a continuación se subió al coche con sus hijos, poniendo rumbo al otro lado de la ciudad, donde había rentado un pequeño apartamento en una humilde urbanización, donde convivían en su mayoría operarios de las fábricas de automóviles y ordenadores de la cuidad.

Una hora después, la mujer aparcó justo enfrente del bloque de viviendas y se bajó con rapidez para ir con los operarios de la mudanza y enseñarles el camino hasta el apartamento, el cual estaba en el primer piso.

El edificio no tenía ascensor y muy cansados, los chicos tuvieron que cargar el equipaje del maletero y llevarlo, mientras que su madre estuvo ocupada cuidando que los hombres no rompieran sus pertenencias y recuerdos más valiosos.

Apo tenía una constitución más fuerte y lo soportaba mejor, sin embargo el delgado y frágil cuerpo de Barcode luchaba por caminar y no desmayarse con el peso de sus maletas, bajo el abrasador sol que lucía majestuoso en el cielo.

...-Mamá, ¿por qué tenemos que cargar con las maletas?, podemos esperar a que los operarios lo traigan luego de que terminen con los bultos.

-Code, no seas nenaza, un poco de músculo no te vendrá mal-se burló su hermano girándose y enseñándole su antebrazo

-Para tocar la guitarra no necesito músculo-habló el más joven haciéndole una fea mueca.

-Debes tener algo de músculo o jamás tendrás pareja...oh, espera, ¿ no me digas que te casarás con esa vieja guitarra?

-Te odio, eres un imbécil

18. JeffBarcode: Hermanos / MileApo TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora