Cuatro días han pasado desde que estoy aquí, ya he asistido a las dos días que me toca en la universidad, Maximiliano ha cumplido su palabra y me ha llevado a mi y a Lesly.
Llevo toda la mañana callada, hoy le tocó a Lesly hacer el desayuno ya que yo hice las compras, claro, en compañía de Maximiliano.
A el no le sigue gustando la idea de ir al supermercado para hacer ese oficio, el se ofrece a pagarlo todo, menos las dulces, si yo lo pago, es mio.
Justo ahora Lesly me ha estado diciendo que la ayude con unos trabajos de matemáticas que no entendió, a lo que Demián se ofreció y que para mi es lo mejor porque yo tampoco había entendido, pero prefiero aprenderlo por mi misma y no pedir ayuda.
—A veces esta bien recibir ayuda, Hanny.—Lesly se mete un bocado de pan tostado a la boca.—No es bueno presionarte a ti misma, estará tan estancada y no terminaras haciendo nada por esforzarte y presionándote por entender una cosa.
La miro mal, porque se que tiene razón.
Maximiliano también esta callado, mucho mas que yo, cuando compramos las cosas decía pocas cosas pero no ha opinado a nada, ni siquiera nos ha mirado un segundo. Miro a Demián que me entiende con la mirada pero se encoge de hombros, el tampoco sabe lo que pasa.
Termina de comer y así mismo se va a la habitación y se encierra. Hemos quedado que puede entrar a su habitación siempre que quiera menos cuando yo duermo.
Lavo su plato y el mio, me disculpo con Lesly y Demián quienes siguen comiendo mientras hablan.
Justo cuando entro, lo encuentro a el sentado en el borde de la cama, no me mira, tiene un semblante preocupado y pensativo. Quiero preguntarle que pasa, pero estoy muy segura de que no me responderá, no me lo dirá.
Me siento a su lado, y sin pensarlo dos veces, sabiendo que en algún momento pueda arrepentirme, a pesar de que un día me saco de su vida, de su casa, me voy hacia sus brazos, regalándole mi calor corporal, el me recibe como si ya sabia que lo haría o como si lo estuviera esperando.
—Niégamelo.—Susurro, mirándolo a los ojos.—Niégamelo, bestia.
El no dice nada, simplemente me mira.
—No puedo negarlo.—Murmura, acariciándome la mejilla.
—¿Por qué me mentiste? ¿Por qué dejaste que pensara mal todo este tiempo?—Pregunto, enojada con un toque de sentimiento junto.
—Necesitaba alejarte de mi.
Un pensamiento me llega a la mente, rompiendo mi corazón. Lo bueno dura poco.
—Demián me dijo que...
—Que me había acostado con otra.—Termina de hablar por mi.
Asiento con la cabeza.
—Lo hice.—Lo vuelvo a mirar, esta vez decepcionada.—Solo quería poder romper cualquier atracción que sentía.
—¿Te funcionó?—Pregunto enojada, dolida, ofendida, decepcionada.—¿Te funcionó el puto juego?
El me mira abochornado.
—No, no me funcionó.—Responde entonces.—Lamen...
—Deja de disculparte.—Le digo, soltando su cuerpo que tenia abrazado.—¿Así fue tu manera de olvidar cualquier atracción?
—Se que no fue la mejor opción pero...
—¿Pero qué? ¡Joder, Maximiliano! ¿Sabes lo que he sentido todo este tiempo al pensar que solo me querías para jugar?—Le digo alterada.—Y usaste a otra chica para eso.
ESTÁS LEYENDO
Luz y oscuridad (¡NUEVA VERSIÓN MUY PRONTO!)
Teen FictionMaximiliano es la oscuridad, la sombra, las tinieblas, el es esa tormenta andante. Hannah es luz, es claridad, es radiante, ella es ese arco iris precioso que todos miramos con admiración. La luz y la oscuridad no van de la mano. ¿Que tan cierto es...