VEINTICINCO (II PARTE)

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— ¿Sabes algo sobre Luke? —Pregunto cuando me paso el vestido plateado brillante que me compro él el año pasado.

Lo miro cuando se abrocha la camisa azul que yo le compre el mismo día, se peina y se echa perfume tras negarme con la cabeza.

—No, después de que nos bajaron del coche nos dividieron a los cuatros en diferentes celdas, solo vi a Demián y a Dylan cuando estábamos en el juicio.

Pongo una mueca, yendo a maquillarme. No es mucho lo que hago, me coloco brillo labial, rubor y sombra de escarcha para que combine con el vestido, los tacones hacen juego del mismo color, me coloco los aros, collar y pulsera y me giro a mirarlo acostado en la cama mientras mira su móvil.

—Estoy lista—Le digo, poniéndome de pie.

El me da un beso cuando llega a mi lugar, y sonrío cuando le queda brillo labial en sus labios.

Me pasa el brazo por los hombros, el se pone mi pequeño bolso en su otro hombro y después de apagar las luces, salimos hacia el pasillo. Nos conseguimos a Marina que me mira de arriba abajo, y a su nieto, reparándolo del mismo modo.

—Pero que guapos están, ¿Van a ligar con alguien?

—Posiblemente. —Responde Maximiliano, frunzo el ceño para mirarlo, pero este me ignora.

Marina se burla de nosotros y después de ella salir, esta Dylan con una sudadera gris y un vaquero negro.

—Oye Bestia, hay una carrera en...

Le doy un manotazo en el brazo, causando que de un respingo.

—Nada de eso.

—Cálmate, Hannah Montana. —Me dice él, mirándome burlón—Ya se lo diré cuando tu no estés.

— ¿Te quieres morir, Dylan?

El se encoje de hombros, pasando delante de mí.

—A veces—Me responde con una sonrisa divertida—Ahora vámonos de aquí, me han dicho que llegó el alcohol y merezco emborracharme.

Nos vamos en el coche de Maximiliano ya que Alex se fue hace media hora y el coche de Demián está en casa de Lesly.

Maximiliano sigue manejando con rapidez, se salta las normas de tráfico, evade otro coche como un maldito loco hasta que llegamos vivos a casa de Lesly. En ella ya están cuatro coches con el de Maximiliano, hay música dentro y cuando los tres entramos, están todos reunidos en la sala.

— ¡Hanny! —Exclaman Cris— ¡Estas preciosísima, amiga! ¡Y pensar que en Atlanta te veías tan lamentable!

—Supéralo. —Me quejo, poniendo los ojos en blanco.

— ¡¿Estamos todos?! —Miro hacia atrás, mirando a mi mejor amigo con una sonrisa amplia.

— ¡Sí! —Exclaman en unísono. El agita un pequeño tubo que de él salen confetis y se esparce en todo el espacio de la sala— ¡Empezó el brindis, señoras y señores!

Todos aplauden, Lesly sube a todo volumen la música y la fiesta la pasan al jardín donde está la mesa familiar, la piscina, las tumbonas y mucho más espacio.

Me río de Zoey cuando mi jefe y Jayd la empujaron a la piscina, ella sale enojada insultando a los hombres.

— ¡Parecen niños con trastornos mentales! —Exclama

—Thomas, ¿Aceptas que una empleada te hable de esa manera? —Inquiere Jayd.

—Le bajaré el sueldo y te lo daré a ti.

Luz y oscuridad (¡NUEVA VERSIÓN MUY PRONTO!)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora