Prólogo

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 "Atravesé todo un laberinto para encontrar mi 'una en un millón' y ahora solo eres una página rota de la historia que estoy viviendo"





Decir que se encontraba nervioso era poco, todas las emociones que hasta hace unas horas lo hacían temblar por cosas positivas en ese momento era lo contrario, aunque no quería admitirlo, aunque no quería pensar en que algo como aquello podría ocurrir muy en el fondo de su mente la idea comenzaba a tomar sentido a cada minuto que pasaba y seguía encontrándose solo en ese altar que había sido preparado para dos.

Llevó sus manos a los bolsillos del saco blanco que hacía parte del traje nupcial, quería evitar que las personas que ya comenzaban a susurrar y mirarlo con compasión vieran el tembleque en estas, como así también impedirse a sí mismo desatar el nudo de la corbata que llevaba al rededor de su cuello que para esos momentos comenzaba a asfixiarlo.

"No puede ser" - pensaba tragándose el nudo que poco a poco había comenzado a formarse en su garganta -, "Tranquilo Yoon Sanha ella vendrá, seguramente le ocurrió algo con el maquillaje o su vestido... ella vendrá... nos amamos" - se decía a si mismo para autoconvencerse.

- Hijo - la voz dulce de su madre se coló por sus oídos al mismo tiempo que las manos de la mujer lo envolvían por el brazo sacándolo del ensimismamiento al que sus pensamientos lo habían llevado.

- Ma - respondió con una tensa y nerviosa sonrisa 

- Vamos dentro ¿Si? - ofreció con una mirada suplicante -, podes refrescarte ahí y alejarte un poco de...

- No - la corta tajante al darse cuenta a donde iban esas palabras -. Ella vendrá - aseguró.

- Hijo...

- No voy a moverme, se supone que cuando llegue aquí es donde debo estar esperándola -  susurra sacando la mano de sus bolsillos para acariciar y deshacer el fruncido ceño de la mujer frente a él -. No me importan los chismosos del pueblo - agregó echándoles una rápida mirada -, si accedí a invitarlos fue realmente por formalidad...

- Lo sé hijo, pero es que... - comenzaba a hilar su idea para sacar a su niño de ahí pero se vio interrumpida una vez más.

Los murmullos esta vez eran mucho más altos, Sanha volteó para encontrarse que quien caminaba por el pasillo marcado por hermosos arreglos florales no era su novia si no el padre de esta. El señor Choi caminaba a paso apresurado con una mirada que no le gustaba nada, entonces empezó a sentir como la fresca brisa típica de esa hora de la tarde helaba no sólo su cuerpo sino también algo en su interior que en ese momento no tuvo tiempo de descifrar.

Para cuando se percató no solo el brazo protector de su madre lo rodeaba, también habían acudido a su lado sus primos aunque estos mantenían la distancia que conociéndolo sabía en ese momento estaba necesitando.

- Sanha... hijo - murmuró en tono de disculpas el señor Choi.

- ¿Y Yoojung? - cuestionó en respuesta con la voz temblando y su mirada yendo a parar una vez más a la entrada de la hacienda, donde estaba estacionado el auto del que se suponía debería bajar.

- Ella no vendrá - lo escucho decir y si no fuera porque en ese preciso instante sus primos lo sostuvieron se habría desparramado en el suelo cuando le fallaron las piernas.

- Debe ser una broma - Chilló sin siquiera pretender ocultar sus destrozados sentimientos tal y como siempre lo hacía -, vamos... esto no es gracioso...

ᴿᵃᵃᵇᵗᵃDonde viven las historias. Descúbrelo ahora