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- "Confía en mi para ser tu protector, hazme tu isla privada puedes encontrar tu refugio. Confía en mi, te encontraré" - Perfumer - Moonbin&Sanha





Regresar a su pueblo luego de haberse ido tan silenciosamente para no recibir ninguna opinión o que intentaran detenerlo no fue lo difícil para Yoon Sanha, tampoco lo fue soportar el drama que le hicieron sus primos y el reproche en los ojos de su madre, mucho menos los murmullos de la gente o las preguntas para nada acertadas de la chismosas. Lo que lo tenía sumido en constante preocupación al punto que comenzaba a costarle conciliar el sueño eran las deudas.

Estaban ahí cuando se fue y lo esperaban cuando regresó.

Había intentado por todos los medios conseguir que le autorizaran un préstamo pero no lo logró, y no lo harían a menos que dejara que esas sanguijuelas pusieran mano sobre su propiedad, eso no era negociable para él. Antes del desastre de la boda contaba con la ayuda que le brindarían los Choi luego de que pasaran a ser legalmente familia y si bien el padre de Yoojung no había cambiado de opinión e incluso se había acercado para ratificarle el apoyo, ya no sabía si aceptarlo y no por orgullo sino porque ya no se sentía cómodo.

Todo lo que había charlado con su abogado la noche anterior hacía eco en su mente desde que despertó esa calurosa mañana, había decidido salir a recorrer el terreno para pensárselo muy bien y la verdad era que ya tampoco tenía muchas opciones por lo que la idea de buscarse un socio, alguien que funcionara como inversionista tampoco le parecía tan mal, el punto ahora era ¿Quién? ¿Quién podría confiar en él al punto de invertir en un negocio que estaba prácticamente muerto? Sanha podía jurar que sabía como levantar todo lo que de a poco fue cayendo luego de la muerte de su padre pero necesitaba el capital y alguien que apostara tan solo un poco por él.

La suave y refrescante brisa le golpeaba el rostro despeinando sus más rebeldes mechones al tiempo que su cuerpo se mecía al ritmo del trote que había marcado con Roa, la yegua lo llevaba hasta el lago que hacía parte de la propiedad, uno de los sitios más hermosos y especiales del  pueblo entero.

Observaba cada detalle que lo rodeaba y podría jurar que era todo lo que necesitaba para sentirse en paz, en ese momento no existían para él las deudas que no tenía como pagar y el dinero inexistente que necesitaba para invertirle al negocio familiar, también había dejado de importarle la escena tan incómoda que le montaron los proveedores del pueblo cuando fue por pan caliente esa mañana.

Habían pasado ya dos meses desde que volvió luego de haberse escapado de todo y todos tras ser abandonado en el altar, si bien sabía que su ex prometida se encontraba bien la verdad era que no la había vuelto a ver, ella simplemente había salido del pueblo y como la cobarde que era aún no se atrevía a mostrar la cara. Siempre había sido muy criticado y mal juzgado por ser tan tajante al momento de tomar decisiones pero siendo sinceros no había nada que le importara menos a Sanha, con respecto a ella no iba a ser diferente, lo tenía todo más que claro y ni siquiera le interesaba en absoluto volver a verla.

Bajó de Roa cuando las cristalinas aguas del lago comenzaron a aparecer frente a su vista y la dejó para que disfrutara del lugar por su cuenta. Se quitó cada prenda de ropa que llevaba y corrió hasta arrojarse en un perfecto clavado desde una considerable altura, pronto sintió como su cuerpo caía en las profundidades y como sus pulmones estaban estáticos al contener el aire que segundos después comenzó a soltar al tiempo que nadaba nuevamente hacia la superficie.

Amaba esa sensación, la de encontrarse sumergido conteniendo la respiración todo lo que aguantara, o como en ese momento flotando sobre el lago en el que tenía recuerdos en todas sus etapas de vida hasta el momento e incluso desde antes que tuviera memoria. Mientras disfrutaba del estado de relajación que siempre encontraba allí y observaba la inmensidad del cielo nuevamente se encontró suspirando, tenía una gran responsabilidad en sus hombros, el futuro de ese lugar dependía de lo que pudiera o no lograr. No sabía como iba a conseguirlo pero iba a protegerlo y también la casa que es de su familia desde hace varias generaciones atrás.

ᴿᵃᵃᵇᵗᵃDonde viven las historias. Descúbrelo ahora