𝗢4.

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(Estoy aburrido, entonces seguiré la historia, ni siquiera recuerdo en que terminó. Tampoco tengo ganas de leer así que capaz haga cualquier cosa.)

Narra Buster.

Me levanté agobiado por la ruidosa alarma que no paraba de sonar, de un golpe la calle y volví a acurrucarme entre las sábanas. Cuando creí que estaba a punto de dormirme, alguien comenzó a llamarme.
Fastidiado atendí la llamada sin si quiera fijarme quien era la otra persona.

— Hola. ¿Que quieres? - Hable molesto, con una voz algo ronca.

— Hola Buster, quería saber si asistirías hoy a clase.  Sabes que me aburro cuando no vienes.

— ¿Eh? Por qué me preguntas ahora, obvio que voy a ir, faltan como dos horas para que sea el horario de entrada hermano. - Le contesto a Chester mientras peinaba con su mano aquel despeinado cabello.

— Whattt, Buster, son las 12:00. - Su comentario hizo que Buster se preocupara un poco, al parecer llegaría tarde, de nuevo. Si llegaba una vez más tarde a clase, probablemente no lo dejarán entrar, debería apurarse.

—Dios mío, el tiempo pasa volando, enseguida voy. - Salto de la cama y bastante sobresaltado empezó a revolver toda la ropa en su armario buscando que ponerse.

—¿Quieres que vaya a buscarte? No vives tan lejos después de todo. Supongo que no desayunaste todavía, puedo llevarte algo para comer. - Chester sabía perfectamente como era la rutina de su amigo, levantarse y llegar tarde, no comer, y terminar desmayandose. Buster disfrutaba de su compañía, así que le permitió ir.

Chester colgó la llamada para poder emprender camino a la casa de Buster, quedaba a unas pocas cuadras de la universidad, 5 tal vez.

El pelirrojo ya había terminado de vestirse, se había puesto un pantalón deportivo negro, una remera algo ajustada gris, y una campera también negra.
Saltaba en un pie mientras intentaba calzarse, no entendía como viviendo tan cerca de la universidad siempre llegaba tarde.
La puerta sonó, era Chester.

— ¡Paseeee! - grito casi cayéndose al suelo por pisar una de las cuantas prendas que había tirado al suelo.

El bufón entro con cuidado, era como su casa, pero le daba algo de vergüenza aún teniendo aquella confianza con Buster.

—Permiso.. - Hablo en voz baja limpiando sus zapatos en la alfombra - ¿Sigues cambiandote?

Subió las escaleras dirigiendose a la habitación del pelirrojo.

—Si, de todas formas ya casi termino. - se miro un poco en el espejo, poso, y peino su cabello.

—Te traje Donas glaseadaaaas - Hablo su contrario ingresando en su habitación, mostrando la bolsa de las donas con emoción.

— No sabes lo feliz que me haces, Chester - Sonrio emocionado, amaba las donas, y más si eran las que preparaba Piper. - Me pongo los lentes y salimos, ¿Vale?

—¿Para que usas los lentes? Te vez más bonitos sin ellos. - le guiño un ojo para luego reír.

—Me hacen ver más..más cool, ya sabes. - Agarro su mochila, ya preparado para salir.

Ambos salieron rápido de la casa, debían apurarse si no querían entrar 20 minutos tarde,  aunque Buster hacia deporte, era muy lento a la hora de caminar.
Fueron todo el camino platicando y riéndose, ambos comieron las donas y Chester le regaló un sorbo de su capuchino. Era demasiado dulce, pero no estaba tan mal.
Cuando llegaron a la entrada de la universidad saludaron al resto de sus compañeros, pero algo faltaba, algo estaba mal.

— Heyy.. ¿Dónde está Chloe?

Chloe era aquella chica que molestaba a Buster todo el tiempo, en realidad no le importaba que hubiera pasado con ella, simplemente le extrañaba que no estuviera encima de el como solía hacerlo.

Eres solo mio ː Fang*Buster !Donde viven las historias. Descúbrelo ahora