Nueva Era

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Muchos piensan que el amor es algo perfecto en todos los sentidos. Pero para todo dios es algo que no le importa demasiado. Tienen sus romances por aquí y por allá. Unos se enfadan, otros son castigados, pero no les importa mucho.

Acabada la guerra era hora de crear un nuevo régimen. La Era Olímpica estaba comenzando con Zeus al mando, pero él solo no podía gobernar toda la Tierra. Tras repartir sus territorios con sus hermanos Poseidón y Hades, fueron a un banquete preparado por Zeus en el Olimpo.

-¡Brindemos! ¡Por la batalla ganada y el nuevo rey! -dijo Poseidón mientras sostenía una jarra de ambrosía.

Zeus y Hades cogieron sus respectivas jarras, también llenas de ambrosía, y brindaron.

-¿Y que haréis ahora que la guerra ha acabado? -preguntó Zeus a sus hermanos.

-Yo iré a mi palacio submarino. Saldré de vez en cuando para ver si encuentro alguna muchacha -dijo Poseidón con su tono picaresco tan característico.

-Yo tendré que hacer mi trabajo. Coger las almas, llevarlas al inframundo, no dejar que salgan... Lo normal -comentó Hades.

-Bien, bien -se alegró Zeus.

-¿Y tú qué harás? -preguntó Poseidón.

-De momento no lo sé. Tendré que buscar alguna mujer con la que gobernar -dijo Zeus-. Hay una que está muy buena. Le diré que sea mi novia.

-¡Ese es mi hermanito! -exclamó Poseidón-. Hay que tener a las mujeres controladas.

Todos rieron. Estuvieron toda la noche bebiendo y comiendo sin cesar mientras charlaban sobre diferentes asuntos. A la mañana siguiente seguían en la fiesta cuando alguien interrumpió en la sala. Una voz grave de mujer se escuchó a lo lejos.

-¡Zeus! -gritó la voz- ¿¡Dónde estás!?

Segundos después aparece Deméter y Hestia, ambas hermanas de Zeus, Poseidón y Hades.

-¿Qué hacéis aquí Deméter? No os invité a la fiesta -dijo Zeus con un tono serio.

-Hemos venido a reclamar lo que es nuestro -responde Deméter enfadada.

-Es ella quien quiere reclamar lo suyo. Yo solo vengo a acompañarla -dice Hestia sin darle mucha importancia al asunto.

-¿Y que vienes a reclamar? -preguntó Zeus.

-Mi parte de la Tierra -le responde Deméter.

-Ya te la dimos. Controlas toda la superficie de la Tierra. Sin ti no habría plantas, no crecerían...

-Ya, pero yo no quería eso -le interrumpe Deméter-. Quiero gobernar una parte de la Tierra, al igual que tú, Hades y Poseidón.

-Eso no es posible -dijo Zeus de forma calmada y serena.

-¡Es injusto! -grita Deméter-. Como no me dejes gobernar en algún sitio...

-¿Qué harás? -le interrumpe Zeus. Sigue hablando con el mismo tono calmado-. Estás hablando con el rey de los dioses.

Aunque Zeus está algo mosqueado consigue contener su ira e intenta arreglar las cosas dándole un regalo a Deméter.

-No puedo dejar que gobiernes, pero si puedo darte un hogar en el Olimpo.

-No quiero esa ofrenda -dice Deméter algo más calmada.

-Niégate y Hades le dirá a Tánatos que se lleve tu alma al inframundo.

Tánatos es el dios de la muerte. Coge las almas de los mortales y las lleva al inframundo. Para los dioses, es algo muy humillante que Tánatos se lleve tu alma, ya que ellos no pueden morir.

-¿No crees que te estás pasando? -le susurra Hades a Zeus-.

-No sufrirá ese destino si acepta mi regalo. ¿Qué eliges?

Deméter se queda pensativa y, tras meditarlo un poco, da una respuesta.

-Está bien. Acepto, pero con una condición.

-¿Cuál?

-Hestia debe tener un lugar en el Olimpo.

-¿A ti te parece bien? -le pregunta Zeus a Hestia.

-Vale -responde un poco seca, pero con una sonrisa.

-¡Perfecto! -exclamó Zeus-. Os llevaré a vuestros respectivos templos.

-¿Y que pasa con la fiesta? -preguntó Poseidón a Zeus.

-Me parece que la fiesta a acabado -le responde Hades.

Zeus lleva a Deméter y Hestia a sus nuevos templos, dónde vivirán a partir de ahora. Mientras, Poseidón vuelve a su palacio submarino y Hades regresa al inframundo. La creación de la nueva era a comenzado.

Amor Y GuerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora