Juventud

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Varios años casados llevaban Hera y Zeus, el cual se había acostado con otras mujeres durante ese tiempo. Pero Hera se mantuvo firme en la relación y no tuvo relaciones con nadie más. Hubo un día en el que le propuso a Zeus tener un hijo y él no se negó en absoluto. Al contrario, él tenía muchas ganas de tener un hijo con Hera. Tras nueve meses de espera nace Hebe, diosa de la juventud. Todos los dioses del Olimpo asistieron al parto, era una gran acontecimiento. Hasta Hades subió del inframundo para conocer a su nueva sobrina.

-Hola, Hebe -dijo Zeus a su hija recién nacida-. Soy yo, papá.

Hebe solo balbuceaba mientras se chupaba la mano.

-Será una niña preciosa -dijo Hestia sentada en una silla al lado de Zeus.

-Voy a dormir un poco -avisó Hera. Estaba muy cansada del parto.

-Vale, mi reina. Duerme -susurró Zeus.

Después del parto, los hermanos Poseidón, Hades y Zeus fueron a tomar ambrosía para celebrarlo. Deméter y Hestia prefirieron quedarse con Hera y Hebe por si necesitaban algo.

Pasaron los años y Hebe crecía, pero siempre tenía la misma apariencia, ya que era la diosa de la juventud. Servía a todos los dioses en el Olimpo dándoles de comer y beber. Ella ya había crecido lo suficiente como para ser autosuficiente, pero era tan joven que no parecía ser capaz de hacer todo lo que hace. Hubo un tiempo en el que la dejaban ir a donde quisiera y en uno de sus viajes se encontró con Afrodita, diosa del amor y la belleza. No se sabe cómo, pero nadie había visto a Afrodita antes, y eso que nació incluso antes de que Cronos gobernara el mundo. Es un misterio que la propia Afrodita nunca va a desvelar. Gracias a Hebe, la bella diosa se incorporó en el Olimpo y empezó a vivir allí.

Meses después de que Afrodita entrara en el Olimpo, los dioses organizaron un banquete en el palacio de Zeus y Hera. Mientras sus hermanos y sobrinos comían y bebían, Hebe les servía de todo. Por algo era la copera de los dioses. En uno de sus viajes llevando las copas de la mesa a la cocina, se tropezó y cayó. Todos los presentes se quedaron alucinando. Hebe se fue toda avergonzada. Entró en su cuarto y cerró la puerta con llave. Zeus y Hera fueron tras ella.

-¡Hebe! -le gritó Zeus-. ¡Hebe abre la puerta!

-¡No quiero! -respondió llorando.

-Hebe, ¿qué te ocurre? ¿Por qué te has ido? -preguntó Hera.

-¿Ha sido porque te has tropezado delante de todos? -siguió preguntando Zeus-. No te tienes...

-¡No es por eso! Es qué... -hizo una pequeña pausa-. Creo que estoy entrenando en la pubertad.

Zeus y Hera se sorprendieron.

-Ese tropiezo es el paso torpe de la juventud a la adolescencia -dijo suavemente Hera dándose cuenta de la situación-. ¿Quieres que te traiga compresas, tampones y toallitas?

-¡No! -respondió agresivamente.

-Hija. Sé que estás pasando por una etapa difícil. Ya lo hemos visto todos. Pero no tienes de que avergonzarte -dijo Zeus con una voz suave y cálidad para tranquilizarla.

-Además, no sé si será el mejor momento, pero te lo tengo que contar -Hera paró un segundo para tomar aire-. Yo... Estoy embarazada.

-¿!Qué!? -gritó Hebe. Segundos después abre la puerta-. ¿De verdad estás embarazada?

Hebe no se lo creía, pero era cierto. No tenía ningún problema en tener un hermano, pero en ese momento no quería pensar en nada más.

Los invitados del banquete se estaban preocupando por Zeus, Hera y Hebe, así qué mandaron a Hestia y Poseidón para ver qué pasaba.

-¿Qué ocurre? ¿Por qué tardáis tanto? No hay nadie que nos atienda -dijo Poseidón.

-Ya os lo contaremos todo otro día -dijo Hera-. Creo que la fiesta se ha acabado por hoy.

La juventud no dura para siempre. Pero para Hebe si. Aunque esté en la pubertad y sea una adolescente, siempre va a ser joven y hermosa.

Amor Y GuerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora