Han pasado varios años desde que Zeus se tragó a Metis. Siguió buscando esposa y encontró a Temis, su tia y diosa de la justicia divina. Con ella tuvo varias hijas que, por suerte, no destronaron a Zeus. Eso no funcionó y lo dejaron, pero él seguía buscando esposa. Temis se sentía un poco mal por Zeus, así que le dijo que se dirija hacia el palacio submarino de Océano y Tetis en busca de una muchacha. Zeus le hizo caso y se puso en marcha hacia su destino. Cuando llegó tocó a la puerta y Tetis le abrió.
-¡Hola, Sobrino! -dijo Tetis alegrándose mucho-. ¿Qué haces por aquí?
-Poca cosa -dijo Zeus mientras se daban dos besos.
-Pasa, pasa. Océano está en el salón.
Tetis corrió directa a la cocina y Zeus fue al salón. Océano y él se saludaron con un apretón de manos y un abrazo. Se sentaron en el sillón.
-¿Qué te trae por aquí? -preguntó Océano-. Oye, siento mucho lo de tu padre.
-No te preocupes, nunca me cayó muy bien.
-¿Qué pasó para que le ocurriera lo que le ocurrió? -preguntó Océano sin cortarse un pelo.
-No me gusta hablar de eso.
-Venga, por favor.
-Está bien -dijo Zeus con poco interés.
En ese momento aparece Tetis con una bandeja en sus manos, había tres taza de té y galletas.
-Te gusta el té, ¿verdad? -preguntó Tetis a Zeus.
-Sí, mucho -respondió.
-¿Por qué has traído té? ¿Le has preguntado al muchacho? -dijo un poco enfadado Océano.
-No te preocupes, me daba igual -aclaró Zeus.
-Bueno, cuenta lo que pasó -dijo Océano.
Tetis se acomodó y la pareja escuchó atentamente a Zeus.
-Cronos gobernaba el mundo y vuestros padres Urano y Gea les dijo una profecía. Está decía que uno de sus hijos le derrotaría y gobernaría por él.
-Eso lo sabemos -dijo Océano.
-Para evitarlo se fue tragando a sus hijos según fueron naciendo, excepto al sexto. Ese era yo. Crecí y Metis me dió una poción que se la di a Cronos. Él se la tomó y vómito a mis hermanos. Mi madre Rea escondió a Hestia, Deméter y Hera mientras Poseidón, Hades y yo luchamos en la Titanomaquia. Después de la guerra empezó un nuevo régimen y los hermanos estuvimos juntos otra vez, excepto Hera. De ella no sabemos nada. Rea me dijo que estaba a salvo, pero no sé donde la escondió.
Tetis y Océano se quedaron embobados por la historia y tardaron unos segundos en reaccionar.
-Hera... -al fin consiguió decir Océano.
-Hera está con nosotros -siguió Tetis.
-¿Cómo? ¿En serio? -se extrañó Zeus.
-Sí. Ha estado viviendo con nosotros desde la guerra -afirmó Océano.
Zeus se quedó un poco pensativo.
-¿Puedo verla? -al fin dijo.
-Sí, claro -respondió Tetis-. ¡Hera! ¡Hay un muchacho que quiere verte! ¡Baja al salón! -gritó mirando hacia arriba.
Hera bajó las escaleras desde su habitación. Al llegar al salón se detuvo y miró a Zeus. Era una mujer preciosa, con largos pelos rubios y unos ojos marrones que resaltaban de lo mucho que brillaban. Zeus se quedó mirándola asombrado de lo hermosa que era esa mujer. Hubo un largo silencio hasta que Hera dijo:
-¿Zeus? ¿Hermano? ¿Eres tú? -dijo tranquilamente.
Tenía una voz preciosa, aunque un poco robusta. Zeus seguía asombrado y tardó en reaccionar.
-Sí, sí. Soy yo -consiguió decir a duras penas.
Hera fue rápidamente a darle un abrazo.
-Cuanto te he echado de menos -dijo Hera casi llorando.
-Yo también - le susurró Zeus.
-¿Ya puedo volver a casa? -dijo Hera mientras se separaba de Zeus.
-Sí, claro que puedes. Pero, ¿por qué no viniste antes? La guerra terminó hace mucho -preguntó Zeus un poco confuso por la situación.
-Rea nos dijo que no se podía ir de aquí hasta que alguno de sus hermanos viniera a buscarla -dijo Océano.
-¿Por qué? -preguntó Zeus extrañado.
-Por seguridad. No quería que les ocurriera nada a alguna de sus hijas -dijo Tetis.
-Lo importante es que ya estáis juntos otra vez -dijo Océano.
-¡Id al Olimpo! -exclamó Tetis-. Tienes que enseñarle todas las novedades a Hera.
-¡Si! ¡Tengo ganas de ver a nuestros hermanos! -se ilusionó Hera.
Zeus y Hera se despidieron de sus tios y se pusieron en marcha hacia el Olimpo. Allí se encontraban los demás hermanos y Hera fue directamente a hablar con ellos.
-¡Hermanos! -exclamó-. ¡He vuelto!
Automáticamente todos fueron a abrazarla y Zeus se incorporó después. Tras el largo abrazo empezaron a hablar de sus cosas, se contaron anécdotas y charlaron sobre lo que habían hecho todo este tiempo. Al llegar la noche Zeus y Hera salieron a dar un paseo.
En algún momento Zeus se enamoró de Hera. Puede que fuera en el palacio de sus tíos o tal vez al llegar al Olimpo, pero sentía algo profundo por ella. Le miraba como si fuera la diosa más hermosa de todo el panteón. A la luz de Selene, la luna, su pelo brillaba con un resplandor inimaginable. Tras un rato andando en silencio Zeus se atrevió a decir:
-Hera -le llamó.
-Dime, Zeus -respondió.
-Te quiero. ¿Quieres casarte y vivir conmigo? -dijo rápidamente un poco tímido.
-¿¡Qué!? -se alarmó Hera-. Somos hermanos, no nos podemos casar.
-¿Cómo que no? ¿Quién lo dice?
-Nadie, pero es un poco raro. ¿No crees?
Zeus no iba a aceptar un no por respuesta.
-Hera. Cásate conmigo -dijo esta vez algo enfadado.
-¡No! -gritó y salió huyendo.
-¡Espera Hera! -intentó detenerla.
Ella salió corriendo ignorando todo comentario de Zeus. Corrió tan rápido que Zeus no pudo alcanzala. Días después volvió a intentarlo. Zeus le seguía proponiendo matrimonio y Hera le rechazaba. Cada vez que se veían era el mismo procedimiento, ocurriendo un total de trescientas veces. Pero en la vez trescientos uno Zeus usó otra táctica para conquistarla. Si se lo pedía él le iba a rechazar, así que para que evitarlo se transformó en un lindo pajarito.
Cuando Hera iba paseando por un bosque, Zeus transformado en pájaro se acercó a ella.
-¡Uy! Hola pajarito -se sorprendió Hera.
El pájaro empezó a jueguetear con Hera durante varias horas. Tras alcanzar una confianza plena empezó a hablar.
-Hola, ¿como te llamas? -dijo Zeus con una voz aguda y melodiosa.
-¡Vaya! ¿Sabes hablar? -se sorprendió otra vez Hera-. Me llamo Hera, ¿y tú?
-Yo soy Pisi -se inventó rápidamente el nombre-. ¿Quieres casarte conmigo?
Zeus transformado en pájaro puso unos ojitos muy lindos y adorables. Hera no pudo resistirse a esa cara tan adorable, así que respondió que si se casaría. Calló en la trampa. En ese momento, Zeus volvió a su forma original. Hera estaba extrañanda por lo que estaba pasando. No tuvo otra opción que casarse con él, ya que le había dicho que sí. Zeus se salió con la suya.
Algunos meses después se casaron y ahora viven ambos en un palacio arriba en el Olimpo.
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Amor Y Guerra
RomanceZeus tiene muchos problemas con sus amoríos y su esposa Hera. Cuando nace su hija Atenea todo se complica más todavía. Afrodita y Ares no se están quietos. ¿Qué cosas podrán salir mal? Las cosas del pasado de Zeus influyen en el futuro de los dioses...