Después de los nueve meses, y que Ilitía dara comienzo al parto, Hera por fin consiguió dar a luz a un nuevo bebé. Esta vez fue niño. Hebe e Ilitía querían poner el nombre de Ares, pero Hera quería poner el nombre de Hefesto. Como no se decidían por el nombre fueron a preguntarle a Zeus cual le gustaba más. Él se encontraba en la cocina preparando la cena. Ilitía y Hebe fueron allí a preguntarle mientras Hera daba el pecho al bebé en el salón.
-Papá. Queremos preguntarte una cosa sobre el bebé -dijo Ilitía.
-¿Sobre el bebé? -exclamó Zeus un poco enfadado- No quiero saber nada del bebé.
-¿Qué? ¿Por qué? Es tu hijo -preguntó Hebe sorprendida.
-Yo nunca quise tener a ese hijo. Lo cuidaré si hace falta, pero seré lo menos cariñoso posible -seguía diciendo un poco más enfadado.
-¿Cómo puedes decir eso de tu propio hijo? -se empezó a asustar Hebe.
-¡Dejadme en paz! ¿¡Vale!? -gritó Zeus a todo pulmón-. ¡Iros de aquí ahora mismo!
Ilitía y Hebe no dijeron una sola palabra más, obedecieron a las órdenes de su padre y se fueron tristes al salón. Zeus siguió preparando la cena como si nada hubiera pasado. Cuando llegaron al salón Hera aún seguía dando el pecho al bebé. Las chicas se sentaron muy tristonas en el sofá. Hera preocupada por ellas y los gritos le preguntó a las chicas que había ocurrido. Ellas le contaron lo sucedido y Hera se quedó a cuadros. Pero, incluso por eso, no podía hacer nada, ya que Zeus podría mandarle algún castigo. Calladas, un silencio incómodo inundó la habitación. A los pocos minutos, Zeus interrumpe diciendo que la cena estaba lista. Las tres fueron a la cocina. Hera dejó al bebé en la cuna que se encontraba allí. Estaba profundamente dormido. Los cuatro empiezan a comer sin decir nada. De repente Hera salta diciendo:
-Bueno... Y... Al final, ¿qué nombre le vamos a poner al bebé?
Zeus puso una cara de enfadado. Pero no dijo nada.
-¿Qué te parece Hefesto? -dijo Hebe mientras le giñaba un ojo a Hera.
-Hefesto no me gusta -susurró Zeus para sí mismo.
-¿Qué has dicho? -preguntó Hera.
-¡Qué Hefesto no me gusta! -empiezó esa frase susurrando y la terminó a gritos mientras giraba la cabeza para mirar a los ojos a Hera.
-¿Cómo has dicho? -comenzó a mosquearse un poco Hera.
-Lo que has oído -dijo Zeus algo más sereno.
Hera se levantó rápidamente de la silla y cogió a Zeus de su ropa como si le fuera a pegar.
-Mira. No quiero que uses ese tono conmigo -susurró.
-¿O sino qué? -gritó mientras empujaba a Hera. Ella le soltó.
Hera quería pegarle, pero se mantuvo sería y aguantó las ganas.
-¿De verdad quieres saberlo? -respondió a Zeus.
Hebe e Ilitía estaban aterrorizadas. Cogieron al bebé y se marcharon de la cocina para evitar cualquier tipo de daño o amenaza.
-Hera. Para ya. Sabes que te puedo mandar al Caos -dijo con un tono psicópata.
Se le cambió totalmente la expresión de la cara a Hera. Ahora estaba incluso más asustada que Ilitía y Hebe. El Caos es la parte que se encuentra por debajo del inframundo, incluso más que el Tártaro, que es la parte más profunda de la Tierra. Todo lo que entre allí es desintegrado al instante, incluso las almas de los inmortales. Si entrara allí, literalmente se desvanecería y no podría regresar.
-No serás capaz -dijo muy asustada.
-¿No? ¿Quieres comprobarlo? -continuó con el tono psicópata.
Hera no supo como reaccionar a continuación, así que lo único que hizo fue sentarse y seguir cenando. Zeus se relajó y fue a sentarse también. Hera empezó a llorar. Zeus se preocupó un poco por ella.
-¿Por qué lloras amor? -cambió a un tono más tierno.
-No quiero que me mandes al Caos -dijo entre llantos y lágrimas.
-No te preocupes. No te mandaré al Caos. Puede que esté un poco molesto por el bebé, pero ya sabías que no quería tener otro, y aún así insististe.
-Lo siento mucho. Ya cuidaré yo al bebé junto a Hebe e Ilitía. Aún así, ¿qué nombre te gusta más, Hefesto o Ares?
-Creo que prefiero Ares -sonrió.
A Hera no me gustaba ese nombre, pero para no hacerle enfadar aceptó el ponerle así.
-¡Decidido! El bebé se llamará Ares.
De repente le empezó a doler la cabeza a Zeus. Ya había tenido dolores antes, pero este era peor.
-¡Ay! -exclamó mientras se tocaba la cabeza.
-¿Te duele otra vez? -preguntó Hera.
-Sí -respondió- aún qué está vez me duele un poco más.
-Siento no poder hacer nada -se entristeció Hera.
En ese momento aparecen Ilitía y Hebe con el bebé llorando.
-¿Ya habéis dejado de pelear? -preguntó Ilitía.
-Sí -afirmó Zeus.
-¡Qué bien! ¿Pero puedes darle de comer al bebé para que se calle?
-El bebé se llama Ares -dijo Hera mientras los cogía en brazos.
Ilitía y Hebe se ilusionaron, era el nombre que querían ponerle. Se sentaron en sus sillas y se pusieron a comer. El ambiente volvía a estar tranquilo.
Hebe se encargaba de cuidar a Ares mientras Hera hacía otras cosas junto a Ilitía. Zeus pasaba de todo. Ares era bañado por Hebe, le daba de comer y de beber, jugaban y pasaban el tiempo juntos.
Pasaron los años y todo seguía como antes. Zeus le ponía los cuernos a Hera, ella se vengaba de la amante, Ilitía daba comienzo a los partos... Pero Ares ya había crecido y no necesitaba la ayuda de Hebe. Se convirtió en el dios de la guerra.
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Amor Y Guerra
RomanceZeus tiene muchos problemas con sus amoríos y su esposa Hera. Cuando nace su hija Atenea todo se complica más todavía. Afrodita y Ares no se están quietos. ¿Qué cosas podrán salir mal? Las cosas del pasado de Zeus influyen en el futuro de los dioses...