Guerra por Amor

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Hera volvió al Olimpo, al palacio de Zeus y ella. Estaba enfadada por la elección de Paris. Ella sabía que era la más hermosa de todas las diosas. Zeus se compadeció de ella e intentó recompensarla.

-¿Quieres una noche de pasión? -preguntó Zeus muy coqueto pero un poco triste.

-¿De verdad lo dices? -dijo Hera.

-De verdad -respondió Zeus.

Se cogieron de la mano y se fueron a la cama. Casi al mismo tiempo, Afrodita volvía a su palacio con su premio. Fue a su habitación

-¿Qué haces aquí? -preguntó Afrodita muy sorprendida.

-Antes de decírtelo -dijo Ares-. ¿Has ganado?

-¡Sí! -dijo Afrodita muy alegre y expresiva.

-¡Bien! -exclamó Ares-. Pues deja que te dé mi regalo por haber ganado.

Ares se quitó la camiseta que llevaba lentamente. Afrodita veía sus hermosos y marcados pectorales con pasión. Se puso roja, no se esperaba este regalo. Sin decir nada, dejó la manzana en un estante y se acercó a Ares. Empezó a tocar sus pectorales suavemente. Iba bajando poco a poco hasta que llegó a sus caderas. Le bajó los pantalones y empezó a chupar su pene, que todavía seguía inactivo. Ares lo gozaba. Después, terminó de quitarse los pantalones y se acostó en el borde de la cama. Afrodita siguió chupando. Tras un rato así, se quitó la ropa y se tumbaron el la cama, uno enfrente del otro.

-¿Quieres hacerlo? -preguntó Ares.

-Por supuesto -susurró Afrodita.

Se empezaron a besar. Afrodita se tumbó boca arriba y Ares se puso encima boca abajo. Cogió su pene, lo ajustó en la vagina de Afrodita y la penetró. Empezó flojo, pero luego iba cada vez más rápido. Ambos gemían mucho. Hasta que, un rato después de hacer varias posturas, Ares se corrió. Por suerte no cayó nada en la vagina de Afrodita, podría haberse quedado embarazada. Cuando terminaron se durmieron desnudos en la cama.

Al día siguiente, irrumpen en el palacio Apolo, dios de las artes y la música; y Artemisa, diosa de la caza. Estuvieron llamando al palacio, pero nadie contestaba, así que entraron sin avisar. Fueron a la habitación de Afrodita y entraron sin llamar.

-¡Oh! ¡Uy! ¡Lo siento! -dijo Apolo mientras se tapaba los ojos, salía de la habitación y cerraba la puerta.

Artemisa no había visto nada y se extrañó de la reacción de Apolo.

-¿Qué ocurre? -preguntó Artemisa.

-Están Afrodita y Ares, y están desnudos.

-¡Uy! -exclamó mientras se reía.

-¡No te rías! Necesitamos su ayuda -se giró y llamó a la puerta-. ¿Estáis ya?

Afrodita abrió. Ya se habían vestido. Estaba roja de la vergüenza.

-Venid -dijo muy tímida-. Hablamos en el salón.

Artemisa y Apolo le siguieron. Ares iba detrás. Cuando llegaron al salón, se sentaron cada uno en una silla.

-Hablad. ¿Qué queréis? ¿Tan importante es que tenéis que entrar sin llamar? -dijo Ares un poco mosqueado.

-Es super importante -dijo Artemisa.

-Va a comenzar una guerra en Troya -siguió Apolo.

-¿Por qué? -preguntó Afrodita.

-La van a iniciar Hera y Atenea en venganza por no haber sido elegidas como las diosas más bellas.

-Me lo olía -dijo Ares ahora más serio-. ¿Cuándo será?

-Mañana al medio día -respondió Apolo.

Amor Y GuerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora