09; COMO EL ORO Y LA SANGRE

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COMO EL ORO Y LA SANGRE

Caníbal cruzó la ciudad oscureciendo el suelo a su paso, sobre el dragón que aterrorizaba a la ciudad entera iba el joven príncipe Aegon. El niño de tres veranos, casi cuatro, iba riendo sobre el dragón que volaba con calma. Sus padres habían ordenado la confección de una montura lo más pronto posible para el dragón y, milagrosamente, lograron hacerla en poco tiempo para que pudiera volar tranquilo sin preocupar a sus padres. Otro milagro fue que Caníbal se dejó poner la montura, aunque apenas terminaron intentó comerse a dos de los cuidadores que estaban más cerca. Aegon no iba a negar que se había reído y hasta aplaudió al ver como todos se alejaban del dragón que intentaba comérselos.

Su mamá le dio una lección sobre lo importante que era mantener a su dragón bajo control y desde ese día ella misma lo llevaba a la fosa para darles clases de jinete de dragón. El valyrio todavía se le enredaba en la lengua, pero Caníbal parecía entender sus órdenes porque casi siempre las seguía. Había visto a Sunfyre en varias ocasiones, casi siempre su madre lo llevaba al hombro durante sus clases en la fosa, incluso le explicó que el huevo de Sunfyre era de su difunto hermano Baelon. Eso lo puso a pensar porque en su vida pasada Sunfyre nació en Dragonstone, ¿había cambiado eso?

Estaban volando sobre el mar cuando escuchó el rugido de un dragón que él conocía muy bien. Caníbal rugió y giró a la derecha para evitar a otro dragón que pasaba cerca de ellos, Aegon se aferró a la silla y gritó asustado. Maldito Daemon, ¿qué no veía que estaba chiquito? ¿Cómo iba a darle tremendo susto? Se iba a divertir diciéndole a su abuelo y viendo como regañaba al muy graciosito. Caníbal gruñó disgustado y siguió su vuelo con calma descendiendo hasta que su cola podía arrastrarse en el agua. Volaron un poco más con Daemon y Caraxes dándoles vueltas, Aegon le hubiera tirado a Caníbal encima, pero sabía que su dragón tenía mal temperamento y no quería causar un accidente.

Aterrizaron en la fosa uno después del otro. Primero aterrizó Caraxes y después Caníbal. Aegon se agarró de la cuerda que colgaba de la silla y se deslizó por el ala de su dragón entre risas, siempre le parecía divertido hacer eso. Apenas sus pies tocaron el suelo corrió hacía donde Daemon hablaba con los cuidadores, sin cuidado se estrelló con las piernas de su tío y lo miró con inocencia cuando este bajó la cabeza para verlo.

—Mi príncipe, la princesa me pidió llevar al príncipe Aegon de regreso—Sir Criston se acercó a ellos.

—¡Shío Mon!—Aegon estiró su mano y agarró la de Daemon señalando los caballos con la otra—¡Abalo!

Daemon lo miró por varios segundos, considerando lo que le estaba pidiendo. ¿Se negaba y lo hacía llorar como el mimado que era? ¿O lo llevaba y se ganaba el favor de su hermano complaciendo al mimado?

—Llevaré al príncipe yo mismo—terminó accediendo—, no se preocupe por eso sir Crispín.

—¡Tison!—Aegon exclamó sacudiendo una mano como despedida al caballero.

Criston los observó alejarse y sacudió una mano como despedida al niño que aún se despedía. En esa vida Criston le parecía de lo más tranquilo, siempre siguiendo a su madre o a él, incluso cuando hacía travesuras o cosas que no debía estar haciendo. Todavía no entendía cómo se había convertido en el perro de su madre en su vida pasada. Cosas que nunca tendrán sentido para él.

Cabalgó con Daemon de regreso a la fortaleza, sus ojos cerrándose por sí mismos en el camino. Estaba cansado, se estaba saltando la hora de su siesta, tanto que ni se dio cuenta que llegaron hasta que Daemon intentó ponerlo en el suelo. Fue más instinto que nada, pero no se negó. Sus brazos rodearon el cuello de su tío y dejó salir una protesta para que no lo pusiera en el suelo. Sin poder quitárselo de encima Daemon se resignó a cargarlo, dejando que se acurrucara en su hombro a dormir a gusto. Los guardias y los sirvientes que se cruzaron en su camino los miraban, las mujeres riendo entre susurros mientras comentaban lo encantador que se veía el príncipe cargando a un niño. Aegon bostezó enterrando su rostro en el cuello de su tío, su mano cayendo sin fuerza a su costado, estaba más dormido que despierto cuando escuchó la voz que había estado esperando escuchar hace días.

thicker than water. (house of the dragon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora