05; DOS PASOS ATRÁS

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LEAN LA NOTA AL FINAL, GRACIAS.

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DOS PASOS ATRÁS

La risa de Aegon llenó los pasillos desde temprano, acompañada por el sonido de pasos y la risa de su madre. Esa mañana, por primera vez desde que Laenor se fue, Aegon despertó de buen humor y decidió correr por la fortaleza apenas una doncella abrió la puerta cuando su madre estaba distraída. Criston Cole iba detrás de ellos en silencio como protección, aunque Aegon hubiera preferido estar a solas con su madre, pero no era como si pudiera hacer algo...aún.

En la esquina del pasillo Aegon vio aparecer a Viserys y dejó salir un grito para llamar su atención. El hombre lo miró y enseguida su sonrisa creció y sus ojos se iluminaron, Aegon casi no puede ocultar su dolor al ver esa expresión. Nunca la había visto dirigida a él antes. Alicent solo lo miraba con reproche y decepción, Viserys lo ignoraba, Aemond lo miraba con disgusto a pesar que se llevaban bien, Helaena apenas y lo miraba, y Daeron ni siquiera lo conocía. Eran miradas que aparecían en el fondo de su mente cada vez que alguien lo miraba con amor desmesurado y le causaba ganas de gritar y llorar.

¿Realmente se merecía todo ese amor? No.

¿Era capaz de dejar ir ese sentimiento de felicidad? Nunca.

No importa qué, debía proteger a sus hermanos. A los de antes y los de ahora. No podía fallarles.

Estaba a unos cuantos pasos del Rey cuando fue levantado por su madre. Un grito de felicidad se le escapó y su risa resonó por el pasillo cuando sintió besos lloviendo en todo su rostro, cuando por fin pudo abrir los ojos bien se dio cuenta por qué su madre no lo dejó llegar hasta Viserys. Otto estaba ahí, dándole esa mirada que ocultaba cosas de los demás, pero no ocultaba nada para Aegon. Ya estaba acostumbrado a su mirada, llena de decepción y asco. No dudó en regresarle la mirada lo mejor que podía considerando que era un bebé.

—¿Qué pasa, príncipe, estás molesto?—Viserys estiró una mano y le picó la mejilla haciéndolo reír. —Ahí está esa sonrisa que me gusta ver.

—Buenos días padre, Lord Mano—Rhaenyra los saludo algo tensa.

—Bubu—Aegon saludo sacudiendo una mano.

—¿A dónde iban con tanta prisa?—Viserys dejó a Aegon agarrar uno de sus dedos.

—Aegon decidió que sería bueno correr por los pasillos—Rhaenyra bajó la mirada a su hijo y sonrió al verlo jugar con los dedos de su padre—, estaba por dejarlo con sus cuidadoras para asistir a la reunión del concejo.

—No será necesario—Viserys estiró ambas manos hacia Aegon y él se lanzó a los brazos de su abuelo que lo cargo con una sonrisa—, será bueno que comience en las reuniones desde ahora.

Rhaenyra lucía a punto de negarse, pero Aegon la convenció cuando recostó su cabeza en el hombro de Viserys y se aferró a la cadena de oro que el hombre usaba. Ella no era capaz de molestar la comodidad de su hijo. Aegon, por su parte, intentó jalar la cadena tanto como podía. ¿Si jalaba lo suficientemente fuerte podría ahorcar a alguien? Quizás debía dejar que Otto lo cargara y probar con él, le haría un favor a todos si el hombre caía muerto lo más pronto posible.

Estaba concentrado en tirar de la cadena que se asustó cuando su maraca apareció frente a él. Oh, claro, la había dejado en la habitación cuando salió corriendo. Sus ojos fueron a la doncella que le ofrecía el objeto y le sonrió lo más dulce que podía, aunque no requería de mucho esfuerzo porque todos decían que era el niño más adorable de los siete reinos. Dejó de jalar la cadena, seguiría su experimento después, y tomó su maraca sacudiéndola un poco. Sus ojos fueron a Otto que lo miró con disgusto y él sonrió sacudiéndola más fuerte. Todo para que el hombre sufriera tanto como fuese posible.

thicker than water. (house of the dragon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora