18; LA FURIA DEL DRAGÓN

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LA FURIA DEL DRAGÓN

Tres días. Tres días en los que Aegon se la pasó rondando por la Fortaleza en espera de que alguien le dijera algo, lo que sea, sobre su dragón perdido. Nadie sabía nada del dragón, era como si hubiese volado tan alto que alcanzó a los dioses. A ese punto no le sorprendería si era cierto. Con un suspiro cargado de frustración se sentó en el suelo junto a Jacaerys que no dudó en trepar en su regazo apenas lo sintió cerca. Sus brazos se cerraron alrededor de su hermano menor para prevenir que cayera al suelo y sonrió cuando este lo miró con sus ojitos brillantes. Ahora se preguntaba por qué no había sido un buen tío antes si Jace era un amor.

—Era un asco, ¿verdad?—picó la nariz de su hermano con un dedo haciéndole reír. —Te prometo que ahora seré mejor.

Jace parpadeó sin entender lo que su hermano le decía. Claro, apenas había aprendido a gatear, no esperaba que ya entendiera lo que le estaba diciendo. La cadena que colgaba de su camisa llamó la atención del bebé y Aegon dejó que jugase con ella todo lo que quería, no podía decirle que no a su hermano. Quizás eso sería un problema en el futuro, pero sería un problema para el Aegon del futuro.

—Aegon, tu padre te estaba buscando—su madre ingresó a la habitación tomada de la mano con Helaena.

—No tengo ganas de entrenar hoy—hizo un puchero. —Hola, Hela.

—Hola Egg—la niña le sonrió y enseguida se agachó frente a él para saludar a Jacaerys—, hola Jace.

—La Reina entró en labor de parto así que pronto vendré a buscarlos—les avisó su madre.

Los dos mayores asintieron y Rhaenyra abandonó la habitación. Aegon regresó la mirada a Helaena encontrándose con un pedazo de tela que cubría toda su visión.

—Lo hice para Jace—era una pequeña manta con una araña tejida en la esquina—, ¿te gusta?

—Es bonita—Helaena bajó la manta y le sonrió—. ¿Dónde está Aemond?

—No lo se—hizo una mueca de desagrado—, fui a buscarlo, pero no pude encontrarlo, Rhaenyra dijo que lo buscaría.

Aegon asintió y no dijo nada más. La tensión en la Fortaleza había crecido demasiado en los últimos días. Esa era la primera vez que veía a Helaena desde que había despertado. Estaba claro que la Reina quería mantenerlos separados lo más que pudiera y estaba teniendo éxito en ello.

Helaena se quedó con ellos el resto del día, tomaron una pequeña merienda juntos cuando su padre apareció para asegurarse que estuvieran bien y se quedó con ellos a jugar. Su tío Joffrey llegó poco después acompañado de Clement y Cassandra, los tres acabaron uniéndose al juego donde usaron a Jace como dragón. Más rápido de lo que esperaban llegó la hora de la siesta del menor de todos, así que lo dejaron ir con las cuidadoras, entonces los niños se sentaron en el suelo a escuchar las historias que Laenor tenía que contar sobre la guerra. Aegon ya conocía las historias de principio a fin, pero nunca se cansaba de escucharlas, eran sus historias favoritas.

—Cuando crezca quiero ser un gran guerrero—Clement comentó emocionado—y así poder ir a batallas con mis amigos.

—Estoy seguro de que serás un gran guerrero—Laenor le revolvió el cabello.

—¿Podemos nosotras ser guerreras?—Cassandra lo miró con ojos expectantes.

—Como Visenya—murmuró Helaena.

—El abuelo dijo que su madre también sabía pelear con una espada—añadió Aegon.

—Si, las niñas pueden ser guerreras también—Laenor miró a las únicas niñas en la habitación—. Si lo desean pueden serlo.

thicker than water. (house of the dragon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora