12; EL PASADO Y EL PRESENTE

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EL PASADO Y EL PRESENTE

Tenía calor, demasiada calor, pero sentía que estaba mojado y aún así, a pesar de la brisa marina, el calor no se iba. Sus ojos estaban cerrados así que no podía ver dónde estaba, pero podía sentir manos sosteniendo su cuerpo, sus rodillas dolían por estar contra el suelo y la cabeza comenzaba a dolerle gracias a las voces que hablaban a su alrededor. Intentó abrir los ojos, pero tenía los párpados pesados y la luz le hizo cerrar los ojos otra vez. ¿Dónde estaba? ¿Dónde estaban sus padres?

Su cuerpo se dobló de repente con una arcada que lo dejó jadeando, le dolía todo el cuerpo y aquel movimiento brusco solo hizo que el dolor empeorara. Por fin pudo abrir los ojos cuando la voz de Aemond se escuchó en medio del escándalo. Aegon levantó la cabeza lentamente para evitar agravar el dolor que comenzaba a punzar detrás de sus ojos. Estaba en Dragonstone, lo reconoció de inmediato porque la escena era muy familiar. Las doncellas que lo cuidaban estaban ahí, encadenadas como criminales, pero a pesar de la familiaridad, algo había cambiado. Reconoció a su madre, siendo aprendida por guardias, tenía el rostro arrugado en una mueca de odio dirigida al hombre de pie frente a ellos.

La respiración de Aegon se atascó en su garganta al ver a Aemond de pie frente a un dragón dorado, el dragón estaba herido, pero lo que más llamó su atención fue la corona en la cabeza del peliblanco. Hubo un sonido seco a su derecha y una espada fue lanzada frente a él, ¿Dark Sister? Sus ojos fueron de la espada a su madre que aún estaba mirando con odio a Aemond. ¿Qué estaba pasando? ¿Qué era eso?

—El príncipe Daemon está muerto—declaró Aemond con una sonrisa de suficiencia—, no tienes a nadie que pueda defenderte ahora, hermana—el título fue dicho con asco y resentimiento—. ¿Por fin vas a rendirte?

Los ojos de su madre fueron hasta él y su expresión se suavizó, había lágrimas acumuladas en sus ojos que se negaba a dejar salir y él se sintió aún más confundido. ¿Qué estaba pasando? Abrió la boca para hablar, pero solo pudo toser sin control, sentía que estaba apunto de desmayarse, ¿estaba enfermo?

—Si te rindes puede que dejé vivir al único hijo que te queda—comentó Aemond con burla.

No, no, sus hermanos. Se le nubló la vista e intentó luchar contra las manos que lo tenían agarrado, pero solo logró caer al suelo sobre su costado, el guardia no dudó en presionarlo contra el suelo con su pie.

—¡Suficiente!—gritó su madre liberándose del agarre de los guardias. —Solo eres un cobarde, no mereces esa corona—Aegon giró la cabeza para verla, más allá de ella había una niña llorando desconsolada—. Nunca serás Rey.

Aegon miró a la niña y se dio cuenta que Baela no estaba muy lejos, sus ojos puestos en la niña que lucía sospechosamente idéntica a su tía Laena. ¿Dónde estaba ella? ¿Y su papá? ¿Dónde estaba Laenor?

—Y aún así yo soy quien lleva la corona—Aemond hizo una seña con la mano para que los guardias se alejaran—. Perdonaré a tu hijo, solo para mantener a los Velaryon calmados, pero tu no saldrás de aquí con vida.

—¡No!—se escuchó a sí mismo gritar—¡Madre!

Intentó levantarse, luchó con toda la fuerza que le quedaba, pero no pudo moverse, no pudo alcanzarla. Sus ojos se abrieron con horror al ver como Sunfyre escupía fuego, el grito que salía de su garganta fue doloroso, pero nada dolía más que ver como su madre era consumida por el fuego. Antes de que el dragón pudiera moverse para devorar su cuerpo se escucharon dos rugidos y fuego llovió sobre ellos. No le importó que todos a su alrededor corrieran buscando refugió, sus ojos estaban puestos en el cuerpo de su madre que aún era consumido por las llamas. No podía respirar, le dolía todo el cuerpo y la cabeza, no se podía mover. Manos calientes tomaron su rostro forzandolo a dejar de mirar la escena y cuando sus ojos chocaron con los violetas de su padre un sollozo le sacudió el cuerpo.

thicker than water. (house of the dragon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora