19; LOS SIETE REINOS PARTE I

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LOS SIETE REINOS PARTE I: TIERRAS DE LA TORMENTA

Las risas llenaron los pasillos de la Fortaleza apenas un día después de la ejecución de Otto Hightower, y en cuestión de días se volvió algo normal, sin importar cuanto molestaba a la Reina. Siete niños corrían por los pasillos sin importarles nada más que su juego inocente y disfrutar la compañía del otro. De vez en cuando se les unían Helaena y Aemond, pero era en raras ocasiones ya que la Reina tendía a controlar el tiempo de sus hijos con mano de hierro. Por eso la vista más común era ver a los siete niños juntos. Como en ese momento que corrían sin preocupaciones por el jardín.

—¡Cuidado!—el gritó de Cassandra llegó tarde.

Alan se tropezó con Joffrey y los dos rodaron por el suelo, Cregan apenas pudo detenerse para evitar caer con ellos. El resto hizo una mueca al verlo porque, bueno, se suponía que no debían estar corriendo. Ese día comenzarán su viaje por el reino y ya estaban listos, no debían ensuciar su ropa.

—Mamá va a matarnos—murmuró Aegon.

—No seas exagerado—Aliandra se acercó a Joffrey y comenzó a ayudarlo para limpiar su ropa.

Al final lograron limpiarlos y, casi, no se notaba que habían rodado por el suelo. Y para evitar más accidentes decidieron solo caminar. Estaban regresando al interior de la fortaleza cuando Aemond apareció corriendo, con los ojos bien abiertos mientras ocultaba algo con un trapo en sus brazos. Aegon frunció el entrecejo, no había visto a Aemond desde el día anterior así que verlo en ese momento lo confundió, pero también se preocupó al ver la expresión que tenía en el rostro.

—¡Aegon!—lo llamó apenas sus ojos se encontraron.

—¿Estás bien?—preguntó confundido cuando el menor se detuvo frente a él.

—Mira—Aemond extendió el trapo hacía él haciendo que se deslizara un poco y dejara ver ¿un dragón?

—Un dragón—jadeo Alan sorprendido.

—¿De dónde lo sacaste?—preguntó Clement.

—¿Eclosiono el huevo que te regaló mamá?—Aemond asintió emocionado—¿Le dijiste?—ahora negó. —Íbamos a buscarla, ven con nosotros.

El pequeño dragón era de escamas naranjas con alas y crestas amarillas, parecía una pequeña flama de fuego, siempre ardiendo. Aegon no podía dejar de verlo, incluso cuando Aemond lo apretó contra su pecho como si temiera que fuese a desaparecer en cualquier segundo, su corazón dolió al ver la escena. ¿Por qué no pudo haber sido un buen hermano antes y encontrar un huevo para él? ¿Por qué tuvo que hacerlo sufrir por no tener un dragón?

Sacudió la cabeza para eliminar esos pensamientos y siguió su camino. Estaban llegando a su destino cuando sir Harrold los interceptó para avisarles que estaban esperando por ellos para comenzar su viaje. Aemond hizo una mueca de incomodidad, no del todo feliz ante la idea de despedirse de su tío y su hermana, pero los siguió de todos modos. Fueron llevados a la entrada principal de la fortaleza dónde ya se encontraban todos, incluso Helaena y su madre. Aegon fue hasta su madre que le sonrió a penas lo vio, pero su sonrisa fue cambiada por una expresión de sorpresa al ver a Aemond.

—Oh, Aemond, que felicidad—Rhaenyra se agachó a su altura para ver bien al dragón. —¿Lo nombraste?

—¡Si!—Aemond sonrió, tan emocionado que ignoró la mirada desaprobatoria de su madre—¡Se llama Stormfyre!

—Un gran nombre para un gran dragón—la Princesa pasó su dedo por la nariz de su hermano haciéndole reír. —Cuando regrese te regalaré tu primera ropa de montar.

thicker than water. (house of the dragon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora