15; CORAZÓN DE MADRE

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CORAZÓN DE MADRE

La fiebre se había ido, eso había relajado momentáneamente a Rhaenyra, al menos lo suficiente como para dormir por un par de horas. La Princesa no se había movido de su lugar junto a su hijo mayor en ningún momento, casi no comía, y apenas se movía para darse un baño rápido, hasta durante las visitas de Jacaerys se mantenía a un lado de la cama. Laena era quién pasaba más tiempo con ella, siempre manteniéndose cerca por si algo sucedía, Laenor estaba encargado de interrogar a los sospechosos que tenían así que sólo regresaba a la habitación por la noche. Rhaenyra agradece profundamente que su esposo fuera quién se hacía cargo de todo aquello porque ella no podía soportar el pensamiento de alejarse de su hijo por mucho tiempo.

Tanta había sido su desesperación que acabó mandando a llamar al maester Gerardys en Dragonstone apenas un día después de lo ocurrido.

Era la mañana del tercer día y la preocupación la estaba consumiendo al no tener reacción alguna de su hijo, pero se distraía trenzando el cabello de su niño con cariño o leyendo su libro favorito. Estaba sentada en la cama, con Helaena en sus piernas y un libro grueso abierto frente a ellas, la menor leyendo a medias la página que hablaba sobre como el Norte se unió a Aegon el Conquistador. Era el libro que siempre le leía a Aegon en el Godswood, su favorito, y el que ahora usaba para ayudar a Helaena con su lectura.

—Mamá, ¿cuando despertara Egg?—preguntó Helaena, completamente ignorando como Rhaenyra pasaba la página del libro. Sus ojos llenos de preocupación cayeron sobre el rostro de su hermana mayor, su madre.

Rhaenyra miró a su hijo, inconsciente junto a ellas, y luego miró a su hermana, la que siempre había deseado. La hija que quería. Un suspiro derrotado se le escapó y tuvo que forzarse a sonreír para darle confort a la niña.

—Debemos esperar un poco más, aún necesita descansar—le aseguro pasando una mano por su cabello—, pronto va a despertar.

Realmente no estaban seguros de si iba a despertar, pero no iba a decirle eso a Helaena, no podía.

Helaena no dijo más nada, solo asintió y regresó su mirada al libro, pero no continuó leyendo. La mayor la atrajó a su pecho y acarició su espalda con cariño. Se quedaron así por un buen rato, solo disfrutando del confort que les brindaba el estar cerca. La menor de las dos cerró los ojos, acurrucadose en el regazo de su hermana. Antes pensaba que eso estaba mal, pero mientras más tiempo pasaba con Rhaenyra, Aegon y Laenor, más se daba cuenta que quizás era su madre, Alicent, quién estaba equivocada.

Rhaenyra no quería matarlos, ella los quería.

—Rhaenyra—la voz de Laena llamó su atención y las dos se giraron para mirarla. —La Reina pide que la Princesa Helaena regrese con ella.

—Vendré mañana—comentó la niña al sentir como Rhaenyra se tensaba—, lo prometo, Nyra.

—Te esperaré aquí—le prometió besando su cabeza antes de soltarla.

Helaena se bajó de la cama y le sonrió a la mayor antes de caminar hacía la puerta, Laena le sonrió cuando pasó a su lado y la dejó irse sin problema. Una vez la puerta se cerró Laena avanzó hacía la cama y se sentó en el borde, sus ojos cayendo sobre su sobrino.

—Al parecer encontraron más sospechosos, pero madre dice que es mejor no divulgarlo hasta que tengan pruebas concretas—le comentó sin despegar la mirada de su sobrino.

Rhaenyra no dijo nada, ¿qué podría decir? ¿Demandar saber los nombres? No podía, eso solo reduciría sus oportunidades de atrapar al culpable y entonces no podría hacer justicia por lo que le había pasado a su hijo. Debía esperar a que Laenor encontrase al culpable, que lo arrastrara a sus pies para ejecutarlo.

thicker than water. (house of the dragon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora