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tres

TRES
suffering soul

    —¿Qué... Estás diciendo?

    —¿Estás sordo o qué? —cuestionó la figura, irritada—. Que ahora eres un alma de pena. Mal por ti, porque mientras tu alma vague por ahí no podré llevarla al cielo.

    —¿Ah? —formuló, como si le hubiese caído un balde de agua fría—. ¿P-Por qué...?

    —Pues porque unos idiotas te asesinaron y escaparon, pagaron para que no se hiciera justicia tu caso y por eso tu alma no puede irse en paz hasta que alguien ponga tras las rejas a los culpables —explicó de manera rápida—. Y yo no puedo acompañarte siempre ya que, oh, ¡estoy encargado de llevarme las almas de todas las personas que mueren!

    —Pero eso no... —murmuró, atónito—. Y-Yo no quiero estar vagando por aquí para siempre...

    —Pues tendrás que esperar hasta que tu caso se haga justicia. Tu madre está haciendo todo lo posible, pero a la pobre nadie le hace caso —habló, levantándose de donde ambos estaban sentados—. Bueno, ya tengo que irme. Vaga por ahí o qué se yo, es lo único que puedes hacer. Nadie te verá, espanta a las personas, eso es divertido.

    —Pero... —habló por lo bajo, y La Muerte lo miró de reojo—. M-Me quedaré solo.

    —¿Y te da miedo? Nadie puede hacerte daño —respondió, y bajo la túnica la figura rodó los ojos—. No eres la única alma en pena en este mundo, ni tampoco la única persona que murió. Muchas personas mueren todo el tiempo, no me voy a quedar siempre contigo.

    —¿Hay más almas como yo? —preguntó, con la voz algo temblorosa.

    —Eso fue lo que dije. Socializa con otras almas en pena si te aburres, hay una chica por ahí que tenía tu edad y fue asesinada por otra chica que se enamoró de ella y no le correspondió —explicó vagamente, comenzando a desvanecerse—. Yo también tengo que encargarme de otras almas.

    Y con eso, se desvaneció por completo. El chico —o al menos su alma— se quedó solo, y aunque algunas personas vagaran por la zona en la que se encontraban, nadie podía verlo. Él no podía interactuar con nadie, y no soportaría la idea de ir a visitar a su madre y ver cómo sufría por su asesinato.

    Pensaba que morirse le iba a traer la paz y la tranquilidad. Pensaba que después de la muerte había un simple vacío, o se iría al cielo. Pero él preferiría estar en un vacío sin salida a que tener a su alma vagando por el mundo que siempre lo trató mal hasta que su caso se hiciera justicia.

    Caminó vagamente por ahí, aunque percibirá que algunas personas se sentían incómodas ya que su presencia podía percibirse en el lugar. No le gustaba aquello, y aunque recordaba haber dejado que aquellos chicos lo mataran para no volver a sentirse maltratado, no quería vagar por ahí y aterrar a las personas.

    ¿Prefería vagar en un mundo que fue injusto con él, o estar vivo en un mundo que toda su vida sería injusto con él? Ambas eran malas, de hecho.

    Pero teniendo a su alma en pena, él, al menos, podía seguir viendo a La Muerte.

    La Muerte le parecía hermosa.