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NUEVE investigation
—¡Kacchan! —exclamó el pecoso con una gran sonrisa al verlo aparecer. El cenizo tenía una expresión neutra, pero dejó mostrar una pequeña sonrisa sin evitarlo al ver la manera en la que el alma del chico lo recibía—. Hola de nuevo.
—Hola.
—¿Cómo te fue?
—Deku —murmuró, y Midoriya hizo un pequeño sonido con su garganta haciéndole saber que lo estaba escuchando—. Un policía abrió una investigación para tu caso.
Izuku sintió la garganta seca, y tuvo la sensación de que un balde de agua fría le caía. Justo como cuando él le había dicho que era un alma en pena.
—¿Q-Qué...?
—Las plegarias de tu madre se escucharon —susurró, mirando hacia abajo. Fingiendo que él no había ayudado en nada—. Un nuevo policía abrió una investigación para dar con los culpables de tu caso.
—Eso... —sus ojos se abrieron de más y su expresión tembló—. No... No puede ser, Kacchan. No debo dejarte solo...
—Puedes hacerlo, Deku —habló de inmediato—. No me importa quedarme solo. Tu alma merece ser liberada.
—¡No, Kacchan! —gritó el pecoso, lleno de impotencia—. ¡¿Hiciste algo?!
—¿Y si lo hice qué? —preguntó, mirándolo a los ojos. Tuvo que desviar la mirada para no ver la expresión rota que le había demostrado Izuku—. No deberías quedarte conmigo. No debes renunciar a tu libertad solo para que yo no me quede solo.
—Yo había tomado la decisión, Kacchan —murmuró, su expresión se oscureció un poco—. Yo fui el que quiso quedarse contigo. Yo mismo renuncié a mi libertad para quedarme contigo. No debiste meterte...
—Pues lo hice. Hice lo correcto —se dijo, sin mirarlo—. Deku, no te conviene estar con alguien como yo. Mereces ser feliz.
—Yo contigo soy feliz —habló de inmediato—. No quiero apartarme de tu lado.
—¿Te quedarías vagando por este vasto mundo para siempre solo para no dejarme solo?
—Haría cualquier cosa sólo para que no te sientas solo.
Katsuki se quedó callado, y tuvo que tragar saliva para no soltar una lágrima. Sintió como Izuku lo recibía en sus brazos y bajaba la capucha de la túnica para acariciarle el cabello. Y aunque Kacchan quisiera ser egoísta, dejar a Izuku para él solo, no era lo que en verdad debía hacer. Era La Muerte, y su trabajo era guiar las almas liberadas al cielo o al infierno. En lo que el alma de Deku fuese liberada, él tenía que llevarla al cielo; por más que Izuku se quejara, llorara, y pataleara, su deber era hacer eso.
No podía hacer nada para evitarlo.
—Estoy tan enamorado de ti, Deku —se atrevió a decir. Midoriya sonrió.
—Gracias por no hacerme sentir solo todo este tiempo —murmuró, apretándose contra él y sin quererlo dejar ir, sabiendo que en algún momento tendría que hacerlo.
—Lo haría siempre, Kacchan —y Katsuki se sentía encantado con la manera en la que Izuku le hablaba, se sentía hechizado con la manera en la que el pecoso le acariciaba el cabello, y se quedaba embelesado viendo su sonrisa.
Y se dedicó a apreciarlo por el tiempo que le quedaba, ya que sabía que Midoriya no podría quedarse a su lado para siempre. Había cometido el peor error en enamorarse de él, y permitir que Deku también se enamorara de él. En primer lugar no debió acompañar a Izuku todos los días, sabiendo que lo había hecho para aliviar su propia soledad.
La Muerte se había enamorado de un alma en pena, y sabía que enamorarse conllevaba a aprender a dejar ir.
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