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Todos sus amigos sabían que Rodrigo era muy cariñoso, le encantaba andar abrazando a cualquiera que se le cruzara en frente, bueno, al menos a la mayoría a quien consideraba cercanas. El más alto lo sabía, por supuesto que lo sabía, era uno de los que más recibía a diario las demostraciones de afecto de carre.
Y a pesar de saber eso del castaño, aún así sabía que aveces podía llegar a ser un poco evasivo con estás muestras, claro que nunca fue muy brusco al rechazar los abrazos o los besos que le daba el mayor, pero esta vez había sido diferente.
Ese día Iván estaba un poco malhumorado, parecía que nada le estaba salíendo bien, no había logrado dormir nada, su casa estaba hecha un lío, cuando fue a comprar algunas cosas que necesitaba no compró capelettinis porque no había, eso le molestó bastante.
Más tarde ese día, un mensaje le llegó al pelinegro, de nada más y nada menos que su mejor amigo, Carre, diciendo que iba a venir a su departamento porque no tenía nada más que hacer. No hubiera tenido problemas con eso, era un hábito caer a la casa de alguno sin preguntar primero, ambos sabían que siempre estarían para cualquier cosa, pero en ese momento no tenía ganas de recibir a nadie.
Había tratado de mandarle mensaje a Rodrigo diciéndole que ese día estaba muy ocupado y no tenía tiempo, pero ya era tarde, seguramente ya debía estar en camino.
Cuando el más bajo llegó, fue saludado por un fuerte abrazo del castaño, que duro mucho para su gusto, así que sin quererlo fue un poco brusco al sacar los brazos de carre que estaban alrededor de su cuello. Rodrigo se extrañó un poco ante eso, sabía que a Iván no le gustaban los abrazos, y la mayoría de veces se lo sacaba de encima lo más delicadamente posible, pero está vez había sido un poco diferente a su parecer.
Había notado que el menor tuvo la mayor parte del tiempo el ceño fruncido, en una expresión molesta, que no entendía por qué era, por un momento se sintió incómodo al pensar que el pelinegro no lo quería en su casa, pero lo descartaba al instante, a ninguno de los dos le disgustaba estar con el otro.
"Ivi... ¿Todo bien, wacho?" Preguntó suavemente, si Iván estaba enojado no quería ser un motivo más para su malhumor.
El contrario lo miró en silencio un momento.
"Sí, ¿Por qué preguntas?" Soltó seco.
El petiso no iba a mentir, le había dolido un poco como le contestó, nunca le hablaba así, no a él.
"Bueno, sólo te hacía una pregunta, no me contestes así"
"Y bueno wacho, entonces no preguntes pelotudeces" se levantó del sillón en donde estaban sentados para ir a la cocina por un vaso de agua.
El castaño quedó sentado en el sillón, con su mirada puesta en donde se había ido el más alto. ¿Por qué lo habrá tratado así? Sabían tratarse así aveces jodiendo, pero está vez había sonado literal. Se levantó para ir a dónde su amigo, viendo cómo este estaba de espaldas a dónde él estaba, se acercó un poco y cuando el otro se dió vuelta sin pensarlo lo abrazó.
El cansancio junto con su mal humor había sido detonante para que inconscientemente apartará al castaño con más fuerza de lo debido, haciendo que Rodrigo casi caiga, lo que hizo asustar al petiso.
"¡Basta, wacho, dejá de joder un rato! Sos insoportable" gritó. El contrario lo miró un poco desconcertado.
"¡¿Qué mierda te pasa Iván?! ¡¿Por qué me tratas así?!" También gritó, podía entender que estuviera enojado por algo, pero no era motivo para que lo tratará de esa forma.
"¡Cómo te trato, Rodrigo, cómo te trato! Deja de decir estupideces, ¡¿Por qué no me dejas en paz una vez en tu vida?! ¡No quiero que me abraces!" estaba fuera de sí, no se daba cuenta del daño que le hacía a su querido amigo por como le hablaba.
Rodrigo se podría considerar una persona sensible, a la mínima discusión con alguien, le agarraban ganas de llorar, pero ahora eran más fuertes las ganas al estar discutiendo con Iván.
Inevitablemente lágrimas se juntaron en sus ojos, volviéndolos brillantes. No quería llorar pero se le estaba haciendo imposible, no quería pelear con él.
El pelinegro, en medio de su furia, se dió cuenta que el más bajo estaba llorando, eso hizo que su enojo se calmara un poco, se quedó parado sin saber que hacer ¿Qué había hecho? Hizo llorar a la persona más importante de su vida.
Con cuidado, lentamente, se acercó a su castaño amigo, intentó abrazarlo, pero Rodrigo se removió en medio del llanto, evitando que ahora él lo tocara.
"Rodrigo, Rodri, perdoname, yo no quise- no quise tratarte así, perdoname" le habló ahora suavemente, su enojo se había ido por completo, no era culpa de su amigo que él estuviera enojado.
"No, No dejáme" intentó sacárselo de encima, pero el pelinegro un poco desesperado lo abrazó con más fuerza, evitando que se alejara.
"No, Rodri, perdoname, por favor, estaba enojado, soy un pelotudo, perdoname" aún abrazando al más bajo lo meció en sus brazos, acariciando su cabello, llendo más lejos le dió un pequeño beso de disculpa en su cabeza.
Soltó un suspiro cuando sintió los brazos del más bajo en su espalda correspondiendo su abrazo, era la primera vez que no sentía incomodidad al demostrar afecto de esa manera.
"Te perdono, pero igual sos un pelotudo de mierda" dijo, tenía sus ojos cerrados, su cabeza estaba apoyada en el pecho del más alto, disfrutando de lo cálido que se sentía estar en los brazos de su amigo. Iván soltó una risa, estando de acuerdo con lo que dijo el petiso.
El resto del día se la pasaron juntos, el castaño se hizo cargo de hacer que el menor estuviera bien, ayudó a limpiar su departamento, le cocinó capelettinis, y luego se acurrucaron en el sillón de la sala a ver una película, que no terminaron porque el más alto al estar entre los brazos del castaño se durmió inmediatamente. Quizás podría acostumbrarse a esto.
