¿Qué soñaste?

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Su cara hizo una mueca cuando la luz de los rayos del sol traspasaron la fina tela de las cortinas, pegándole directo en sus ojos; causando que estos se abran, dejando ver el color verde de estos. Así se quedó un rato mirando el techo, mentalizadose que tenía que levantarse para comenzar su día.

Soltó un quejido lastimero cuando se dio la vuelta y quedó cara a cara de su novio, plácidamente dormido. Sonrió, admirado por el atractivo que poseía el chico ¿Era si quiera legal ser tan sexi? Podía ver su espalda blanca desnuda; a Iván no le gustaba tener su camiseta cuando dormía, así que se la quitaba antes de acostarse, cosa que le encantaba a Rodrigo, ver a su novio así era un deleite para el todas las mañanas.

Rió un poco avergonzado por el pensamiento fugaz que pasó por su cabeza, de Iván tomándolo fuertemente y sin compasión, eso le gustaba, pero también era de lo suave y delicado. Totalmente cursi ¿No?

Sacudió su cabeza, golpeandose mentalmente por dejarse llevar por sus hormonas matutinas.

Decidido, tomó fuerzas y se levantó de la cómoda cama, sufriendo internamente por tener que hacerlo, no podía dormir todo el día.

Bajó las escaleras, aún con sueño.  iba a prepararse un café para poder quitarse el sueño completamente. Una vez llegó a la cocina, tomó la cafetera y se preparó el dichoso café.

Al estar de espaldas, no notó que alguien más había entrado a la cocina, pegando un mini salto cuando sintió que lo tomaban de la cintura y repartían pequeños besos en todo su cuello y clavículas. Él dormía con camisetas con el doble de su talla, así que su cuello siempre quedaba al descubierto, cosa que sabía que le encantaba al chico.

-Mhhm, Buenos días, lindo- se removió un poco al sentir cosquillas en la zona donde el chico posaba sus labios. Puso ambas manos encima de las de su novio, acariciando de vez en cuando sus brazos.

El pelinegro no dejó su labor de besar el cuello del más bajo, pero igualmente respondió.

-Buenos días- dijo simplemente, aún muy dormido como para agregar más.

-¿Cómo dormiste?- giró su cara sólo un poco para poder darle un beso en la mejilla. Iván al sentir los labios de su tierno novio, fue dejando un camino de besitos a lo largo de todo su cuello hasta llegar a los cachetes, y finalmente, a sus labios, que besó lentamente, sin prisa, sabiendo que tenían todo el tiempo del mundo.

Lamentablemente, el aire hacia falta y tuvieron que separarse.

-Bien... Anoche soñé con vos- dijo. ambos estaban abrazados, con el más alto envolviendo con sus brazos la cintura del más bajo y este acariciando ambos brazos con una mano y la otra la había subido hasta la cabeza del chico, mimándolo, jugando con los rizos pelinegros.

-¿Ah, si? ¿Y que soñaste? Si es que puedo saber- Iván le sonrió, una sonrisa traviesa es todo lo que pudo ver Rodrigo, lo que despertó más interes en saber que había soñado.

- Mhhm, me olvidé- Rodrigo golpeó su brazo, haciendo reír al pelinegro, quien retomó sus besos en el cuello de su novio.

-Dale, hijo de puta, ahora me dejaste con la duda- se removió inquieto por los besos, que se habían hecho más profundos.

-Seguro que querés saber?- el tono bajo en que lo dijo no dejó muy seguro a Rodrigo, sin embargo, asintió.

Las manos que hasta ese momento se habían mantenido quietas en su lugar, comenzaron a pasearse lentamente por todo su abdomen por encima de su ropa; sintiendo su piel erizarse ante el toque de su chico.

Se sintió más ansioso cuando las manos del pelinegro pasaron de estar encima de su ropa, a colarse debajo de su camisa, acariciando su cintura y pasar por todo su cuerpo hasta llegar a sus pezones que apretó.

- Dios, Iván, te ponés re horno a la mañana-
Sentía su cuerpo arder ante el toque del contrario.

- ¿Querés saber que soñé?- una de sus manos apretaron el pezón del bajito, sacándole un gemido a este, mientras que la otra se dedicó a acariciar sus caderas, jugueteando con el elástico del pantalón pijama que el castaño traía puesto.

-Soñé que estábamos así como ahora, yo venía y te agarraba así- la mano que se posaba sobre su cadera se movió rápidamente, clavando sus dedos en ella, dándolo vuelta y subiéndolo a la mesada  de la cocina. Un quejido se escuchó, cosa que lo hizo al menor sonreír deseoso de escuchar más de eso.

- Para, Iván, recién te levantas, además tenemos que desayunar- el castaño intentó removerse como pudo, tratando de zafarse del agarre del chico que lo tenía bien inmóvil.

-Creo que ya tengo mí desayuno- con una sonrisa, se acercó y fue directo a atacar su cuello, esta vez más profundo, haciendo jadear al castaño.
























Cómo siguieron, se los dejo a su imaginación.

𝐎𝐧𝐞 𝐬𝐡𝐨𝐭𝐬 - ʀᴏᴅʀɪᴠᴀɴ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora